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Alonso de Ercilla y Zúñiga
La Araucana

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  • Canto I
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Canto I

El cual declara el asiento y descripción de la provincia de Chile y Estado de Arauco, con las costumbres y modos de guerra que los naturales tienen; y asimismo trata en suma la entrada y conquista que los españoles hicieron hasta que Arauco se comenzó a rebelar.

No las damas, amor, no gentilezas

 

de caballeros canto enamorados;

 

ni las muestras, regalos ni ternezas

 

de amorosos afectos y cuidados:

 

mas el valor, los hechos, las proezas

5

de aquellos españoles esforzados,

 

que a la cerviz de Arauco, no domada,

 

pusieron duro yugo por la espada.

 

Cosas diré también harto notables

 

de gente que a ningún rey obedecen,

10

temerarias empresas memorables

 

que celebrarse con razón merecen;

 

raras industrias, términos loables

 

que más los españoles engrandecen;

 

pues no es el vencedor más estimado

15

de aquello en que el vencido es reputado.

[10]

Suplícoos, gran Felipe, que mirada

 

esta labor, de vos sea recebida,

 

que, de todo favor necesitada,

 

queda con darse a vos favorecida:

20

es relación sin corromper, sacada

 

de la verdad, cortada a su medida;

 

no despreciéis el don, aunque tan pobre,

 

para que autoridad mi verso cobre.

 

Quiero a señor tan alto dedicarlo,

25

porque este atrevimiento lo sostenga,

 

tomando esta manera de ilustrarlo,

 

para que quien lo viere en más lo tenga:

 

y si esto no bastare a no tacharlo,

 

a lo menos confuso se detenga,

30

pensando que, pues va a vos dirigido,

 

que debe de llevar algo escondido.

 

Y haberme en vuestra casa yo criado,

 

que crédito me da por otra parte,

 

hará mi torpe estilo delicado,

35

y lo que va sin orden lleno de arte:

 

así, de tantas cosas animado,

 

la pluma entregaré al furor de Marte;

 

dad orejas, Señor, a lo que digo,

 

que soy de parte de ello buen testigo.

40

Chile, fértil provincia, y señalada

 

en la región antártica famosa,

 

de remotas naciones respetada

 

por fuerte, principal y poderosa,

 

la gente que produce es tan granada,

45

tan soberbia, gallarda y belicosa,

 

que no ha sido por rey jamás regida,

 

ni a extranjero dominio sometida.

[11]

Es Chile Norte Sur de gran longura,

 

costa del nuevo mar del Sur llamado;

50

tendrá del Este al Oeste de angostura

 

cien millas, por lo más ancho tomado,

 

bajo del polo Antártico en altura

 

de veinte y siete grados, prolongado

 

hasta do el mar Océano y Chileno

55

mezclan sus aguas por angosto seno.

 

Y estos dos anchos mares, que pretenden,

 

pasando de sus términos, juntarse,

 

baten las rocas y sus olas tienden;

 

mas esles impedido el allegarse;

60

por esta parte al fin la tierra hienden

 

y pueden por aquí comunicarse:

 

Magallanes, Señor, fue el primer hombre

 

que, abriendo este camino, le dio nombre.

 

Por falta de piloto, o encubierta

65

causa, quizá importante y no sabida,

 

esta secreta senda descubierta

 

quedó para nosotros escondida:

 

ora sea yerro de la altura cierta,

 

ora que alguna isleta removida

70

del tempestuoso mar y viento airado,

 

encallando en la boca, la ha cerrado.

 

Digo que Norte Sur corre la tierra,

 

y baña la del Oeste la marina;

 

a la banda del Este va una sierra

75

que el mismo rumbo mil leguas camina:

 

en medio es donde el punto de la guerra

 

por uso y ejercicio más se afina:

 

Venus y Amor aquí no alcanzan parte;

 

sólo domina el iracundo Marte.

80 [12]

Pues en este distrito demarcado,

 

por donde su grandeza es manifiesta,

 

está a treinta y seis grados el Estado

 

que tanta sangre extraña y propia cuesta:

 

éste es el fiero pueblo no domado

85

que tuvo a Chile en tal estrecho puesta,

 

y aquel que por valor y pura guerra

 

hace en torno temblar toda la tierra.

 

Es Arauco, que basta, el cual sujeto

 

lo más de este gran término tenía,

90

con tanta fama, crédito y conceto

 

que del un polo al otro se extendía:

 

y puso al español en tal aprieto

 

cual presto se verá en la carta mía:

 

veinte leguas contienen sus mojones,

95

poséenla diez y seis fuertes varones.

 

De diez y seis caciques y señores

 

es el soberbio estado poseído,

 

en militar estudio los mejores

 

que de bárbaras madres han nacido:

100

reparo de su patria y defensores,

 

ninguno en el gobierno preferido;

 

otros caciques hay, mas por valientes

 

son éstos en mandar los preeminentes.

 

Sólo al señor de imposición le viene

105

servicio personal de sus vasallos,

 

y en cualquiera ocasión cuando conviene

 

puede por fuerza al débito apreamiallos;

 

pero así obligación el señor tiene

 

en las cosas de guerra doctrinallos,

110

con tal uso, cuidado y diciplina,

 

que son maestros después de esta doctrina.

[13]

En lo que usan los niños, en teniendo

 

habilidad y fuerza provechosa,

 

es que un trecho seguido han de ir corriendo

115

por una áspera cuesta pedregosa;

 

y al puesto y fin del curso revolviendo

 

le dan al vencedor alguna cosa:

 

vienen a ser tan sueltos y alentados

 

que alcanzan por aliento los venados.

120

Y desde la niñez al ejercicio

 

los apremian por fuerza y los incitan,

 

y en el bélico estudio y duro oficio,

 

entrando en más edad, los ejercitan:

 

si alguno de flaqueza da un indicio,

125

del uso militar lo inhabilitan;

 

y al que sale en las armas señalado

 

conforme a su valor le dan el grado.

 

Los cargos de la guerra y preeminencia

 

no son por flacos medios proveídos,

130

ni van por calidad, ni por herencia,

 

ni por hacienda y ser mejor nacidos;

 

mas la virtud del brazo y la excelencia,

 

ésta hace los hombres preferidos;

 

ésta ilustra, habilita, perficiona

135

y quilata el valor de la persona.

 

Los que están a la guerra dedicados

 

no son a otro servicio constreñidos,

 

del trabajo y labranza reservados

 

y de la gente baja mantenidos:

140

pero son por las leyes obligados

 

de estar a punto de armas proveídos,

 

y a saber diestramente gobernallas

 

en las lícitas guerras y batallas.

[14]

Las armas dellos más ejercitadas

145

son picas, alabardas y lanzones,

 

con otras puntas largas enhastadas

 

de la fación y forma de punzones:

 

hachas, martillos, mazas barreadas,

 

dardos, sargentas, flechas y bastones,

150

lazos de fuertes mimbres y bejucos,

 

tiros arrojadizos y trabucos.

 

Algunas destas armas han tomado

 

de los cristianos nuevamente agora,

 

que el continuo ejercicio y el cuidado

155

enseña y aprovecha cada hora;

 

y otras, según los tiempos, inventado,

 

que es la necesidad grande inventora,

 

y el trabajo solícito en las cosas,

 

maestro de invenciones prodigiosas.

160

Tienen fuertes y dobles coseletes,

 

arma común a todos los soldados,

 

y otros a la manera de sayetes,

 

que son, aunque modernos, más usados:

 

grevas, brazales, golas, capacetes

165

de diversas hechuras encajados,

 

hechos de piel curtida y duro cuero,

 

que no basta ofenderle el fino acero.

 

Cada soldado una arma solamente

 

ha de aprender y en ella ejercitarse,

170

y es aquella a que más naturalmente

 

en la niñez mostrare aficionarse:

 

desta sola procura diestramente

 

saberse aprovechar, y no empacharse

 

en jugar de la pica el que es flechero,

175

ni de la maza y flechas el piquero.

[15]

Hacen su campo, y muéstranse en formados

 

escuadrones distintos muy enteros,

 

cada hila de más de cien soldados,

 

entre una pica y otra los flecheros,

180

que de lejos ofenden desmandados

 

bajo la protección de los piqueros,

 

que van hombro con hombro, como digo,

 

hasta medir a pica al enemigo.

 

Si el escuadrón primero que acomete

185

por fuerza viene a ser desbaratado,

 

tan presto a socorrerle otro se mete,

 

que casi no da tiempo a ser notado;

 

si aquél se desbarata, otro arremete,

 

y estando ya el primero reformado,

190

moverse de su término no puede

 

hasta ver lo que al otro le sucede.

 

De pantanos procuran guarnecerse

 

por el daño y temor de los caballos,

 

donde suelen a veces acogerse,

195

si viene a suceder desbaratallos:

 

allí pueden seguros rehacerse,

 

ofenden sin que puedan enojallos;

 

que el falso sitio y gran inconveniente

 

impide la llegada a nuestra gente.

200

Del escuadrón se van adelantando

 

los bárbaros que son sobresalientes,

 

soberbios cielo y tierra despreciando,

 

ganosos de extremarse por valientes;

 

las picas por los cuentos arrastrando,

205

poniéndose en posturas diferentes,

 

diciendo: «Si hay valiente algún cristiano

 

salga luego adelante mano a mano

[16]

Hasta treinta o cuarenta en compañía,

 

ambiciosos de crédito y loores,

210

vienen con grande orgullo y bizarría

 

al son de presurosos atambores:

 

las armas matizadas a porfía

 

con varias y finísimas colores;

 

de poblados penachos adornados

215

saltando acá y allá por todos lados.

 

Hacen fuerzas o fuertes cuando entienden

 

ser el lugar y sitio en su provecho,

 

o si ocupar un término pretenden,

 

o por algún aprieto y grande estrecho,

220

de do más a su salvo se defienden,

 

y salen de rebato a caso hecho,

 

recogiéndose a tiempo al sitio fuerte,

 

que su forma y hechura es desta suerte.

 

Señalado el lugar, hecha la traza,

225

de poderosos árboles labrados

 

cercan una cuadrada y ancha plaza

 

en valientes estacas afirmados,

 

que a los de fuera impide y embaraza

 

la entrada y combatir, porque, guardados

230

del muro los de dentro, fácilmente

 

de mucha se defiende poca gente.

 

Solían antiguamente de tablones

 

hacer dentro del fuerte otro apartado,

 

puestos de trecho a trecho unos troncones

235

en los cuales el muro iba fijado

 

con cuatro levantados torreones

 

a caballero del primer cercado,

 

de pequeñas troneras lleno el muro,

 

para jugar sin miedo y más seguro.

240 [17]

En torno desta plaza poco trecho

 

cercan de espesos hoyos por de fuera:

 

cual es largo, cual ancho, y cual estrecho;

 

y así van, sin faltar desta manera,

 

para el incauto mozo que de hecho

245

apresura el caballo en la carrera

 

tras el astuto bárbaro engañoso,

 

que le mete en el cerco peligroso.

 

También suelen hacer hoyos mayores

 

con estacas agudas en el suelo,

250

cubiertos de carrizo, yerba y flores,

 

porque puedan picar más sin recelo:

 

allí los indiscretos corredores,

 

teniendo sólo por remedio el cielo,

 

se sumen dentro y quedan enterrados

255

en las agudas puntas estacados.

 

De consejo y acuerdo una manera

 

tienen de tiempo antiguo acostumbrada;

 

que es hacer un convite y borrachera

 

cuando sucede cosa señalada:

260

y así cualquier señor que la primera

 

nueva del tal suceso le es llegada,

 

despacha con presteza embajadores

 

a todos los caciques y señores;

 

haciéndoles saber como se ofrece

265

necesidad y tiempo de juntarse,

 

pues a todos les toca y pertenece,

 

que es bien con brevedad comunicarse:

 

según el caso, así se lo encarece,

 

y el daño que se sigue dilatarse;

270

lo cual, visto que a todos les conviene,

 

ninguno venir puede que no viene.

[18]

Juntos, pues, los caciques del senado

 

propóneles el caso nuevamente;

 

el cual por ellos visto y ponderado,

275

se trata del remedio conveniente;

 

y resueltos en uno, y decretado,

 

si alguno de opinión es diferente,

 

no puede en cuanto al débito eximirse,

 

que allí la mayor voz ha de seguirse.

280

Después que cosa en contra no se halla,

 

se va el nuevo decreto declarando

 

por la gente común y de canalla,

 

que alguna novedad está aguardando:

 

si viene a averiguarse por batalla,

285

con gran rumor lo van manifestando

 

de trompas y atambores altamente,

 

porque a noticia venga de la gente.

 

Tienen un plazo puesto y señalado

 

para se ver sobre ello y remirarse,

290

tres días se han de haber ratificado

 

en la difinición sin retractarse:

 

y el franco y libre término pasado,

 

es de ley imposible revocarse;

 

y así como a forzoso acaecimiento,

295

se disponen al nuevo movimiento.

 

Hácese este concilio en un gracioso

 

asiento en mil florestas escogido,

 

donde se muestra el campo más hermoso

 

de infinidad de flores guarnecido;

300

allí de un viento fresco y amoroso

 

los árboles se mueven con ruïdo,

 

cruzando muchas veces por el prado

 

un claro arroyo limpio y sosegado,

[19]

do una fresca y altísima alameda

305

por orden y artificio tienen puesta

 

en torno de la plaza, y ancha rueda

 

capaz de cualquier junta y grande fiesta,

 

que convida a descanso, y al Sol veda

 

la entrada y paso en la enojosa siesta:

310

allí se oye la dulce melodía

 

del canto de las aves y armonía.

 

Gente es sin Dios ni ley, aunque respeta

 

a aquel que fue del cielo derribado,

 

que como a poderoso y gran profeta

315

es siempre en sus cantares celebrado:

 

invocan su furor con falsa seta

 

y a todos sus negocios es llamado,

 

teniendo cuanto dice por seguro

 

del próspero suceso o mal futuro.

320

Y cuando quieren dar una batalla

 

con él lo comunican en su rito,

 

si no responde bien, dejan de dalla,

 

aunque más les insista el apetito;

 

caso grave o negocio no se halla

325

do no sea convocado este maldito;

 

llámanle Eponamón, y comúnmente

 

dan este nombre a alguno si es valiente.

 

Usan el falso oficio de hechiceros,

 

ciencia a que naturalmente se inclinan,

330

en señales mirando y en agüeros,

 

por las cuales sus cosas determinan:

 

veneran a los necios agoreros

 

que los casos futuros adivinan;

 

el agüero acrecienta su osadía,

335

y les infunde miedo o cobardía.

[20]

Algunos de estos son predicadores,

 

tenidos en sagrada reverencia,

 

que sólo se mantienen de loores,

 

y guardan vida estrecha y abstinencia:

340

éstos son los que ponen en errores

 

al liviano común con su elocuencia,

 

teniendo por tan cierta su locura

 

como nos la evangélica escritura.

 

Y éstos que guardan orden algo estrecha

345

no tienen ley, ni Dios, ni que hay pecados;

 

mas sólo aquel vivir les aprovecha

 

de ser por sabios hombres reputados:

 

pero la espada, lanza, el arco y flecha

 

tienen por mejor ciencia otros soldados;

350

diciendo que el agüero alegre o triste

 

en la fuerza y el ánimo consiste.

 

En fin, el hado y clima de esta tierra,

 

si su estrella y pronóstico se miran,

 

es contienda, furor, discordia, guerra,

355

y a sólo esto los ánimos aspiran:

 

todo su bien y mal aquí se encierra;

 

son hombres que de súbito se aíran,

 

de condiciones feroces, impacientes,

 

amigos de domar extrañas gentes.

360

Son de gestos robustos, desbarbados,

 

bien formados los cuerpos y crecidos,

 

espaldas grandes, pechos levantados,

 

recios miembros, de nervios bien fornidos;

 

ágiles, desenvueltos, alentados,

365

animosos, valientes, atrevidos,

 

duros en el trabajo, y sufridores

 

de fríos mortales, hambres y calores.

[21]

No ha habido rey jamás que sujetase

 

esta soberbia gente libertada,

370

ni extranjera nación que se jactase

 

de haber dado en sus términos pisada;

 

ni comarcana tierra que se osase

 

mover en contra y levantar espada:

 

siempre fue exenta, indómita, temida,

375

de leyes libre y de cerviz erguida.

 

El potente rey Inga, aventajado

 

en todas las antárticas regiones,

 

fue un señor en extremo aficionado

 

a ver y conquistar nuevas naciones;

380

y por la gran noticia del estado

 

a Chile despachó sus Orejones;

 

mas la parlera fama de esta gente

 

la sangre les templó y ánimo ardiente.

 

Pero los nobles Ingas valerosos

385

los despoblados ásperos rompieron,

 

y en Chile algunos pueblos belicosos

 

por fuerza a servidumbre redujeron:

 

a do leyes y edictos trabajosos

 

con dura mano armada introdujeron,

390

haciéndoles con fueros disolutos

 

pagar grandes subsidios y tributos.

 

Dado asiento en la tierra y reformado

 

el campo con ejército pujante,

 

en demanda del reino deseado

395

movieron sus escuadras adelante:

 

no hubieron muchas millas caminado,

 

cuando entendieron que era semejante

 

el valor a la fama que alcanzada

 

tenía el pueblo araucano por la espada.

400 [22]

Los Promaucaes de Maule, que supieron

 

el vano intento de los Ingas vanos,

 

al paso y duro encuentro les salieron,

 

no menos en buen orden que lozanos;

 

y las cosas de suerte sucedieron

405

que, llegando estas gentes a las manos,

 

murieron infinitos Orejones,

 

perdiendo el campo y todos los pendones.

 

Los indios Promaucaes es una gente

 

que está cien millas antes del estado,

410

brava, soberbia, próspera y valiente,

 

que bien los españoles la han probado:

 

pero con cuanto digo, es diferente

 

de la fiera nación, que, cotejado

 

el valor de las armas y excelencia,

415

es grande la ventaja y diferencia.

 

Los Ingas, que la fuerza conocían

 

que en la provincia indómita se encierra,

 

y cuán poco a los brazos ganarían

 

llegada al cabo la empezada guerra;

420

visto el errado intento que traían,

 

desamparando la ganada tierra,

 

volvieron a los pueblos que dejaron

 

donde por algún tiempo reposaron.

 

Pues don Diego de Almagro, Adelantado,

425

que en otras mil conquistas se había visto,

 

por sabio en todas ellas reputado,

 

animoso, valiente, franco y quisto,

 

a Chile caminó determinado

 

de extender y ensanchar la fe de Cristo;

430

pero en llegando al fin de este camino

 

dar en breve la vuelta le convino.

[23]

A sólo el de Valdivia esta victoria

 

con justa y gran razón le fue otorgada,

 

y es bien que se celebre su memoria,

435

pues pudo adelantar tanto su espada:

 

éste alcanzó en Arauco aquella gloria,

 

que de nadie hasta allí fuera alcanzada;

 

la altiva gente al grave yugo trujo,

 

y en opresión la libertad redujo.

440

Con una espada y capa solamente,

 

ayudado de industria que tenía,

 

hizo con brevedad de buena gente

 

una lucida y gruesa compañía;

 

y con designio y ánimo valiente

445

toma de Chile la derecha vía,

 

resuelto en acabar de esta salida

 

la demanda difícil o la vida.

 

Viose en el largo y áspero camino

 

por la hambre, sed y frío en gran estrecho;

450

pero con la constancia que convino

 

puso al trabajo el animoso pecho:

 

y el diestro hado y próspero destino

 

en Chile le metieron, a despecho

 

de cuantos estorbarlo procuraron,

455

que en su daño las armas levantaron.

 

Tuvo a la entrada con aquellas gentes

 

batallas y rencuentros peligrosos,

 

en tiempos y lugares diferentes,

 

que estuvieron los fines bien dudosos;

460

pero al cabo por fuerza los valientes

 

españoles, con brazos valerosos,

 

siguiendo el hado y con rigor la guerra,

 

ocuparon gran parte de la tierra.

[24]

No sin gran riesgo y pérdidas de vidas

465

asediados seis años sostuvieron,

 

y de incultas raíces desabridas

 

los trabajados cuerpos mantuvieron,

 

do a las bárbaras armas oprimidas

 

a la española devoción trujeron,

470

por ánimo constante y raras pruebas

 

criando en los trabajos fuerzas nuevas.

 

Después entró Valdivia conquistando

 

con esfuerzo y espada rigurosa,

 

los Promaucaes por fuerza sujetando,

475

Curios, Cauquenes, gente belicosa;

 

y, el Maule y raudo Itata atravesando,

 

llegó al Andaliën, do la famosa

 

ciudad fundó de muros levantada,

 

felice en poco tiempo y desdichada.

480

Una batalla tuvo aquí sangrienta

 

donde a punto llegó de ser perdido:

 

pero Dios le acorrió en aquella afrenta;

 

que en todas las demás le había acorrido:

 

otros dello darán más larga cuenta,

485

que les está este cargo cometido;

 

allí fue preso el bárbaro Ainavillo,

 

honor de los Pencones y caudillo.

 

De allí llegó al famoso Biobío,

 

el cual divide a Penco del estado,

490

que del Nibequetén, copioso río,

 

y de otros viene al mar acompañado;

 

de donde con presteza y nuevo brío,

 

en orden buena y escuadrón formado

 

pasó de Andalicán la áspera sierra,

495

pisando la araucana y fértil tierra.

[25]

No quiero detenerme más en esto,

 

pues que no es mi intención dar pesadumbre;

 

y así pienso pasar por todo presto,

 

huyendo de importunos la costumbre:

500

digo con tal intento y presupuesto

 

que antes que los de Arauco a servidumbre

 

viniesen, fueron tantas las batallas,

 

que dejo por prolijas de contallas.

 

Ayudó mucho el ignorante engaño

505

de ver en animales corregidos

 

hombres que por milagro y caso extraño

 

de la región celeste eran venidos:

 

y del súbito estruendo y grave daño

 

de los tiros de pólvora sentidos,

510

como a inmortales dioses los temían,

 

que con ardientes rayos combatían.

 

Los españoles hechos hazañosos

 

el error confirmaban de inmortales,

 

afirmando los más supersticiosos,

515

por los presentes los futuros males:

 

y así tibios, suspensos y dudosos,

 

viendo de su opresión claras señales,

 

debajo de hermandad y fe jurada

 

dio Arauco la obediencia jamás dada.

520

Dejando allí el seguro suficiente

 

adelante los nuestros caminaron;

 

pero todas las tierras llanamente,

 

viendo Arauco sujeta, se entregaron;

 

y reduciendo a su opinión gran gente,

525

siete ciudades prósperas fundaron,

 

Coquimbo, Penco, Angol y Santiago,

 

La Imperial, Villa-Rica, y la del Lago.

[26]

El felice suceso, la victoria,

 

la fama y posesiones que adquirían

530

los trujo a tal soberbia y vanagloria,

 

que en mil leguas diez hombres no cabían;

 

sin pasarles jamás por la memoria

 

que en siete pies de tierra al fin habían

 

de venir a caber sus hinchazones,

535

su gloria vana y vanas pretensiones.

 

Crecían los intereses y malicia,

 

a costa del sudor y daño ajeno,

 

y la hambrienta y mísera codicia

 

con libertad paciendo iba sin freno:

540

la ley, derecho, el fuero y la justicia

 

era lo que Valdivia había por bueno,

 

remiso en graves culpas y piadoso,

 

y en los casos livianos riguroso.

 

Así el ingrato pueblo Castellano,

545

en mal y estimación iba creciendo,

 

y siguiendo el soberbio intento vano

 

tras su fortuna próspera corriendo:

 

pero el Padre del cielo soberano

 

atajó este camino, permitiendo

550

que aquel a quien él mismo puso el yugo

 

fuese el cuchillo y áspero verdugo.

 

El estado araucano acostumbrado

 

a dar leyes, mandar y ser temido,

 

viéndose de su trono derribado,

555

y de mortales hombres oprimido;

 

de adquirir libertad determinado,

 

reprobando el subsidio padecido,

 

acude al ejercicio de la espada,

 

ya por la paz ociosa desusada.

560 [27]

Dieron señal primero y nuevo tiento

 

(por ver con qué rigor se tomaría)

 

en dos soldados nuestros, que a tormento

 

mataron sin razón y causa un día:

 

disimulose aquel atrevimiento,

565

y con esto crecioles la osadía;

 

no aguardando a más tiempo, abiertamente

 

comienzan a llamar y juntar gente.

 

Principio fue del daño no pensado

 

el no tomar Valdivia presta enmienda

570

con ejemplar castigo del estado;

 

pero nadie castiga en su hacienda:

 

el pueblo sin temor desvergonzado

 

con nueva libertad rompe la rienda

 

del homenaje hecho y la promesa,

575

como el segundo canto aquí lo expresa.

 

 

 

 

 

[28]




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