Esta visita suya, señor presidente, es muy significativa,
porque está motivada por el recuerdo de dos santos copatronos de Europa, Cirilo
y Metodio, que forjaron desde una perspectiva cristiana los valores humanos y
culturales de los búlgaros y de otras naciones eslavas. Se puede decir también
que, gracias a su acción evangelizadora, se formó Europa, esta Europa de la que
Bulgaria se siente parte activa. Asimismo, ante los demás pueblos Bulgaria
tiene el deber de ser puente entre Occidente y Oriente. Al dirigirme a usted,
quiero expresarle mi aliento a todos sus compatriotas, para que prosigan con
confianza esta misión política y social específica.