A
Todos los Custodios
A todos los custodios de los hermanos menores a quienes
lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro siervo y pequeñuelo en el Señor
Dios, os desea salud con los nuevos signos del cielo y de la tierra, que son
grandes y muy excelentes ante Dios, pero que son estimados en muy poco por
muchos religiosos y por otros hombres.
Os ruego, más que si se tratara de mí mismo, que, cuando
os parezca bien y veáis que conviene, supliquéis humildemente a los clérigos
que veneren sobre todas las cosas el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor
Jesucristo y sus santos nombres y sus palabras escritas que consagran el
cuerpo. Los cálices, los corporales, los ornamentos del altar y todo lo que concierne al sacrificio, deben
tenerlos preciosos. Y si el santísimo cuerpo del Señor
estuviera colocado en algún lugar paupérrimamente, que ellos lo pongan y lo
cierren en un lugar precioso según el mandato de la Iglesia, que lo lleven con
gran veneración y que lo administren a los otros con discernimiento. También los nombres y las palabras escritas del Señor, dondequiera que se
encuentren en lugares inmundos, que se recojan y que se coloquen en un lugar decoroso.
Y en toda predicación que hagáis, recordad al pueblo la penitencia y que nadie
puede salvarse, sino quien recibe el santísimo cuerpo y sangre del Señor (cf.
Jn 6,54). Y cuando es consagrado por el sacerdote sobre el altar y cuando es
llevado a alguna parte, que todas las gentes, de rodillas, rindan alabanzas,
gloria y honor al Señor Dios vivo y verdadero. Y que de tal modo anunciéis y
prediquéis a todas las gentes su alabanza, que, a toda hora y cuando suenan las
campanas, siempre se tributen por el pueblo entero alabanzas y gracias al Dios
omnipotente por toda la tierra.
Y sepan que tienen la bendición del Señor Dios y la mía
todos mis hermanos custodios a los que llegue este escrito y lo copien y lo
tengan consigo, y lo hagan copiar para los hermanos que tienen el oficio de la
predicación y la custodia de los hermanos, y prediquen hasta el fin todo lo que
se contiene en este escrito. Y que esto sea para ellos
como verdadera y santa obediencia. Amén
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