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Carlos Garulo
En el cuerpo del alma

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  • DOMINGO DE  METÁFORAS  Y  CÁNTICOS
    • REVELACIÓN. LA MUERTE ERA HASTA ENTONCES UNA SIMPLE PALABRA
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REVELACIÓN

 

LA MUERTE ERA HASTA ENTONCES UNA SIMPLE PALABRA,

de paso y extranjera,

vacía de un significado bien preciso

- como hay tantas otras - por la pura ignorancia.

 

He dado ahora en saber que es un camino

de tinieblas espesas interiores

de ardua trasgresión.

 

Que sólo se conjuran

las ráfagas oscuras de su andar

a tientas, de sus miedos,

con briznas de una llama

nacida de la leña de tu cuerpo.

 

Que para el día nuevo que amanece

se pronostican fuegos siderales,

pero éstos se encienden solamente

con la chispa de un rayo

caída – casi siempre

en un vendaval de contratiempo -

sobre tu sorprendido bosque, desarmado.

 

Que en los incendios del crepúsculo madura

una luz vacilante, mortecina,

luz distante de todas

las luces y los fuegos de artificio,

de la resignación,  del desconsuelo

o de la imperturbable indiferencia.

 

Que hay óleos y aceites

que alimentan la vida desvalida

que flamea, reciente, en el pábilo,

mientras, estremecida,

la vida que ya ha sido se desalma.


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Que la vida así ungida de perfume respira,

ya importa poco dónde.

 

Que el llanto que crepita y los párpados

que entornan con temblor manos piadosas

son memoria de ayer,

son ya parto por siempre / del mañana.


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QUISIERA YO APRENDER

a vivir los momentos

aquellos cuando dicen

que ya no es vivir

lo que se está viviendo:

la victoria es sublime

por aquella sutil

y amarga incongruencia

de sus punzantes lanzas.


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DAME, DIOS MÍO, UN NOBLE SENTIMIENTO

para el tiempo inhóspito que corre.

Dámelo.

   Dame el silencio

donde se albergue y duerma

distendido el sentimiento.

Búscame cuando sueñe

- en el fragor del bosque silencioso -

que mi sed de Ti arde

con su abundante leña perfumada.

 

Cuando queme en mi alma para Ti

el incienso que he andado respigando

con afán en el tiempo

vivido, ábreme el labio,

¡ábrelo!, con tu beso y con tu abrazo.

Que, en ese mismo instante,

alguien con pluma y sello certifique

que, irremediablemente,

                                          yo estoy muerto/vivo.




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