Las recientes elecciones en Zimbabue han puesto las bases
para lo que espero sea un nuevo comienzo en el proceso de reconciliación
nacional y de reconstrucción moral de la sociedad. Aprecio la significativa
contribución al proceso electoral que habéis dado a los fieles católicos y a
todos vuestros compatriotas con vuestra Declaración pastoral conjunta publicada
el año pasado.
Como habéis afirmado con acierto en dicha Declaración, la responsabilidad por
el bien común exige que todos los miembros de la comunidad política colaboren a
fin de poner firmes cimientos morales y espirituales para el futuro de la
nación. Con la publicación de la Declaración y de vuestra más reciente Carta
pastoral "El grito de los pobres", habéis hecho que la
sabiduría del Evangelio y la rica herencia de la doctrina social de la
Iglesia influyeran en el modo de pensar y en los criterios prácticos de los
fieles laicos, tanto en su vida diaria como en sus esfuerzos por actuar como
miembros honrados de la comunidad.