Queridos amigos, el ministerio de Obispo de Roma me une a
vosotros con una relación especial, y por eso cuento con vuestra cercanía
espiritual y con vuestro apoyo concreto y generoso. Por mi parte, os aseguro un
constante recuerdo en la oración por vosotros, por vuestras familias y por
todos vuestros seres queridos. Que el Señor os acompañe siempre. La Virgen
María, a quien hoy veneramos con el título de Nuestra Señora de Fátima, os
asista y proteja.