[ERA LA BOCA GRANDE DEL MISTERIO

QUE ABRÍA LENTAMENTE SU PUERTA]

«Era a la grupa de un caballo de tiro, eran

quebrados los caminos, cada trecho más altos

y alejados de casa. Era la vez primera

que ascendía a la cumbre. Eran los ojos vírgenes

ventanas asaltadas cada vez que el espacio

se mudaba de formas

y colores y aromas y sonidos.

Era tensarse el alma como un arco:

el miedo a las escasas e intermitentes voces

con que cantaba el monte y apagaba preguntas

ya en los labios, marcaba el ritmo a los respiros

y poco a poco nubes de silencio

ocupaban la escena

tomando posesión de aquel momento

único. Era, en la tarde, hora de luz escasa.

Era la tierna edad en su viaje iniciático

a lo desconocido. Era la boca grande

del misterio que abría lentamente su puerta

con tan breves crujidos monosílabos

que ponían en vilo a los sentidos»

Carlos GARULO

De «En los márgenes y a mano»

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