Para realizar de modo adecuado el servicio que os espera y
que la Iglesia os confía, se necesita una sólida preparación cultural, incluido
el conocimiento de las lenguas, de la historia y del derecho, con una sabia
apertura a las diversas culturas. Además, es indispensable que, en un nivel aún
más profundo, os propongáis como objetivo fundamental de vuestra vida la
santidad y la salvación de las almas que encontraréis en vuestro camino.