IntraText Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText | Búsqueda |
Link to concordances are always highlighted on mouse hover
CARLOS: No sé lo que me aflige,
sólo conozco que esta nave rige
por golfo inquieto y rumbo mal seguro
en puerto alguno tan errante vida.
INÉS: Si tu confusión tu cuidado ordena,
CARLOS: Inmensos males y ningunos bienes,
al sol sin luz y sin fineza adoro,
adoro una hermosura peregrina.
que a diferentes ruegos se ha rendido,
Malogró tan divinos intereses.
INÉS: ¿Es acaso
No pronuncies su nombre.
INÉS: Pues, hermano, permite que me asombre
de que tanta virtud como la suya
que casta vive con honesto pecho.
CARLOS: Soy el testigo yo, ¡pierdo el sentido!
INÉS: Pues ¿en qué te ha agraviado
que no admite disculpa tu cuidado?
CARLOS: Ésta la causa fue, para que veas
que me agravias, si abonos la deseas.
Hablé a la noche... ¡Oh, qué dichoso estaba
que me engañaba cuando me fingía.
Vino su padre, y porque no me hallara,
porque padezca el mal de quien se ausente.
Nunca mi amor estuvo menos ciego,
pues dio lugar al paso que mis daños.
Pues volviendo después, hallé asistida
la calle de otro amante que se atreve,
A ser también dichoso desdichado
pues sin ser culpa nuestra padecemos
por común el favor de estos extremos.
CARLOS: Ésa es mi pena, ¡ay triste!
Que al querer mis desvelos intentarlo,
pasó para estorbarlo
su padre, de las voces conducido
y sin saber de quién quedé ofendido.
Mas lo que he averiguado
de mi pena inducido mi cuidado,
es lo que supe de Cardillo luego
indicio solamente en que me anego,
que en la calle don Íñigo de Melo
INÉS: ¿Qué dices? (¿Qué recelo?) Aparte
que será cierto siendo injuria mía;
mas no ha de ser así, que averiguadas
quedará su desdén de mi cuidado).
un desengaño tu remedio ordena.
ver esta tarde, y de mi industria fía
que sabré si te adora o si te ofende.
si alcanzas tan dichosos desengaños.
INÉS: Fía de mi cuidado, que me toca
la diligencia. (Voy de celos loca). Aparte
CARDILLO: ¿Qué tenemos de tramoya?
¡Ay, exclamación crüel!
¿Hay rayos? ¿Hay maldiciones?
¿Hay torbellinos? ¿Hay furias?
¿Hay dudas? ¿Hay presunciones?
CARDILLO: ¡Qué un hombre de juicio crea
en el sobrescrito el porte;
¿tal bajeza es bien que emprendas?
anoche te despediste,
Pasatiempo puede ser
que pasatiempos se han visto.
Esto es, ¡juro a Jesucristo!
CARLOS: Dame los brazos, amigo,
tan dulce satisfacción.
CARDILLO: Espera, que hay mayor daño;
mas antes que te lo diga,
CARLOS: ¿Por qué? Quien [por su señora]
con muy poco desengaño
que como la voluntad
¿Qué dices?
que está el diablo en Cantillana.
Gente halló en la calle el viejo
CARLOS: Diré a voces desatinos.
CARDILLO: Y quiso haceros padrinos
Pero a esto replicó
Y por fin de su fatiga
CARLOS: ¡Calla! ¡Maldígate Dios
CARDILLO: Mas, ¿qué tengo de pagar
CARDILLO: No.
CARDILLO: Sí.
CARLOS: Pues si eso es cierto, ¡ay de mí!
Pero sin más dilaciones
CARDILLO: Tus pretensiones no alcanzo.
CARLOS: Y aun no sé tus pretensiones.
CARDILLO: ¿Adónde vais? ¡No respondéis?
CARLOS: Si tú supieras querer,
y con miedos desiguales
porque de todos tus males
Vanse y salen doña ISABEL y don ÍÑIGO
ÍÑIGO: De vuestro padre un recado
que esta obligación ha sido
y que aquí los aguardase.
ISABEL: Donde falta quien se case,
ÍÑIGO: Si entristecer entendiera,
creed que no obedeciera.
ISABEL: De vos, señor, mi cuidado
ÍÑIGO: Este agrado llega a ver
ISABEL: Antes como vos gustéis,
ÍÑIGO: Pienso que será serviros;
ISABEL: Yo tengo resolución
para lo que debo hacer,
querer en mí una inobediencia
más que en él un yerno injusto.
ÍÑIGO: (Para hacer mayor mi suerte). Aparte
ISABEL: (Para hacer mayor mal). Aparte
en vuestro nombre.
que anticipado lloré.
¿Qué averiguación mayor
ÍÑIGO: Mil rendimientos le da
INÉS: ¿Por qué no, si tú lo estás?
ÍÑIGO: ¿Quién causa tu sinrazón?
INÉS: Tu ingratitud.
INÉS: Bien lo dirá la ocasión.
ISABEL: Seas, amiga, bien venida
INÉS: (Bueno es pedirme consuelo Aparte
Para servirte será
con igual correspondencia
porque en ti de otra violencia
ISABEL: Di, pues, que tales cuidados
los crecen las dilaciones.
INÉS: Secretas son mis pasiones.
ÍÑIGO: (A mí sus ojos airados Aparte
no estorbar.
ÍÑIGO: (Alma, desde aquí podréis Aparte
INÉS: (Que me mata con desdén Aparte
y más cuando los hallé
juntos a los dos, y así
¿Has querido?
ISABEL: Si después
porque cuando mi dolor
Duro peñasco siempre a blando ruego
si la inquietud del alma desmentida
introduce el amor cuyos rigores
fundan imperio en profanos honores.
Muerto en mí, hielo el más ardiente tiro
desdeñado aunque rayo se ensayaba
sin que hallase lugar en mi deseo
la fineza, jamás, ni el galanteo,
porque legisladora en mi albedrío
nunca dejó el cuidado de ser mío
de una y otra porfía
mi altivez venció. Pero, ¡qué mucho!
de la piedra que dura más se pone
que el agua gota a gota la dispone.
Sirvióme don Alonso tan galante,
que a mi severa condición altiva
el privilegio me valió de esquiva.
ÍÑIGO: (¡Oh, tirana aleve! Aparte
¿Cómo a mi agravio, di, tu voz se atreve?)
INÉS: Rindiéronse a partido mis cuidados
de sus muchas finezas conquistados,
de la traición y ruina juntamente,
y en los sentidos se miró evidente
que la vendieron y que la engañaron
como al fin lo mostraron;
pues los tres ayudarme no quisieron,
y los dos de su parte se pusieron.
aquél que mi decoro injuria aleve,
pues hoy por obligarle tu hermosura
a mí me olvida y tu favor procura.
ÍÑIGO: (¿Qué es lo que escucho, cielos? Aparte
Pues son valientes, mátenme mis celos
y mi venganza en mi dolor se apoye.
Bien dicen que el que escucha su mal oye).
ISABEL: Óyeme, Inés, porque el remedio diga
que ha de tener tu pena y mi fatiga.
No sólo a don Alonso no he querido,
Pero mi padre intenta riguroso
cuya violencia que malogre creo
en mi constante amor mejor deseo;
mas el remedio tengo ya pensado
que olvide tu temor y mi cuidado.
INÉS: (Basta que está mi amor por mí perdido. Aparte
Lo que intenté en favor contrario ha sido
porque si ella estimara
a mi hermano, no creo lo negara.
siendo sin culpa con mi fe traidora
armas para vencerme en su cuidado.)
ISABEL: Espérame aquí, Inés, sólo un instante.
Le daré de esto avisos a mi amante.
INÉS: Esto es cierto que aguardo. Íñigo espera
y cuenta le va a dar de lo que pasa.
Un furioso volcán el pecho abrasa.
ÍÑIGO: (Pues sola ha quedado, salir quiero, Aparte
desahogar dando quejas a los vientos
desangrando mi mal en sentimientos).
forzoso estrago de mi amor constante!
Dime agora que yo la culpa tengo
Dime que mi mudanza te desuela
y que en ti no hay engaño ni cautela.
Todo, ingrata, lo vi. Todo lo he visto.
Desengaños hallé cuando conquisto,
engañando mi favor castos favores,
pero fueron en ti fáciles flores.
satisfacción te diera;
pero si te he querido, ya te olvido
que eres muy fácil tú para querido.
¿Tú eres firme? ¿No quieres a Isabela?
ÍÑIGO: Tu confesión te atropella.
INÉS: Di que no estabas con ella.
ÍÑIGO: Di que no hablasteis de él.
INÉS: De disculparte no trat[a]s.
ÍÑIGO: Ya de mi amor no le esperes.
INÉS: Pues, déjame. ¿Qué me quieres?
ÍÑIGO: Olvidarte, pues me matas.
ISABEL: ¿Quién este papel, amiga,
INÉS: ¿Luego a Carlos quieres?
ISABEL: Sí.
INÉS: Si más se hubiera tardado
tu sí, ¿qué fuera de mí?
FENISA: Señora, tu padre viene,
y mucha gente con él.
ISABEL: El miedo de que es crüel
hasta hablarle.
Vase [FENISA] y salen don DIEGO, don ALONSO, y don
de mi obligación llamado,
Esperé [allí] más de [una] hora
a buscaros.
ISABEL: (¡Suerte esquiva!) Aparte
INÉS: (¡Mi ventura se mejora!) Aparte
DIEGO: Con tanta puntualidad
aumentáis mi obligación.
ALONSO: Correspondéis mi afición.
ÍÑIGO: Pero vos no mi amistad.
ALONSO: ¿En qué os ofende mi pecho?
ALONSO: Con cuidado he de quedar
hasta haberos satisfecho.
DIEGO: Lo que está dispuesto ya
ISABEL: (Con razón el alma llora). Aparte
INÉS: Espero el poder serviros.
ISABEL: (Mucho se tarda mi amante). Aparte
ALONSO: (¿Quién vio dicha semejante?) Aparte
ÍÑIGO: (Rayos formó por suspiros). Aparte
Salen con CARLOS y CARDILLO a un
CARDILLO: Pienso que a tiempo llegamos.
conquistando a sangre y fuego.
CARLOS: Aquí te has de detener,
Ya supuesto que ha de ser,
ISABEL: ¿Cuál es, señor, la dichosa?
DIEGO: ¿En ti duda puede caber
ALONSO: ¿Cómo, mi amor, olvidáis?
No aumentáis mis desconsuelos.
CARLOS: (Ya se acabaron mis celos). Aparte
ISABEL: Porque sé que os engañáis,
INÉS: (Lo alentado de su brío Aparte
que salga a plaza es forzoso).
ALONSO: Sólo a vos por dueño hermoso
ISABEL: Señor, mirad que ha dejado
que aquí de mí se ha valido
DIEGO: ¿Quién es? Mis dudas allana.
Adviérteme tú quién es.
CARLOS: (¡Oh, aleve traidora hermana!) Aparte
DIEGO: Decid, señora, ¿es verdad?
INÉS: (A don Í:ñigo en los ojos Aparte
ALONSO: (¡Qué desdicha!) Aparte
ÍÑIGO: (¡Qué traidora!) Aparte
INÉS: (Lo que puedo hacer ignoro.) Aparte
DIEGO: Pues tanto lo duda es llano
ISABEL: (Si calla, a Carlos pierdo). Aparte
DIEGO: ¿Qué es lo que dudando estás?
CARLOS: Desdichado soy y cuerdo.
CARDILLO: Don Carlos te viene a ver.
ALONSO: (¡Oh, qué pesar!) Aparte
INÉS: (Si algo oyó... El alma se altera). Aparte
DIEGO: Decidle que entre al señor
ALONSO: (¡No sé de mí!) Aparte
DIEGO: Mucho os estimo el favor
CARLOS: Lo que vengo a suplicaros
CARLOS: No,
aquí en público ha de ser.
ALONSO: (¿Qué puede querer? Aparte
CARLOS: Yo adoro la luz gloriosa
jurisdicciones de diosa.
Fue mi amor correspondido
mereciendo mi verdad
su cuidado agradecido.
y retirándome --¡ay, triste! --
fue mi suerte desdichada.
Pues cuando volví allí,
de otro hombre el puesto ocupado,
mi competidor se fue.
Yo del lance escrupuloso
porque a ser no me obligaras,
Y desmentido el temor
que quiero, aunque es extrañeza,
DIEGO: Dado a los dos, el oído
me advierte más confusiones;
pues con más satisfacciones
que lo es tanto que ha de dar
el que me ha ofendido ha sido,
o no con vida ninguno.
CARDILLO: Según advierto el furor
y luego al enterrador.
ALONSO: Yo soy quien he merecido
CARLOS: Sólo mi constante amor
ALONSO: (Si esto queda a su albedrío, Aparte
la sentencia contra el mío.
Y así en mis resoluciones,
ISABEL: (El corazón se me parte). Aparte
ALONSO: En todo he satisfecho,
y pues más no debo hacer,
DIEGO: Que no es cordura se ve
la satisfacción, yo quiero
CARLOS: (A mí mismo no me entiendo. Aparte
Pero por más padecer
celos para no querer).
DIEGO: Pues que tan remiso estáis,
CARLOS: Esperad. (¿Celos, qué haré?) Aparte
DIEGO: Yo vuelvo a que os resolváis;
INÉS: ¿Con Carlos tanto rigor?
ISABEL: Ven, doña Inés, y hablaremos;
INÉS: Pues que puedo, el alma intenta
[CARLOS:] Lo que ha pasado por mí,
Perdí a Isabel --¡qué rigor! --
Pero si no la perdiera,
y la experiencia ha de ser
que del alma satisfecha
para hacer una experiencia
que pueda desengañarme
receloso es imprudencia.
pues quedando satisfecha
Vase [don CARLOS] y sale FENISA con luz, y
FENISA: Para ayudar los deseos
mas, aunque es mucho el peligro,
que por ser más retirada
ÍÑIGO: ¿Pensarás porque he venido
satisfacción de mis celos?
que antes vengo a convencerte
si de disculparte tratas.
para que pueda después
ÍÑIGO: ¡Oh, qué mal puede un amante
¡Oh, amor, los riesgos que entablas!
Retírase y salen don CARLOS y CARDILLO
CARLOS: El aviso de mis celos,
cierto ha sido.
nunca yo los sustentara,
que son unos portanuevas
CARLOS: ¿Qué importa que al gusto injurien
cuando al honor desagravian.
¿Quién será el hombre embozado?
CARDILLO: Algún crïado de casa,
CARLOS: Pues, si de casa es crïado,
CARDILLO: ¡Vive Dios! ¡Que estoy temblando!
¿Quién me metió en decir nada?
ÍÑIGO: (En peligro estoy aquí. Aparte
para no ser conocido,
esta luz).
CARDILLO: (¡Santa Susana! Aparte
¿Qué es esto que me sucede?
Para un murciélago es buena,
ÍÑIGO: (Irme conviene). Aparte
la ganaré a cuchilladas!
CARDILLO: Préciome de tan cortés
CARDILLO: Luego, ¿usted no aguarda
de noche?
Y en sus confusiones tantas,
INÉS: Más el rüido se aumenta;
están, prevención es cuerda
porque si alguno pasara
INÉS: Ven, que importa que te vayas.
CARLOS: No sé cómo a hablar acierto.
para atestiguar mi fama!
INÉS: (¡Mi hermano es éste! ¡Ay de mí! Aparte
tus sinrazones el alma.
CARLOS: Yo aquí.
ISABEL: ¿Cómo está sin luz la cuadra?
CARLOS: Esta vez has de esperar
ISABEL: ¿Quién eres, hombre? --¡Ay de mí! --
ISABEL: ¿Cómo no?
¿No hay quién me escuche?
FENISA: ¡Mi señora alborotada
CARLOS: No tiene, que las infamias
ellas mismas para verlas
(Mi amor la culpa ha tenido. Aparte
ISABEL: Pues ¡cuándo, por dónde entraste
tú, señor?
que, aún más de lo que yo he visto,
ISABEL: Como inocente me hallo,
desconozco tus palabras.
CARLOS: Es que no tienes ningunas
ya que conmigo te valgas.
porque la que es arrojada
la disculpa anticipada,
sin sobresalto se pasa,
y antes de entrar en la culpa,
se turba, y se sobresalta,
efeto de la ignorancia,
pero tú, como deseas
Mas ofendiendo mi honor
tan necia desconfïanza,
CARLOS: Si no me sueltas la capa
ISABEL: Pues dime, de qué te agravias?
CARLOS: Son ya conmigo excusadas.
ISABEL: Pues, vete, pero ha de ser
conociendo que si me hablas,
me has de ver, aunque yo muera,
CARLOS: Ya con diferente acuerdo
vuelvo a que me satisfagas,
ISABEL: ¿Satisfacción? ¿Quién te ha dicho
que he de querer, Carlos, darla?
CARLOS: Pues ¿dármela no querías?
suyo mi amor, mas no, cuando
CARLOS: Bien te burlas de mis celos.
ISABEL: Como tú de mi confïanza.
CARDILLO: Mi señor viene, señora.
ISABEL: Vete, Carlos, ¿a qué aguardas?
CARLOS: A que tu padre conozca
ISABEL: No me está bien que te vea,
CARLOS: ¡Con lindo modo me tratas!
ISABEL: ¿Cómo?
CARLOS: En no satisfacerme.
ISABEL: Si esperas, ¿eso te cansa?
CARLOS: Di, Cardillo, quién salió
CARLOS: Aun bien, que hay aquí un testigo.
ISABEL: Tú y el testigo se engañan.
CARLOS: Respóndela tú, Cardillo.
CARDILLO: A mujer determinada,
CARLOS: Lo que viste, lo que pasa.
FENISA: Ya es imposible escaparos.
Tu padre [entra en esta sala].
CARLOS: ¿En fin me voy sin oírte
una disculpa?