Queridos hermanos, nuestro vínculo tiene por lo demás una
raíz precisa, que es la que une a todos los obispos del mundo con el Sucesor de
Pedro, pero que en esta nación asume un vigor especial, porque el Papa es
Obispo de Roma y primado de Italia. La historia ha mostrado, a lo largo de ya
veinte siglos, cuán grandes frutos ha dado este vínculo particular, tanto para
la vida de fe y el florecimiento de civilización del pueblo italiano, como para
el ministerio del mismo Sucesor de Pedro. Por eso, inicio el servicio nuevo e
inesperado al que el Señor me ha llamado sintiéndome íntimamente confortado por
vuestra cercanía y solidaridad; juntos podremos cumplir la misión que
Jesucristo nos ha encomendado; juntos podremos dar testimonio de Cristo y
hacerlo presente hoy, al igual que ayer, en los hogares y en el corazón de los
italianos.