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Salen don DIEGO y el CONDESTABLE
CONDESTABLE: ¡Es en Castilla
el amor de sus reyes tan notable!
DIEGO: Su lealtad y su celo maravilla.
CONDESTABLE: Y es el César también príncipe amable;
con clemencia engrandece lo que humilla.
DIEGO: Es porque tiene en vos gran condestable.
CONDESTABLE: Señor don Diego de los Cobos, eso
gana en tanta prudencia tanto seso.
DIEGO: Tres pedazos del alma se dividen
hoy en Juana, en Felipe y en María,
que de los orbes la distancia miden,
pasando a diferente monarquía.
CONDESTABLE: Los negocios de Italia al César piden,
donde hoy se parte a Portugal y a Hungría
Juana y María, con la misma priesa
donde una es reina ya y otra princesa.
DIEGO: Felipe se nos queda, que Dios guarde,
CONDESTABLE: Sí, que ha hecho
de su prudencia y su valor alarde.
DIEGO: Postra el valor a su invencible pecho,
que si la sangre en las entrañas arde,
CONDESTABLE: En él sospecho
quien le resiste tanto.
CONDESTABLE: El César viene.
Sale [el EMPERADOR], Carlos Quinto
EMPERADOR: Don Diego de los Cobos, Condestable,
ya el plazo se llegó, ya llegó el día
en que el gozo mayor el alma entabla;
triunfan Bohemia, Portugal y Hungría.
¿Qué es aquesto?
Pónese el CONDESTABLE el pañuelo en
los ojos
CONDESTABLE: Señor, es tan notable
el común sentimiento.
con llanto celebran? Dios da en los hijos
los pesares así, y los regocijos
suyos son. Él los da, y pensar debemos
los padres que los hijos son preciosos
cristales, que estimamos y queremos,
siempre de que se quiebren cuidadosos;
en ellos los espíritus bebemos,
transparentes, purísimos y hermosos,
mas con la prevención de efectos tales,
que hay poca eternidad en los cristales.
Yo apenas conocí a los padres míos,
pues Felipe, mi padre, de mí ausente,
postró a la muerte sus gallardos bríos
en lo purpúreo de su hermoso oriente.
A la aprehensión de tantos señoríos
de trece años subí gloriosamente,
y tantos sus cuidados me obligaron
que de mi madre siempre me apartaron.
Perdí a la Emperatriz, faltóle al nido
del águila imperial la mitad de ella,
y así de sus tres pollos dividido,
quiero ganar lo que he perdido en ella;
y aunque debiera hacerlo enternecido,
el pesar en el gusto se atropella,
siendo hoy en resignar a Dios mi gusto,
César más soberano y más augusto.
Decidme de la suerte que ha quedado
CONDESTABLE: Deuda es mía,
a vuestra majestad siempre obligado,
ofrecer el caudal con bizarría;
y así el gusto me toca y el cuidado
del rey Maximiliano y de María,
joya preciosa con que el cielo premia
las coronas de Hungría y de Bohemia.
Gran parte de la nobleza me acompaña,
a quien honrosamente ilustra y [apuña]
la espada de rubí, que el patrón [daña],
que al moro postra, aunque en diamantes bruña,
hasta que en el cristal que calza y [apaña]
de coturnos de plata la Coruña
se engolfan los fuertes galeones,
vanagloria del sol, del mar pavones.
EMPERADOR: Ya, don Pedro Hernández, desde hoy quedo
CONDESTABLE: Deuda es mía,
donde doy lo que valgo y lo que puedo.
EMPERADOR: Miradme por el alma que os confía.
CONDESTABLE: Dudar de mi fe es eso.
de padre, y como padre desconfía.
gloriosa parte a Portugal su alteza!
El duque de Escalona, acompañado
de don Pedro de Acosta, justamente
de Osma señor, dignísimo prelado,
como lucido en la facción presente.
En Yelves, como está capitulado,
o en la pequeña y líquida corriente,
línea de plata que los reyes parte,
tálamos ha de hacer tronos de Marte.
Allí la ha de entregar con soberana
majestad al de Abeiro, que la espera.
Siendo la portuguesa y castellana
nobleza de estos campos primavera,
con ellos serenísima mañana
hará su sol traspuesto a nuestra esfera,
donde teja mortal entre los brazos,
donde teja mortal entre los lazos.
EMPERADOR: Dios os oiga, don Diego, y logre en nietos
lo que pierdo en dos almas, viendo España
por unos esos bárbaros sujetos,
y por otros la parte que Rin baña.
CONDESTABLE: Si de tan alta causa son efetos,
heredando el valor que os acompaña,
serán la majestad de todo el mundo.
EMPERADOR: Ésa goza Felipo en el segundo.
que por signos el sol dorar pudiera,
número que aun a Borja reconoce.
EMPERADOR: ¿Llegó ya [el] de Gandía?
........................... [ -oce]
........................... [ -era]
su alteza y va sin ella disgustada.
EMPERADOR: Soledad la ha de hacer en la jornada.
¿Y está la prevención de mi partida
concluída también?
CONDESTABLE: Ya el duque de Alba
madura edad en juventud florida,
nuncio de vuestro sol, de Italia es alba.
Los espera la armada prevenida
monarquía del mar, del viento salva.
que don Felipe mi justicia hereda.
GARCIA: Ya vienen a despedirse
sus majestades y alteza.
EMPERADOR: Aquí de su fortaleza
culparán el sufrimiento,
y así será en tanto amor
resistir al sentimiento.
en tanto que me prevengo
--tan poco, ¡qué suerte dura!--
por más que se la asegura
la vida al bien que está ausente,
para no ser, solamente
¿En qué anegándome estáis?
de padre me disculpáis.
pues si aquí me enternecéis,
Salen don FELIPE, doña JUANA, doña
MARÍA, MAXIMILIANO, el CONDESTABLE y acompañamiento
y es recibirlos razón.
no hay que rehusar los vaivenes
que bien sé yo que da el mundo
lo que ordené?
CONDESTABLE: Sí, señor.
EMPERADOR: Pues alto, embista el Amor;
que ya le aguardo en el puesto.
CONDESTABLE: Lo soberano y modesto
Híncanse de rodillas los príncipes
FELIPE: Dénos vuestra majestad
EMPERADOR: ¡Ay, prendas del corazón!
Reina, alzad. Príncipe, alzad.
MAXIMILIANO: ¿Qué manda su majestad?
CONDESTABLE: ¿Hay tal caso?
JUANA: Él nos enseña el camino
con que le hemos de imitar.
EMPERADOR: Ojos, dejad el llorar.
tan notable prevención,
aquí temiéndolo estoy.
me quitan el resplandor.
repartiendo entre mis tribus
con gloriosa aclamación;
que emponzoñan con la voz.
que lo que empecéis vosotros,
iré a conclüirlo yo.
La fe estableced en ella,
Y sobre todo os encargo...
lo que es digna obligación?
sacramento, en quien obró
con la mayor providencia
y con tal veneración,
que tiemblen los dogmatistas,
que el pan que ven pan es Dios,
siendo en Él los accidentes
ley de la consagración.
las vidas. Mas si sois Austrias,
¿por qué esta advertencia os doy?
Herencia es vuestra por sangre,
de aquel glorioso archiduque,
Vosotros, pues, a su ejemplo
confundid los que a Dios niegan
siendo así los accidentes
Postrad a los relicarios
porque esto es ser fe, y monarcas
Yo soy, al fin, Carlos Quinto,
de todas las voluntades,
Mas en tanta majestad,
sea con tal prevención
pues veis que a esto se reduce
Suenan cajas destempladas, aparécese una
tumba con una calavera, una corona y un estoque, y
desaparécese el EMPERADOR en la misma tramoya
FELIPE: Para ver en lo que para
desengaños que advertir
MAXIMILIANO: Aunque está la majestad
admitiendo el desengaño,
si en la tierra os juzgo muerto.
JUANA: Padre y señor, yo os prometo
que reverencio y respeto.
Salen el CONDESTABLE y don DIEGO de los
DIEGO: Ya hay literas prevenidas.
CONDESTABLE: Ya se ha partido.
MAXIMILIANO: ¿Quién pondrá en tan triste olvido,
JUANA: Nuestras almas divididas
FELIPE: ¡Oh, fieras, oh, ingratas leyes!
CONDESTABLE: ¡La carroza de los reyes!
DIEGO: ¡La litera de su alteza!
Vanse. Salen ARNESTO y JAIME, y saquen en los
JAIME: ¡Desjarretadle! ¡Muera
quien tal crueldad de su valor creyera!
ARNESTO: ¡Oh, animal portentoso,
de la mujer imagen en lo hermoso!
que te ajustó a república de acero.
GANDIA: ¿Muerta mi hermana? ¡Ah, fieros!
ARNESTO: Etnas de luz nos dan sus dos luceros.
del palafrén, soberbio en su hermosura...
GANDIA: ¡Nunca a Castilla fuera
a ser de la princesa camarera!
Violeta es el jazmín, oro la grana.
destroncado cristal en agua clara.
Vuelve en sí
ISABEL: ¡Ay, Dios, sólo pudiera
Clara mostrar mi juventud primera!
ISABEL: Señor, ¿dónde está Clara?
siempre abismo de luz y siempre estrella.
desmintiendo su instinto generoso,
quiso en mi vida rendirme el peso,
La misma copia de la santa, hermano,
en el altar, a quien deidad previenen.
Ésta, cuando caía,
me pareció que afable me decía:
"Yo, para levantarte
quiero de ese caballo derribarte.
Pablo has de ser, porque has de ser esposa
que tu culpa le puso en un madero;
su mayor y más digna camarera,
siendo por tu ocasión ella gloriosa."
GANDIA: Bien pudo en ansia tanta
así en tu entendimiento.
ISABEL: Sentí su voz, como la tuya siento.
GANDIA: Pues en mi nombre trata
darle al milagro lámpara de plata.
ISABEL: Déme vuestra excelencia
esa mano a besar, y la licencia
GANDIA: En sus huertas te ves.
y a la princesa de vestir le daba.
te puede perdonar, si no mejora
tu salud.
que quiere esta piedad agradeceros
GANDIA: Haz, Arnesto, que vuelvan este día
...................... [ -ados].
JAIME: ¡Que deshaga un caballo una jornada!
Vanse. Salen el PRÍNCIPE de Portugal y el
duque de ABEIRO y acompañamiento
PRINCIPE: Como quien sois servís.
que es para mí el favor más soberano.
PRINCIPE: A don Juan de Alencastro, como a primo
PRINCIPE: Decid, duque de Abeiro, la jornada.
ABEIRO: La princesa doña Juana,
que hasta hoy se ha mirado en libro
ni encarecido en historias,
castellana, que era en tropas
con que los campos se adornan,
con majestades de sol
acompañaba, que en él
si no ostentación bizarra,
El portentoso animal,
en la castellana Europa,
pespuntadas de amapolas,
No se han visto eternamente
confusiones tan hermosas,
de la observancia agustina,
las dispuestas ceremonias,
ni jamás con tal concordia,
donde un Faetón me transforman
por precipicios de sombras.
y aquí vieras, en discordias
o de sentimiento, llora.
porque no le profanaran
cortinas que al rostro corran.
Con real grandeza entró en Yelves,
con privilegios de antorcha.
Proseguimos las jornadas,
de abejas, cuando en sus cuadras
unas tropiezan en otras,
donde aguardándola estaba
y ella a sus plantas se postra,
prevención porque no vea,
en las cristalinas ondas.
da admiración, que con todas
las maravillas del mundo
pero ser de Portugal
para encarecerlo sobra.
a ser sacra precursora
y de la misericordia.
Plega a Dios que entre sus brazos
a tus quinas vencedoras
al César triunfantes glorias,
PRINCIPE: Y a vos, don Juan de Alencastro,
plega a Dios que el cielo os oiga.
ABEIRO: Oiráme el cielo, señor.
la artillería hace salva
PRINCIPE: Y él le paga en consonantes
hacer tal demostración.
PRINCIPE: Mis deseos la provocan.
Salen delante bailando a la princesa [doña
JUANA] y a una esquina del tablado el PRÍNCIPE, y
después de haber cantado se llega uno a otro. Cantan
MUSICOS: "Venga [ya] muito en buen hora
ainda que es castellana,
PRINCIPE: La mano me dé a besar
vuestra alteza.
no esté así.
JUANA: Señor, éste es mi lugar.
PRINCIPE: Así estoy triunfando.
la omnipotencia de Dios.
JUANA: Dejad, gran señor, los pies.
PRINCIPE: Portugués me considero.
JUANA: Aunque portugués os quiero,
PRINCIPE: La mano os vengo a pedir.
JUANA: La vuestra me da a mí honor.
Los MUSICOS [se] van cantando la misma copla y
todos éntranse; y salen el CONDESTABLE y don DIEGO
CONDESTABLE: Aumente el cielo los años
DIEGO: Bruselas se descompone,
De él se han derivado en Carlos
EMPERADOR: Mucho a Bruselas le debo.
CONDESTABLE: Eres su monarca.
EMPERADOR: Fuera esto ofender al Quinto.
CONDESTABLE: Mis músicos he traído
y en la antecámara están.
EMPERADOR: Siempre os veo en mi servicio
CONDESTABLE: ¡Hola, cantad! Que ya os oye
su majestad.
EMPERADOR: De mí mismo
que aún no me faltan los bríos.
MUSICOS: "De trece años Carlos Quinto
y con majestad en ella
venció las Comunidades".
EMPERADOR: Denles cien escudos
que aunque es tan modesto el precio,
si aquí los refieren todos
y aún espero acrecentarles,
Conde, desde hoy otros muchos.
CONDESTABLE: Mil años el cielo os guarde.
MUSICOS: "Vence Carlos en Pavía
EMPERADOR: Dicen verdad, que en mí estuvo
el valor y la constancia.
MUSICOS: "Desafió Carlos Quinto
EMPERADOR: ¡Y cómo que fue verdad,
y cómo que pasó así!
que entonces, y lo matara,
cosa tanto como allí
con él; pero vióme en fin.
MUSICOS: "A los pies de Carlos Quinto
EMPERADOR: Siempre fui con los rendidos
MUSICOS: "Ya Barbarroja soberbio,
sangriento y vencido en Túnez,
ANDRES: "Pobre nací y pobre me vi,
del emperador".
DIEGO: ¿Hay mayor atrevimiento?
CONDESTABLE: ¿Hay desvergüenza mayor?
CONDESTABLE: ¡Hola, matadle!
EMPERADOR: ¡Terrible resolución!
No le ofendáis, que hoy no es día
CONDESTABLE: Ha sido gran desacato.
EMPERADOR: Interrumpir lo peor
CONDESTABLE: ¿Hay tal hombre? Entre el cantor,
ANDRES: No ha sido el cantar error.
CONDESTABLE: Ha sido gran desvergüenza
.................. [ -ó].
EMPERADOR: Dejadle. ¿Qué hacéis la posta?
................. [ - ó].
ANDRES: Yo, señor, sí... porque... cuando...
EMPERADOR: No temáis, decidlo, amigo.
................... [ -ó].
ANDRES: Del mundo desengañado,
EMPERADOR: Decidla, que yo os perdono,
ANDRES: Soy músico muy novicio.
EMPERADOR: Para mí sois el mejor.
[Canta]
ANDRES: "Pobre nací, pobre, viví,
del Emperador".
EMPERADOR: ¿Cómo, juzgándoos tan pobre,
ANDRES: Señor, porque cuando muera
como el más pobre, el más vil,
el más humilde, el más bajo,
vuestros imperios.
¿Mas el ser pobre es ser santo?
ANDRES: No, señor; antes los pobres
somos impacientes, vanos,
no siéndolo voluntarios.
que al fin se canta la gloria,
y esto advierte en lo que canto.
EMPERADOR: ¿Cuánto ha que soldado sois?
ANDRES: Pienso que diez y seis años.
EMPERADOR: ¡Diez y seis años! ¡Qué bien!
........................ [ -a-o].
ANDRES: Y tanto, que de los quince,
EMPERADOR: ¿Treinta y un años tenéis?
ANDRES: Señor, sí, que tantos años
a reducirlas a horas,
de horas. Si a medios o cuartos
del Emperador?
lo que dice? ¡Castigadlo!
ANDRES: Porque sepas, gran señor,
que en mi fardellito traigo.
Saca un libro de un fardel viejo
CONDESTABLE: Ciérralo allá.
jamás de la guarnición
por lo escrito es lo que importa,
que no está en lo encuadernado
lo que viene.
es mala.
ANDRES: Años, meses, días, horas,
donde no se me ha pasado
ni el pensamiento más vario.
CONDESTABLE: ¡Cuenta estrecha!
"Ano de mil quinientos,
y de impaciente di al diablo
ANDRES: Es cierto.
EMPERADOR: "Dejé la posta y mojado
llegué al cuartel, donde estuve
a la lumbre murmurando
ANDRES: ¿Hay tan gran puntualidad
y cansancio?
Herido de un mosquetazo
ANDRES: Señor, con ese cuidado
está todo.
ANDRES: La cólera es todo agravios;
EMPERADOR: Este hombre no es el que habla.
me advierte estos desengaños.
¿qué me detengo? ¿Qué aguardo?
¿De dónde sois?
EMPERADOR: ¿Habéís sido buen soldado?
EMPERADOR: Mucha modestia es la vuestra.
EMPERADOR: Pues sed desde hoy capitán.
ANDRES: Vivas, soberano Carlos,
................... [ -a-o]
y así quiero suplicaros
me hagáis merced de una carta,
este impedimento.
EMPERADOR: ¿Y dónde
ANDRES: En Yuste, que es un convento
hay allí?
de tan malogrados días,
EMPERADOR: La vuelta de España trato.
Conmigo iréis, y en ella
Conde, desde hoy en mis libros
CONDESTABLE: ¿Y en qué
EMPERADOR: De músico ha de servir
de mi cámara.
como veis.
EMPERADOR: Por lo que he visto,
que siempre me estéis cantando
esa canción, que por ella
DIEGO: El César se ha enternecido.
CONDESTABLE: Pues, tratemos de alegrarlo,
y a aguardar los parlamentos
y las fiestas.
que hoy es el día que triunfo,
pues que de mí voy triunfando?
ANDRES: Y yo la alabarda dejo,
EMPERADOR: Andrés, con tan mala voz