Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
Carlos Garulo En el cuerpo del alma IntraText CT - Texto |
|
|
POESÍA “Seguro assento na coluna firme dos versos em que fico, nem temo o influxo inúmero futuro dos tempos e do olvido”. Fernando PESSOA, Odes (de Ricardo Reis)
ENTRABA YA EN EL SUEÑO CON « LAS FLORES del mal » entre las manos. Y aquel “La Creación es templo de pilares vivientes que a veces salir dejan sus palabras confusas” pulsó yo no sé bien qué oculto resorte. Lo cierto es que saltaron cuerpo y alma del lecho, con el solo pudor sobre los hombros, en busca de un papel y de un lápiz con los que abrir sin ruido la puerta a este poema.
¡Oh poesía, amante, compañera de amores indecibles, siempre atenta a escuchar las emociones – a veces tan confusas – que acceden a librarse del templo de pilares vivientes, de una pompa pontifical de tiempo ya desierto. Se aplican tus finísimas manos a lavar los ropajes que ni yo mismo sé cuándo en el baúl anclaron con la licencia caducada. Te veo dar jabón, resistir al cansancio mientras la culebra del agua va aclarando la espuma que insiste en retenerte. Sueles decir que es bueno que lo que estuvo oculto sane de su ceguera con la luz y al aire. Cargando a tus espaldas mi ser y mi vergüenza, secas en tu ventana miserias redimidas. Te colocas los lentes de coser y emprendes la tarea paciente de zurcir los detalles. De punto en blanco deja tu plancha mis camisas y así sigo sintiendo – sin confusión – las ganas de percibir la vida que ya vi sin sonrisa. Pienso que más que amante eres madre que me engendra en su vientre y que antes de alumbrarme de nuevo me recría con besos que compensen las duras pruebas que me esperan. A ti acudo, después de cada golpe, como a un espejo de reflexión perfecta que da la exacta imagen - sin los trucos y trampas consabidos - a la que dudo por algún instante si llamar por mi nombre y extender mi firma. Yo sé que no soy fuego inextinguible. Me contento con ser la doble llama, roja y azul, que despunta en el aire con su temblor de neófito el fuego. Frente a la recoleta sed que exhala el denso amor en llamas de mi templo, siento una de tus manos sobre el hombro, la otra con un pocillo de agua fresca para enjugar mis labios de la fiebre. ¿No será acaso vino, para escapar, borracho, de los legales límites en que amordaza estérilmente la cordura de los tiempos que corren o del futuro olvido?
|
Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL |