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«Creemos en los prodigios»
Con toda intención he colocado un segundo poema «en el umbral de este
bosque» para que, desde el principio, quede definido con precisión el
destinatario o destinatarios de «El latido del bosque» y su perfil más
ajustado. Se trata de un poema del poeta catalán Miquel Martì i Pol. Yo no
hubiera sido capaz de expresar de forma más a propósito, completa, detallada y
bella la finalidad de la obra en la que me he embarcado, y que deseo compartir
con todos los que quieran crecer en esperanza y, a su luz, activar todas sus
fuerzas y resortes para la transformación de sí mismos y del mundo que les ha
tocado vivir.
Ya en una de las «estelas en el bosque», el «Pro-memoria» ha
explicitado, sin descartar a cualquier otro lector, los destinatarios por
antonomasia: los miembros del - 38 -
Capítulo General 26, mis hermanos de la Congregación Salesiana, de la entera Familia Salesiana y todos aquellos que se sientan amigos,
fascinados o interesados por la figura de Don Bosco.
El poema de Martì i Pol viene delineado casi como un «credo», el cual
arranca con una profesión de «fe en los prodigios» –porque ¡nosotros creemos en
ellos y los esperamos!– y en «la sangre que nos han legado insignes
antepasados» –porque ¡nosotros los tenemos y sabemos de su muchedumbre!–. En
eso «reside el poder de nuestra estirpe», «marcada con una cruz de privilegio»
–que ¡nadie dude ni de esta estirpe ni de este privilegio!–. Como quiera que la
vida y el futuro no se entienden sin «combate», a él podemos «aportar la fuerza
de tanta energía que no se sujeta a ley alguna», o la «voz angustiosa de
bosques prudentísimos» –he aquí reiterada la ¡metáfora grande! de esta obra–
tan «llenos de intimidad como una habitación cerrada» –es decir, la intimidad
en la que se madura la vida, ésta crece en profundidad y germina luego en nueva
vida. Y así «todo cuanto queda
de puro en nosotros, nos mantiene en pie y en alto», a la vez que «nos lanza
hacia las altas rutas».
Y todo por la magia poderosa de «el latido del bosque» –ese pájaro que
llama y que responde– a cuyo corazón encaminamos, pletóricos de esperanza,
nuestros pasos, nuestra búsqueda, nuestro futuro.
Carlos GARULO
Roma, 31 de enero de 2008
Fiesta de San Juan Bosco
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