Reconozco con sentimientos de gratitud que su nación ha
reafirmado su compromiso de avanzar por un camino de paz y reconciliación. Al
actuar así, puede convertirse en un ejemplo para las demás en la región de los
Balcanes. Por desgracia, las diferencias culturales han sido a menudo fuente de
incomprensión entre los pueblos e incluso causa de conflictos y guerras sin
sentido. En efecto, el diálogo entre las culturas es una piedra angular
indispensable para la civilización universal del amor, que anhela todo hombre y
toda mujer. Por eso, lo animo a usted y a sus compatriotas a afirmar los
valores fundamentales comunes a todas las culturas; comunes, porque tienen su
fuente en la naturaleza misma de la persona humana. De este modo, la búsqueda
de la paz se consolida, permitiéndoles dedicar todos los recursos humanos y
espirituales al progreso material y moral de su pueblo, con espíritu de
fructuosa cooperación con los países vecinos.