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TE CONOCÍ EN ESA
HORA IMPRECISA
A José
Luis CARREÑO,
TE CONOCÍ EN ESA HORA IMPRECISA
de los atardeceres, en ese clima húmedo
de corrientes amargas con los sentidos cómplices
a no decir palabra, en esa hora sin vuelta
atrás del “Consumatum est!” plantado
como un extraño árbol solitario
en lo alto del monte.
Pero, aunque maltrecho, saltaste como ciervo
sorprendido
– «¿Quién te lo ha dicho?» – al verte desvelado
en tu misterio – «Lo tuyo ha sido el mar».
Yo había intuido en ti esa clave
ardiente por la música de ola
y brazo abierto de tu acordeón,
por el ritmo y el lirismo impreso
a tu verbo cultísimo, por las idas y vueltas
sembrando la semilla que abrasaba tu mano,
reclutando más brazos jornaleros
para tus nuevas viñas, lejanas, insaciables, sin
fronteras.
Por tu mar yo accedí a un mundo misterioso,
a una geografía poblada de unos nombres
tan bellos como extraños: Goa, Mumbai, Chennai,
Kotagiri, Vellore, Tirupattur …
Al fin, te he descubierto aquí en Tirupattur,
cuando tú ya no estás y sin embargo
estás más vivo que cuando tú soñabas.
Donde era de locos en tus días
asociar el futuro a los deseos,
la visión a los sueños, los mañanas
inéditos a presentes de niebla
o a eso que llamamos la dura realidad
de cada día cuando no es otra cosa
que la mediocridad o una ordinaria miopía.
Con la materia de tus sueños
se teje
hoy la vida en este College.
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