- 51 -
Tú
eres Pedro
y
sobre esta roca edificaré mi Iglesia.
Mateo
16, 18
PEREGRINA, HASTA ROMA, DEL ORIENTE
arribaba la nave30 en busca de anclaje,
como un leño sin velas y a la fuerza hecho al mar
con el único rumbo de ser fiel al misterio.
Clavos en vez de anclas y de amarras
sujetarán las manos y los pies
del patrón - como al Maestro - a mástiles
en cruz y a la muerte misma. Casa
será la nave. La urbe será el puerto:
afluirán senderos infinitos
del mundo hasta su boca. Y la mar
llegará a ser parábola. El martirio,
piedra de toque, sello y garantía.
De Roma, peregrino –a su reino,
a esta casa– regresa el soberano31.
Con el polvo de los muchos caminos
y los tantos cansancios, trae los ojos
- 52 -
bien abiertos porque ha visto el mundo,
y el mundo no es cerrado ni pequeño.
Es fe robustecida. Y un propósito
al hombro, como un símbolo: esta casa
piedra será -como su reino en cierne -,
Pedro será su roca, el fundamento.
A sus ojos intensos, de madera,32
miro yo cara a cara. Me asombra
su ya antigua firmeza, el perfil
tan noble y tan compuesto de su talle.
Con él viene el recuerdo de contrita,
recóndita emoción de renegado
y silbos de pastor en unos labios
que responden “Te amo”. “Te amo”. “Te amo”
a quien tres veces pide una respuesta.
|