Nuestra mocedad se ha deslizado en un ambiente ruinoso y sórdido.

No hemos tenido maestros ni se nos ha enseñado la disciplina de la esperanza.

José ORTEGA Y GASSET.

¡ALZAOS, PUERTAS!¹⁷

Abrid, página a página,

este inmenso evangelio de camino interior

que acumula los hitos y los pasos

conducentes a la sede recóndita

de la serenidad y del dominio

por muy arduos accesos de silencio y templanza.

Si acaso no acostumbran vuestros pasos

a frecuentar la vuestra,

con toda libertad pisad mi casa

en todas y cada una de sus estancias íntimas:

en mí conoceréis

vuestro nombre de pila y el rumbo y el destino.

Entrad

y desde dentro dad una vuelta a la llave

para cerrar el paso a los miedos y huidas.

Peregrinad

a vuestra patria íntima solamente, solos.

Haceos al lenguaje del silencio.

Que os cubra esa niebla que desciende

del monte sin senderos ni prisas. Que os perfume

con incienso quemado en el ara

de vuestro propio templo. Que os devuelva

a la vida. Y que embalsame ese

preciso instante en que viváis de veras

con el fresco rocío de las horas tempranas.