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Honoré de Balzac El elíxir de larga vida Concordancias (Hapax Legomena) |
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1 95 | Veía cómo sus dientes lo abandonaban, al igual que se van, una 2 24 | que don Juan acababa de abandonar, que no pudo evitar un estremecimiento. 3 11 | matar a mi amante, si me abandonara! - después había reído; 4 84 | Su vida era una burla que abarcaba hombres, cosas, instituciones 5 55 | hubiera bajado una persiana abatida por el viento en una noche 6 55 | contemplaba con la boca abierta alternativamente a su amo 7 111 | lejos, por las tres puertas abiertas, una escena tan pavorosa 8 81 | principio de la vida social y abrazó mejor al mundo, puesto que 9 111 | puertas de la iglesia se abrieron. Aquellos que, retardados, 10 47 | cajón de la mesa; podrás abrirlo apretando un resorte que 11 72 | inteligente se cerró y volvió a abrirse bruscamente, como el de 12 85 | Si es absolutamente preciso elegir prefiero 13 83 | hombres: ¡Qué broma tan absurda! -se dijo - . No procede 14 107 | brazos de su hijo, cuyas abundantes lágrimas bañaron su rostro 15 24 | modo con la que don Juan acababa de abandonar, que no pudo 16 54 | Vaya!, se acabó el buen hombre -exclamó 17 112 | niños del coro y los amplios acentos de algunos bajos, suscitaron 18 55 | Presuroso por acercar el misterioso cristal a 19 24 | Después tuvo frío, cuando al acercarse al lecho un violento resplandor 20 55 | un sudor más frío que el acero de un puñal. Un gallo de 21 114 | espantosa carcajada y se acomodó en su relicario. Pero el 22 111 | placer, novias curiosas acompañadas por sus bienamados; recién 23 58 | disoluta y la religión se acoplaban por entonces tan bien, que 24 103 | haga su paz, tendrá que acordar el perdón de sus partidarios, 25 68 | cuerpo de Bartolomé estaba acostado en una larga mesa. Con el 26 96 | enfermedad en que, para acostarlo, había que manejarlo como 27 13 | Era una inocente jovencita acostumbrada a jugar con las cosas sagradas.~ ~ 28 24 | parte, el joven Belvídero, acostumbrado a tratarlo sin ceremonias, 29 19 | esforzó por adoptar una actitud teatral pues, al pensar 30 15 | de Balthazar, Dios hizo acto de presencia y apareció 31 94 | Juan decidió utilizar los actos más insignificantes de su 32 83 | bien porque se conforma con actuar en silencio como Bonaparte; 33 111 | contener a la multitud que acudía a ver la ceremonia. Apretados 34 108 | Las gentes del castillo acudieron, provistos de candelabros, 35 92 | Villa Madame, pero Belvídero acudió a verlo oficiar pontificalmente 36 128 | Acuérdate de doña Elvira! -gritó la 37 55 | expresión rígida de sus ojos acusadores, los cerró del mismo modo 38 | además 39 101 | venerable abad de Sanlúcar me administraba el viático, pensaba en la 40 95 | eclesiástico era un hombre santo, admirablemente bien proporcionado, alto, 41 64 | que toda Ferrara vendría a admirar. Don Juan hizo un gesto 42 110 | demasiado piadosa como para admitir los misterios de la magia, 43 83 | haciéndose llevar, sólo iba allí adonde quería ser llevado. Cuanto 44 19 | como oscura, se esforzó por adoptar una actitud teatral pues, 45 24 | extrañas costumbres que adoptó. Confinado en el ala más 46 58 | muerte. Pero, en aquella adorable Italia la vida disoluta 47 122 | frecuentemente engañados en nuestras adoraciones. El hombre superior se burla 48 5 | embriaguez en aquellos que me adoran.~ ~ 49 111 | junto a ancianas mujeres adornadas. Había, además, parejas 50 112 | llameantes. El abad de Sanlúcar, adornado con los hábitos pontificios, 51 112 | dignatarios del cabildo, adornados con las brillantes insignias 52 64 | la servidumbre ocupada en adornar el lecho fúnebre en el cual 53 5 | Adoro estar recostada sobre los 54 20 | regiones de Oriente, había adquirido inmensas riquezas y una 55 58 | religión. El Príncipe estrechó afectuosamente la mano de don Juan, y después, 56 69 | frasco en su mano como se agarra en sueños la rama de la 57 1 | suntuoso palacio de Ferrara agasajaba don Juan Belvídero una noche 58 108 | brillantes, boca bermeja y que se agitaba de forma escalofriante, 59 70 | las pasiones humanas se agitaban en él. Eran las más tiernas 60 9 | encuentro de la víspera, agoto todas las noches una vida 61 82 | un hervido diario, con un agradable calentador de cama en invierno, 62 45 | Te agradezco el haber invitado a cantantes, 63 55 | pensamientos. De repente, un ruido agrio, semejante al grito de un 64 112 | confesores que los pintores agrupan alrededor del Eterno. El 65 112 | mugir de sus tubos. Sólo las agudas notas de la voz joven de 66 68 | Urbino le otorgó el valor que aguijoneaba su viva curiosidad; pareció 67 | ahí 68 15 | lucha hasta que la orgía la ahoga en las últimas ondas de 69 55 | eran voces confusas, risas ahogadas, pasos ligeros, el roce 70 20 | oro y los diamantes, que ahora ya no le preocupaban lo 71 24 | adoptó. Confinado en el ala más incómoda de su palacio, 72 111 | Jesucristo sustituyendo al de Alá, no pudo contener a la multitud 73 112 | Dios el primer grito de alabanza con que comienza el Te Deum. ¡ 74 112 | plumas tan blancas como las alas de un serafín, y sustituía 75 55 | los sabios de la época. El alba enrojecía ya las ventanas. 76 112 | plateados, revestidos de albas finas y que lo rodeaban 77 111 | pecadores, presurosos por alcanzar la gracia del nuevo santo, 78 94 | Cuando don Juan Belvídero alcanzó la edad de sesenta años, 79 55 | sedas, el ruido en fin de un alegre grupo que se recoge. La 80 1 | conversaban suavemente siete alegres mujeres, en medio de obras 81 58 | viendo cómo el esplendor, las alegrías, las risas, los cantos, 82 82 | tanto como un estudiante alemán sabe serlo. Pero decía YO 83 1 | contrastaban con las ricas alfombras de Turquía. Vestidas de 84 82 | felicidad burguesa que se alimenta con un hervido diario, con 85 24 | verdosos que la blancura de la almohada sobre la que reposaba el 86 5 | estar recostada sobre los almohadones pensando con embriaguez 87 13 | Juan con un gesto ebrio y alocado. Era una inocente jovencita 88 24 | robado. Cruzó pronto las altas y frías salas que constituían 89 65 | solo aquí -dijo con voz alterada - y no entren hasta que 90 55 | contemplaba con la boca abierta alternativamente a su amo muerto y el elixir, 91 82 | dedican a intercambiar los más altos pensamientos del futuro 92 19 | hacia la cámara mortuoria alumbraba bastante mal a su amo, de 93 59 | Juan un fanfarrón impío? ¡Ama a su padre!~ ~ 94 24 | lamentaba la pérdida de su amada Juana. Sus numerosos sirvientes 95 94 | no somos tan tiernamente amados como por las mujeres en 96 82 | placeres largos y fáciles. Amando sólo a la mujer en las mujeres, 97 95 | derramaban entonces lágrimas amargas y doblaban sus caricias 98 127 | vivía y cayó sobre el cráneo amarillo del oficiante.~ ~ 99 83 | con un espíritu seductor, amarró su barca en todas las orillas; 100 81 | de las inmensas riquezas amasadas por el viejo orientalista, 101 64 | haber examinado el tesoro amasado por su padre, volvió a la 102 70 | pensaba, acusaba, condenaba, amenazaba, juzgaba, hablaba, gritaba, 103 42 | el joven viendo el aire amenazador que tomaban los rasgos de 104 108 | de haber besado su frente amenazadora y sus grises cabellos, apagó 105 120 | por encima del relicario y amenazó a la asamblea con gestos 106 99 | muerte. En otro tiempo fui amigo del gran papa Julio II. 107 111 | basquiñas dibujaban las amorosas formas, daban su brazo a 108 112 | los niños del coro y los amplios acentos de algunos bajos, 109 24 | obtenido permiso. Si aquel anacoreta voluntario iba y venía por 110 81 | veía a través de una tumba. Analizó a los hombres y las cosas 111 94 | educada santamente por una anciana tía en lo más profundo de 112 111 | fuego se encontraban junto a ancianas mujeres adornadas. Había, 113 94 | tía en lo más profundo de Andalucía, en un castillo a pocas 114 94 | una joven y encantadora andaluza. Pero, tal y como lo había 115 15 | sirviente, de pelo blanco, andar vacilante y de ceño contraído. 116 11 | pero su mano convulsa hacía añicos una bombonera de oro milagrosamente 117 80 | don Juan mirando al fiel animal.~ ~ 118 116 | Dios!, ¡carajos demonios!, ¡animales, son unos estúpidos con 119 114 | La iglesia tembló en sus antiguos cimientos.~ ~ 120 108 | joven y tan bella como la de Antínoo; una cabeza con cabellos 121 96 | dos seres que le eran más antipáticos. Pero estuvo jovial con 122 111 | engolosinados por un Te Deum con antorchas. La antigua mezquita del 123 24 | junto a una chimenea casi apagada. Una lámpara, situada sobre 124 105 | de la habitación. Después apagarás la luz. El resplandor de 125 108 | amenazadora y sus grises cabellos, apagó la lámpara. La suave luz 126 55 | cortesanas y las cantantes aparecieron en el extraño desorden en 127 15 | hizo acto de presencia y apareció bajo la forma de un viejo 128 34 | Apenas concluyó este pensamiento 129 79 | cobarde, reventó el ojo aplastándolo con un paño, pero sin mirar. 130 92 | desdecirse y comentar el Apocalipsis.~ ~ 131 82 | despreciando al mundo, pero apoderándose del mundo. Su felicidad 132 95 | tambalearon, y una noche la apoplejía aprisionó sus manos corvas 133 24 | salas que constituían los aposentos de su padre. Tras haber 134 110 | sin ninguna duda, fijó la apoteósica ceremonia en su convento 135 108 | brazo de su padre, que le apretaba el cuello. Después, cosa 136 111 | acudía a ver la ceremonia. Apretados como hormigas, los hidalgos 137 95 | y una noche la apoplejía aprisionó sus manos corvas y heladas. 138 110 | ojos el milagro, decidió aprovecharlo, como hombre inteligente 139 111 | modernas óperas sólo podrían aproximarse débilmente. Devotos y pecadores, 140 8 | La cuarta, apurando una copa de vino de Quío, 141 108 | brisa en la cima de los árboles. Cuando humedeció el brazo 142 111 | al monumento. Las negras arcadas, las columnas y sus capiteles, 143 76 | mano de Belvídero - . ¡Está ardiendo! -gritó sentándose.~ ~ 144 111 | con capas de terciopelo y armados con sus espadas, estaban 145 24 | exhalaban viejas tapicerías y armarios cubiertos de polvo, se encontró 146 114 | fantasías maravillosas de la arquitectura. Todo era riqueza, perfume, 147 112 | infancia y la fuerza en este arrebatador concierto de voces humanas 148 82 | La poesía y los sublimes arrebatos de la pasión humana no le 149 87 | toda una existencia para arrepentirme de las faltas de mi primera 150 125 | Qué pasa ahí arriba? -exclamó el deán al ver 151 55 | llamado corazón. Para no arriesgarse a perder el misterioso licor, 152 81 | que la estatua paterna, arrodillada ante la Religión, impuso 153 123 | Cuando el abad arrodillado ante el altar cantaba:~ ~ 154 114 | negra de mujeres y hombres arrodillados, semejante a una luz que 155 39 | de ello», pensó el hijo arrodillándose a la cabecera de la cama 156 58 | cárdenas por los besos, se arrodillaron y comenzaron a rezar. Don 157 114 | con nubes de incienso que arrojaban entonces velos diáfanos 158 19 | su papel de hijo, había arrojado su alegría junto con su 159 13 | dijo la séptima riendo y arrojando su ramillete de flores a 160 70 | resplandeciente parecía querer arrojarse sobre don Juan, pensaba, 161 81 | el alma y la materia, las arrojó a un crisol, no encontró 162 15 | los colores de los cojines arrugados por el blanco brazo de las 163 99 | el misterio a mi hijo, in articulo mortis. Encontrarás el frasco 164 81 | realización de las figuras a los artistas más célebres de su tiempo. 165 114 | de un trueno. Las voces ascendieron con nubes de incienso que 166 89 | Después de su ascensión al papado, puede creerse 167 64 | Don Juan, en un principio asediado por mil pensamientos, dudaba 168 68 | decrepitud extrema y la debilidad asemejaban a un esqueleto, los embalsamadores 169 27 | quiso oír aquel salvaje asentimiento.~ ~ 170 12 | una expresión de alegría asesina en los dientes y de delirio 171 53 | última ilusión. Buscando asilo en el corazón de su hijo 172 82 | nuevas cada trimestre. No; se asió a la existencia como un 173 108 | cosa sobrenatural, los asistentes contemplaron la cabeza de 174 105 | tan grande, que no deberás asombrarte de nada.~ ~ 175 112 | incienso, semejantes a los astros que ruedan en el firmamento. 176 94 | mujer y la de sus hijos, astucia que su padre debiera haber 177 72 | don Juan no se hubiera asustado más.~ ~ 178 24 | sentido los efectos de una atmósfera húmeda, respirado el aire 179 95 | me perdonan, verdad? Los atormento un poco. ¡Ay, gran Dios! ¿ 180 24 | fondo de su corazón mientras atravesaba la galería, estuvo próximo 181 20 | al comercio. Como había atravesado con frecuencia las talismánicas 182 70 | paseó por la habitación sin atreverse a mirar aquel ojo, que veía 183 95 | desierto. Finalmente, sus atrevidas manos temblaron, sus esbeltas 184 101 | continuó don Juan - . Me atrevo a confesarte, hijo mío, 185 108 | indescriptibles, pero los atribuía a los juegos de la brisa 186 24 | sirvientes y también su hijo atribuyeron a este dolor de anciano 187 79 | pobre perro de aguas expiró aullando.~ ~ 188 114 | aquella melodía de amor con un aullido al que se unieron las mil 189 24 | energía era sostenida por los aullidos de la tempestad. A pesar 190 110 | inteligente y como abad, para aumentar sus ingresos. Declarando 191 68 | dibujaba vagamente las formas, aun así duras, rígidas y heladas. 192 9 | Viva la alegría! Con cada aurora tomo una nueva existencia. 193 99 | de la Iglesia, pero estoy autorizado a revelar el misterio a 194 24 | amor paterno engañaba a su avanzada edad en la contemplación 195 105 | rezarás padrenuestros y avemarías elevando tu alma a Dios 196 95 | Los atormento un poco. ¡Ay, gran Dios! ¿cómo te sirves 197 55 | máquinas ingeniosas, con la ayuda de las cuales se hacían 198 19 | de modo que la Muerte, ayudada por el frío, el silencio, 199 95 | Tiberio, cansada por el ayuno, blanca por la mortificación 200 24 | mal cerradas; y la nieve, azorando las vidrieras, producía 201 114 | entonces velos diáfanos y azulados sobre las fantasías maravillosas 202 112 | preciosas, su roqueta, su báculo de oro, estaba sentado, 203 82 | compañera de baile: «¿Te gusta bailar?», también sabía enrojecer 204 55 | en que se encuentran las bailarinas sorprendidas por la luz 205 82 | su primera compañera de baile: «¿Te gusta bailar?», también 206 58 | imagen de la vida. Mientras bajaban las escaleras le dijo el 207 55 | del mismo modo que hubiera bajado una persiana abatida por 208 112 | amplios acentos de algunos bajos, suscitaron ideas graciosas, 209 15 | y, como en el festín de Balthazar, Dios hizo acto de presencia 210 107 | cuyas abundantes lágrimas bañaron su rostro irónico y pálido.~ ~ 211 12 | los dientes y de delirio báquico en los ojos.~ ~ 212 83 | espíritu seductor, amarró su barca en todas las orillas; pero, 213 62 | importa! -exclamó la orgullosa Baronesa, aquella que había roto 214 83 | salón, una camarilla, un barrio, una ciudad; para don Juan, 215 90 | que construían la inmensa basílica consagrada a san Pedro.~ ~ 216 111 | Encantadoras campesinas, cuyas basquiñas dibujaban las amorosas formas, 217 55 | luz de la lámpara como un bebedor examina su botella al final 218 24 | siete onzas de pan al día y bebía agua. Si tomaba algo de 219 108 | don Juan tan joven y tan bella como la de Antínoo; una 220 45 | fiesta! Mujeres jóvenes y bellas, blancas y de negros cabellos. 221 1 | de otras como lo eran sus bellezas. No diferían ni en las palabras 222 95 | proporcionado, alto, de bellos ojos negros y una cabeza 223 114 | voces del inferno. La tierra bendecía, el cielo maldecía. La iglesia 224 121 | El santo nos bendice -dijeron las viejas mujeres, 225 99 | regaló un frasco con el agua bendita que mana entre las rocas, 226 108 | negros, ojos brillantes, boca bermeja y que se agitaba de forma 227 15 | marchitó las coronas, las copas bermejas, las torres de fruta, el 228 108 | la mesa. Después de haber besado su frente amenazadora y 229 39 | la cabecera de la cama y besando una de las manos cadavéricas 230 116 | diablo todos!, ¡son unas bestias! ¡Dios! ¡Dios!, ¡carajos 231 111 | curiosas acompañadas por sus bienamados; recién casados; niños que 232 111 | celebró el traslado del bienaventurado don Juan Belvídero a su 233 83 | es un fardo o una mesa de billetes en circulación; para la 234 24 | tenía tintes verdosos que la blancura de la almohada sobre la 235 55 | la comida, no había visto blanquear el ojo de su padre. El perro 236 42 | No blasfemes -dijo el joven viendo el 237 83 | actuar en silencio como Bonaparte; o de comprimir el mundo 238 22 | Aquel padre bondadoso gustaba de oír contar a 239 114 | ordinario, un santo, un Bonifacio, un Pantaleón. Turbó aquella 240 112 | los estandartes, de las borlas, de los santos y de los 241 91 | pienso que un silencio borrará todo esto y habrá que volver 242 55 | como un bebedor examina su botella al final de la comida, no 243 111 | construida por los moros, cuyas bóvedas escuchaban desde hacía tres 244 27 | se acompañaba, dominó el bramido del huracán y resonó en 245 111 | figuras que se forman en un brasero al rojo.~ ~ 246 107 | expiró dulcemente en los brazos de su hijo, cuyas abundantes 247 114 | semejante a una luz que brilla de pronto en la noche; y 248 15 | las torres de fruta, el brillo de la fiesta, el púrpura 249 108 | atribuía a los juegos de la brisa en la cima de los árboles. 250 55 | el frasco. De sus poros brotó un sudor más frío que el 251 76 | Ja! Ja! ¡Aquí hay brujería! -exclamó don Juan, y se 252 72 | cerró y volvió a abrirse bruscamente, como el de una mujer que 253 53 | movimiento de escalofriante brusquedad, su cuello se quedó torcido 254 95 | molesta ciática y una gota brutal. Veía cómo sus dientes lo 255 32 | moribundo con voz sorda - , ¿tan bueno he sido para ti que no deseas 256 82 | podía ser una felicidad burguesa que se alimenta con un hervido 257 83 | mariscal de Richelieu; o que se burle a la vez de los hombres 258 114 | espiritual, por no decir burlón, respondió con una espantosa 259 1 | lascivos, melancólicos o burlones.~ ~ 260 47 | medio de resucitar. Mira, busca en el cajón de la mesa; 261 24 | fijeza. Parecía que Bartolomé buscaba con su mirada moribunda 262 53 | única, su última ilusión. Buscando asilo en el corazón de su 263 83 | de Goethe, del Manfred de Byron y del Melmoth de Maturin. 264 112 | chantre y los dignatarios del cabildo, adornados con las brillantes 265 39 | besando una de las manos cadavéricas de Bartolomé.~ ~ 266 95 | debiera ser su alegría, soy su calamidad.» De este modo los encadenó 267 94 | Pero, tal y como lo había calculado, no fue ni buen padre ni 268 82 | diario, con un agradable calentador de cama en invierno, una 269 105 | cogerás mi cuerpo, aún caliente, y lo extenderás sobre una 270 24 | por el palacio, o por las calles de Ferrara, parecía buscar 271 83 | espíritus es un salón, una camarilla, un barrio, una ciudad; 272 24 | alguna cosa que le faltase; caminaba soñador, indeciso, preocupado 273 82 | Bien podía, como ellos, caminar con los pies en la tierra 274 111 | ver a los curiosos en los caminos; vinieron de todas partes, 275 112 | la hora del triunfo, las campanas despertaron los ecos del 276 111 | doblaban allí. Encantadoras campesinas, cuyas basquiñas dibujaban 277 95 | había retorcido como un campesino retuerce una vara de mimbre, 278 96 | una falúa que entra en un canal peligroso. Luego, llegó 279 97 | quedarse solo con aquel cándido ser.~ ~ 280 95 | cabeza al estilo de Tiberio, cansada por el ayuno, blanca por 281 81 | corazón en los momentos de cansancio físico. Haciendo inventario 282 123 | arrodillado ante el altar cantaba:~ ~ 283 27 | voz fina y ligera de una cantante que hechizaba a los invitados, 284 114 | Aquel canto salía del seno de la catedral 285 55 | de un reloj de pared, y cantó tres veces. Era una de esas 286 58 | alegrías, las risas, los cantos, la juventud, la belleza, 287 64 | en medio de una soberbia capilla ardiente, curioso espectáculo 288 111 | columnas y sus capiteles, las capillas profundas y brillantes de 289 111 | arcadas, las columnas y sus capiteles, las capillas profundas 290 18 | es tan repentina en sus caprichos como lo es una cortesana 291 24 | como vive una cortesana caprichosa con un viejo amante, disculpando 292 111 | aquella luz excesiva, como caprichosas figuras que se forman en 293 24 | aquella cabeza un increíble carácter de poder. Un espíritu superior 294 116 | bestias! ¡Dios! ¡Dios!, ¡carajos demonios!, ¡animales, son 295 114 | respondió con una espantosa carcajada y se acomodó en su relicario. 296 58 | por el vino y las mejillas cárdenas por los besos, se arrodillaron 297 111 | brillante en sus contrastes, cargada de flores, formando un suave 298 1 | resplandecientes de oro y cargadas de piedras preciosas que 299 95 | lágrimas amargas y doblaban sus caricias al malicioso viejo, cuya 300 82 | mujeres, hizo de la ironía un cariz natural de su alma. Cuando 301 24 | agua. Si tomaba algo de carne era para darle los huesos 302 111 | por sus bienamados; recién casados; niños que se cogían de 303 95 | malicioso viejo, cuya voz cascada se volvía afectuosa para 304 24 | nauseabundo junto a una chimenea casi apagada. Una lámpara, situada 305 95 | Felipe discutir sobre un caso de conciencia. Sin embargo, 306 94 | España. Allí, ya anciano, se casó con una joven y encantadora 307 114 | canto salía del seno de la catedral negra de mujeres y hombres 308 7 | remordimientos -decía - . Soy católica, y temo al infierno. Pero 309 53 | que las que los hombres cavan habitualmente a sus muertos. 310 61 | dijo suspirando Blanca Cavatolino.~ ~ 311 15 | locura, diciendo con voz cavernosa estas sombrías palabras:~ ~ 312 24 | el sonido del cuerno de caza y los ladridos de los perros 313 94 | largamente una pasión antes de ceder, y por ello pensó poder 314 44 | Don Juan cedió. Reinó un horrible silencio. 315 83 | de las cosas como el más célebre de nuestros embajadores.~ ~ 316 81 | figuras a los artistas más célebres de su tiempo. Sólo estuvo 317 111 | que el abad de Sanlúcar celebró el traslado del bienaventurado 318 95 | poner a prueba a estas dos celestes criaturas? Yo, que debiera 319 15 | blanco, andar vacilante y de ceño contraído. Entró con una 320 68 | especie de momia yacía en el centro de la habitación, y la sábana, 321 | cerca 322 131 | que el abad, mordido en su cerebro, expiraba.~ ~FIN~ ~ ~ 323 24 | acostumbrado a tratarlo sin ceremonias, tenía todos los defectos 324 24 | través de las ventanas mal cerradas; y la nieve, azorando las 325 105 | Tan pronto como haya cerrado los ojos -continuó don Juan - , 326 73 | Tuvo el valor de intentar cerrar aquel párpado blanco. Sus 327 112 | alrededor del Eterno. El gran chantre y los dignatarios del cabildo, 328 84 | Julio II, y al final de la charla le había dicho riendo:~ ~ 329 24 | nauseabundo junto a una chimenea casi apagada. Una lámpara, 330 71 | diabólica, contemplaba aquella chispa luminosa.~ ~ 331 95 | pituita pertinaz, una molesta ciática y una gota brutal. Veía 332 82 | un lecho para subir a los cielos donde iban a perderse en 333 71 | Bien podría haber vivido cien años! -exclamó sin querer 334 | cierta 335 | ciertas 336 | ciertos 337 108 | juegos de la brisa en la cima de los árboles. Cuando humedeció 338 114 | iglesia tembló en sus antiguos cimientos.~ ~ 339 111 | otro, en un radio de más de cincuenta leguas alrededor de Sanlúcar, 340 83 | una mesa de billetes en circulación; para la mayoría de los 341 112 | alrededor brillaban numerosos cirios que lanzaban al aire ondas 342 83 | camarilla, un barrio, una ciudad; para don Juan, el universo 343 124 | ora pro nobis -entendió claramente -: -¡Oh, coglione!~ ~ 344 108 | suave luz producida por la claridad de la luna cuyos extraños 345 112 | lujo imperial, en medio del clero compuesto por impasibles 346 79 | valor necesario para ser cobarde, reventó el ojo aplastándolo 347 83 | temeridad; la prudencia, cobardía; la generosidad, finura; 348 105 | unos minutos después, cogerás mi cuerpo, aún caliente, 349 108 | brazo fuerte y vigoroso le cogía el cuello, ¡el brazo de 350 111 | recién casados; niños que se cogían de la mano, temerosos. Allí 351 124 | entendió claramente -: -¡Oh, coglione!~ ~ 352 15 | sorprendidos, y los colores de los cojines arrugados por el blanco 353 82 | hacerla creer que era un joven colegial que dice a su primera compañera 354 70 | más tiernas súplicas: la cólera de un rey, luego, el amor 355 69 | sueños la rama de la que colgamos sobre un precipicio.~ ~ 356 46 | Es el colmo del delirio -dijo don Juan.~ ~ 357 68 | los embalsamadores habían colocado una sábana sobre el cuerpo, 358 55 | escéptico don Juan volvió a colocarlo en el cajón de la mesita 359 108 | cuando don Felipe Belvídero colocó el cadáver de su padre sobre 360 15 | rostros sorprendidos, y los colores de los cojines arrugados 361 111 | aquella multitud, llena de colorido, brillante en sus contrastes, 362 94 | sería del tipo de mujer que combate largamente una pasión antes 363 24 | Un espíritu superior que combatía a la muerte. Los ojos hundidos 364 77 | fatigado como si hubiera combatido contra un ángel, como Jacob.~ ~ 365 82 | espada y derribar a los comendadores. Había burla en su simpleza 366 111 | imperfecta resurrección era tan comentado de un pueblo a otro, en 367 92 | hubiera podido desdecirse y comentar el Apocalipsis.~ ~ 368 1 | servían a sus palabras como comentarios libertinos, lascivos, melancólicos 369 58 | besos, se arrodillaron y comenzaron a rezar. Don Juan no pudo 370 20 | parte de su vida dedicado al comercio. Como había atravesado con 371 99 | mis sentidos me hiciese cometer algún pecado mortal entre 372 94 | Fortalecido con los errores cometidos por su padre Bartolomé, 373 82 | humana no le interesaban. No cometió el error de otros hombres 374 24 | en las gradas, Bartolomé comía siete onzas de pan al día 375 111 | Sanlúcar, que resultaba cómico ver a los curiosos en los 376 55 | su botella al final de la comida, no había visto blanquear 377 112 | grito de alabanza con que comienza el Te Deum. ¡Sublime grito! 378 15 | ocurrencia. Pero, tal vez al comienzo de una orgía las almas tienen 379 82 | colegial que dice a su primera compañera de baile: «¿Te gusta bailar?», 380 24 | perro de aguas, su fiel compañero. Jamás se quejaba del ruido. 381 24 | el único anciano que se complacía en ver a un hombre joven, 382 81 | de su tiempo. Sólo estuvo completamente tranquilo el día en que 383 24 | Su cuerpo, dibujado por completo por las sábanas del lecho, 384 34 | estremeciera, pues creyó haber sido comprendido por el perro.~ ~ 385 83 | obras de arte. Pero también, comprendiendo el mecanismo de las sociedades 386 83 | silencio como Bonaparte; o de comprimir el mundo en una ironía como 387 112 | imperial, en medio del clero compuesto por impasibles ancianos 388 111 | resplandores interesados que concedieron un mágico aspecto al monumento. 389 114 | amor y de reconocimiento se concentró en el altar, don Juan, demasiado 390 94 | convirtió en un español tan concienzudamente religioso como impío era 391 112 | fuerza en este arrebatador concierto de voces humanas confundidas 392 34 | Apenas concluyó este pensamiento cuando 393 70 | Juan, pensaba, acusaba, condenaba, amenazaba, juzgaba, hablaba, 394 53 | pensamiento del escultor ha condenado a mirar de lado, sus ojos, 395 19 | silencioso sirviente que conducía al joven hacia la cámara 396 101 | don Juan - . Me atrevo a confesarte, hijo mío, que en el momento 397 96 | vio entre un médico y un confesor, los dos seres que le eran 398 112 | semejantes a los santos confesores que los pintores agrupan 399 11 | No me confiaría a unos espadachines para 400 81 | Historia; con el Presente, configurado por la Ley; con el Futuro, 401 24 | extrañas costumbres que adoptó. Confinado en el ala más incómoda de 402 81 | su padre un monumento y confió la realización de las figuras 403 24 | preocupado como un hombre en conflicto con una idea o un recuerdo. 404 83 | Mirabeau; bien porque se conforma con actuar en silencio como 405 112 | concierto de voces humanas confundidas en un sentimiento de amor.~ ~ 406 55 | en la galería: eran voces confusas, risas ahogadas, pasos ligeros, 407 112 | que el órgano no dominó el conjunto, a pesar del mugir de sus 408 100 | miró a su padre. Don Juan conocía demasiado la expresión de 409 111 | tipo de solemnidades es tan conocido que no resultan difíciles 410 90 | construían la inmensa basílica consagrada a san Pedro.~ ~ 411 25 | lecho de su padre moribundo conservando un ramillete de cortesana 412 94 | y por ello pensó poder conservarla virtuosa hasta su muerte. 413 83 | valerosas, no obtenían ninguna consideración entre los hombres: ¡Qué 414 83 | pronunciar un nombre, y consideró a los santos de piedra de 415 72 | como el de una mujer que consiente. Si una voz hubiera gritado: «¡ 416 24 | altas y frías salas que constituían los aposentos de su padre. 417 91 | hombre de genio que dejó constituido nuestro doble poder -dijo 418 90 | a ver a los obreros que construían la inmensa basílica consagrada 419 111 | maravillosa edificación construida por los moros, cuyas bóvedas 420 42 | Extremaunción, y no podría hallar consuelo viéndote morir en pecado.~ ~ 421 94 | éxito del drama que debía consumarse en su lecho de muerte. De 422 1 | menos que sus ojos, todas contaban pasiones enérgicas, pero 423 108 | sobrenatural, los asistentes contemplaron la cabeza de don Juan tan 424 110 | Sanlúcar. Cuando el prior contempló con sus propios ojos el 425 111 | sustituyendo al de Alá, no pudo contener a la multitud que acudía 426 35 | viviré. Podrás estar contento. Viviré, pero sin quitarte 427 119 | majestad del infierno! -contestó don Juan con un rechinar 428 | contigo 429 | contra 430 83 | las sociedades humanas, no contradecía en exceso los prejuicios, 431 24 | hacía aún más horribles. Contraída por el dolor, la boca entreabierta 432 15 | andar vacilante y de ceño contraído. Entró con una expresión 433 24 | ruido sordo. Aquella escena contrastaba de tal modo con la que don 434 1 | paredes de estuco rojo y contrastaban con las ricas alfombras 435 111 | colorido, brillante en sus contrastes, cargada de flores, formando 436 92 | oficiar pontificalmente para convencerse de todas sus dudas. En un 437 1 | iluminada con velas perfumadas conversaban suavemente siete alegres 438 83 | porque este tipo entra en conversaciones humanas encarnándose en 439 84 | respecta a la eternidad, había conversado familiarmente media hora 440 24 | mismo modo que un ladrón se convierte en un hombre honrado por 441 8 | La cuarta, apurando una copa de vino de Quío, exclamaba:~ ~ 442 15 | marchitó las coronas, las copas bermejas, las torres de 443 83 | y del cual se encuentran copias cada siglo: bien porque 444 15 | una mirada marchitó las coronas, las copas bermejas, las 445 88 | vejez -exclamó el Papa - corres el riesgo de ser canonizado.~ ~ 446 114 | pensar en el riesgo que corría de ser tomado por un hombre 447 130 | Todos los sacerdotes corrieron y rodearon a su soberano.~ ~ 448 68 | joven había sido sabiamente corrompido, desde muy pronto, por las 449 95 | apoplejía aprisionó sus manos corvas y heladas. Desde aquel fatal 450 55 | joven heredero el pésame de costumbre.~ ~ 451 127 | no vivía y cayó sobre el cráneo amarillo del oficiante.~ ~ 452 24 | inmovilidad semejante a la de los cráneos situados sobre la mesa de 453 121 | niños y los novios, gentes crédulas.~ ~ 454 82 | imaginando que las almas pequeñas creen en las grandes almas, se 455 89 | ascensión al papado, puede creerse todo.~ ~ 456 59 | Y bien, ¿quién habría creído a don Juan un fanfarrón 457 15 | mujeres; finalmente, puso un crespón de luto a toda aquella locura, 458 55 | Belvídero se estremeció creyendo ver moverse a su padre. 459 34 | Juan se estremeciera, pues creyó haber sido comprendido por 460 95 | prueba a estas dos celestes criaturas? Yo, que debiera ser su 461 83 | finura; la justicia, un crimen; la delicadeza, una necedad; 462 81 | materia, las arrojó a un crisol, no encontró nada, y desde 463 112 | de pedrería, de flores, cristales, diamantes, oro y plumas 464 118 | sabaoth! -gritaron los cristianos.~ ~ 465 112 | el altar a un retablo de Cristo. A su alrededor brillaban 466 95 | enteros de impaciencia y crueldad por una hora en que les 467 43 | el moribundo, cuya boca crujió.~ ~ 468 24 | de un millón bien robado. Cruzó pronto las altas y frías 469 24 | con un solo pensamiento el cuadro de sus años jóvenes, don 470 55 | ingeniosas, con la ayuda de las cuales se hacían despertar para 471 8 | La cuarta, apurando una copa de vino 472 24 | viejas tapicerías y armarios cubiertos de polvo, se encontró en 473 55 | hecho de madera, poleas, cuerdas y engranajes, mientras que 474 24 | enfermedad, si el sonido del cuerno de caza y los ladridos de 475 105 | alma a Dios y humedecerás cuidadosamente con este agua santa mis 476 103 | infierno, hijo mío, si no cumples mi voluntad.~ ~ 477 55 | su servicio que él en el cumplimiento de sus deberes hacia Bartolomé. 478 95 | últimos días como un viejo cura rural, sin escándalos en 479 111 | estremecidas de placer, novias curiosas acompañadas por sus bienamados; 480 68 | que aguijoneaba su viva curiosidad; pareció como si el diablo 481 64 | soberbia capilla ardiente, curioso espectáculo que toda Ferrara 482 111 | resultaba cómico ver a los curiosos en los caminos; vinieron 483 95 | voluptuosa madurez. Aquel hombre, cuyo grado más alto de burla 484 111 | dibujaban las amorosas formas, daban su brazo a ancianos de blancos 485 24 | discutían jugando a los dados en las gradas, Bartolomé 486 95 | una a una, las más blancas damas, las más engalanadas, dejando 487 82 | cuando le dice a su marido: «Dame un séquito o me moriré enferma 488 33 | posible devolverte a la vida dándote parte de la mía! (cosas 489 114 | demasiado educado como para no dar las gracias, demasiado espiritual, 490 125 | ahí arriba? -exclamó el deán al ver moverse el relicario.~ ~ 491 105 | resplandor de las estrellas deberá ser suficiente. Me despojarás 492 105 | Dios es tan grande, que no deberás asombrarte de nada.~ ~ 493 94 | para el éxito del drama que debía consumarse en su lecho de 494 44 | viola y la deliciosa voz, débiles como un día naciente. El 495 68 | decrepitud extrema y la debilidad asemejaban a un esqueleto, 496 38 | hijo -continuó con la voz debilitada por este último esfuerzo - , 497 6 | Una tercera, debutante en aquel tipo de fiestas, 498 95 | se volvía afectuosa para decirles: «Queridos míos, querida 499 33 | la mía! (cosas así pueden decirse siempre, pensaba el vividor, ¡ 500 64 | pensamientos, dudaba ante varias decisiones. Después de haber examinado 501 110 | para aumentar sus ingresos. Declarando enseguida que don Juan sería 502 111 | una escena tan pavorosa de decoración a la que nuestras modernas 503 95 | taciturno y duro. Acusaba la dedicación de su mujer y de su hijo, 504 20 | la mayor parte de su vida dedicado al comercio. Como había 505 82 | en las grandes almas, se dedican a intercambiar los más altos 506 24 | ceremonias, tenía todos los defectos de un niño mimado. Vivía 507 82 | envolturas del fruto, para degustar la sabrosa pulpa. La poesía 508 24 | y desprovista de dientes dejaba pasar algunos suspiros cuya 509 24 | vendiendo su buen humor, y dejándose querer. Reconstruyendo con 510 | dejar 511 82 | extasiada, decía NOSOTROS. Sabía dejarse llevar por una mujer de 512 65 | Déjenme solo aquí -dijo con voz 513 111 | delicados trazos de tan delicada escultura se dibujaban en 514 83 | que las gentes honestas, delicadas, justas, generosas, prudentes 515 83 | justicia, un crimen; la delicadeza, una necedad; la honestidad, 516 95 | sus emotivos cuidados y delicadezas le eran así prodigados porque 517 111 | sarracenas recortadas, los más delicados trazos de tan delicada escultura 518 96 | sombras las arrebatadoras delicias de la juventud.~ ~ 519 36 | Delira», se dijo a sí mismo don 520 | demasiada 521 116 | Dios! ¡Dios!, ¡carajos demonios!, ¡animales, son unos estúpidos 522 24 | húmeda, respirado el aire denso, el rancio olor que exhalaban 523 95 | vitalicias. Elvira y Felipe derramaban entonces lágrimas amargas 524 82 | sacar su poderosa espada y derribar a los comendadores. Había 525 58 | y aquella fantasmagoría desapareció, dejando la sala vacía. 526 24 | padre: sus rasgos estaban descompuestos, la piel pegada a los huesos 527 47 | He descubierto un medio de resucitar. Mira, 528 83 | un mundo mejor, jamás se descubrió al oír pronunciar un nombre, 529 92 | la Rovere hubiera podido desdecirse y comentar el Apocalipsis.~ ~ 530 18 | es una cortesana en sus desdenes; pero más fiel, pues nunca 531 32 | bueno he sido para ti que no deseas mi muerte?~ ~ 532 93 | material a aquellos que deseen escribir sobre la vida de 533 120 | la asamblea con gestos de desesperación e ironía.~ ~ 534 100 | padre había muerto en la desesperanza de su propia mirada.~ ~ 535 108 | padre! Profirió un grito desgarrador y dejó caer el frasco, que 536 95 | impotencia, gritos tanto más desgarradores cuanto más ricos eran los 537 14 | eterno en el mundo, y la desgracia ha querido que sea yo quien 538 24 | el lecho, en intervalos desiguales, capas de luz más o menos 539 19 | por la embriaguez, pudo deslizar algunas reflexiones en el 540 55 | aparecieron en el extraño desorden en que se encuentran las 541 55 | de las cuales se hacían despertar para sus trabajos a una 542 112 | del triunfo, las campanas despertaron los ecos del campo, y aquella 543 99 | mantenido el secreto de este despilfarro del tesoro de la Iglesia, 544 82 | entretenerse largo tiempo, despoja sabiamente las envolturas 545 105 | deberá ser suficiente. Me despojarás de mis ropas, rezarás padrenuestros 546 82 | joven y hermoso, a la vida, despreciando al mundo, pero apoderándose 547 24 | la boca entreabierta y desprovista de dientes dejaba pasar 548 1 | cuyos blancos mármoles destacaban en las paredes de estuco 549 68 | acompañaba, don Juan tembló al destapar el mágico frasco de cristal. 550 97 | perfumaban el aire, las estrellas destilaban luces vivas y frescas, parecía 551 93 | don Juan, sino que está destinada a probar a las gentes honestas 552 24 | pesar de tales signos de destrucción brillaba en aquella cabeza 553 96 | la más espantosa de las destrucciones, se vio entre un médico 554 108 | temblorosa vio a don Felipe desvanecido, pero retenido por el poderoso 555 81 | por la Ley; con el Futuro, desvelado por las Religiones. Tomó 556 68 | estuvo a punto de obligarlo a detenerse. Pero aquel joven había 557 64 | un gesto y sus gentes se detuvieron, sobrecogidos, temblorosos.~ ~ 558 118 | Deus sabaoth, sabaoth! -gritaron 559 94 | Sanlúcar, era toda gracia y devoción. Don Juan adivinó que aquella 560 33 | Juan - , ¡si fuera posible devolverte a la vida dándote parte 561 82 | Muerte, allí por donde pasaba devoraba todo sin pudor, queriendo 562 128 | Elvira! -gritó la cabeza devorando la del abad.~ ~ 563 111 | aproximarse débilmente. Devotos y pecadores, presurosos 564 126 | El santo hace diabluras -respondió el abad.~ ~ 565 71 | su padre por una fuerza diabólica, contemplaba aquella chispa 566 96 | tela, para unos de plomo, diáfana para él, jugaban como sombras 567 114 | arrojaban entonces velos diáfanos y azulados sobre las fantasías 568 95 | blanca por la mortificación y diariamente tentada como son tentados 569 82 | alimenta con un hervido diario, con un agradable calentador 570 68 | habitación, y la sábana, amplia, dibujaba vagamente las formas, aun 571 24 | los médicos. Su cuerpo, dibujado por completo por las sábanas 572 112 | suscitaron ideas graciosas, dibujaron la infancia y la fuerza 573 131 | Imbécil! ¿y dices que hay un Dios? -gritó 574 84 | final de la charla le había dicho riendo:~ ~ 575 21 | Prefiero un diente a un rubí, y el poder al 576 55 | ventanas. Don Juan había pasado diez horas reflexionando. El 577 24 | siempre bajo un aspecto diferente. Silbaba el frío a través 578 1 | pasiones enérgicas, pero tan diferentes unas de otras como lo eran 579 1 | lo eran sus bellezas. No diferían ni en las palabras ni en 580 24 | dio cuenta de que le sería difícil echar en falta la bondad 581 111 | conocido que no resultan difíciles de creer las hechicerías 582 64 | expuesto al día siguiente el difunto señor, en medio de una soberbia 583 112 | Eterno. El gran chantre y los dignatarios del cabildo, adornados con 584 68 | disoluta; un pensamiento digno del duque de Urbino le otorgó 585 121 | El santo nos bendice -dijeron las viejas mujeres, los 586 83 | en su escena con el Señor Dimanche. Fue, en efecto, el tipo 587 104 | Oh, dímela pronto, padre!~ ~ 588 81 | humanas para proveer de dinero? Su mirada, profunda y escrutadora, 589 19 | como un procesado que se dirige al tribunal.~ ~ 590 95 | elegido por don Juan para dirigir la conciencia de la duquesa 591 24 | caprichosa con un viejo amante, disculpando sus impertinencias con una 592 117 | torrente de imprecaciones discurrió como un río de lava ardiente 593 24 | en el patio y los pajes discutían jugando a los dados en las 594 95 | a doña Elvira y a Felipe discutir sobre un caso de conciencia. 595 19 | en el alma de este hombre disipado; examinó su vida y se quedó 596 1 | sólo un gran señor podía disponer. Sentadas en torno a una 597 26 | Te divertías! -exclamó el anciano cuando 598 92 | a la mañana siguiente a divertirse con Julio II a casa de Rafael 599 23 | haz sólo tonterías que te diviertan.~ ~ 600 15 | ante las cosas humanas y divinas, que lucha hasta que la 601 83 | mundo en una ironía como el divino Rabelais; o, incluso, se 602 111 | sin encontrar sitio para doblar sus rodillas, que sólo se 603 91 | dejó constituido nuestro doble poder -dijo el Papa a don 604 112 | Era un océano de fuego, dominado al fondo de la iglesia por 605 112 | de la iglesia por un coro dorado, donde se levantaba el altar 606 95 | los que él se mofaba, se dormía por las noches pensando 607 15 | lanzaron un grito de horror. Doscientos años más tarde y bajo Luis 608 94 | vejez para el éxito del drama que debía consumarse en 609 110 | sería canonizado sin ninguna duda, fijó la apoteósica ceremonia 610 64 | asediado por mil pensamientos, dudaba ante varias decisiones. 611 92 | convencerse de todas sus dudas. En un momento libertino, 612 83 | llevado. Cuanto más vivió, más dudó. Examinando a los hombres, 613 93 | Belvídero no murió en un duelo con una piedra como algunos 614 82 | Dueño de las ilusiones de la vida, 615 107 | bien el frasco -y expiró dulcemente en los brazos de su hijo, 616 30 | Aquella frase llena de dulzura lastimó a don Juan, que 617 95 | dirigir la conciencia de la duquesa de Belvídero y de Felipe. 618 68 | vagamente las formas, aun así duras, rígidas y heladas. El rostro 619 95 | día se volvió taciturno y duro. Acusaba la dedicación de 620 9 | existencia. Olvidada del pasado, ebria aún del encuentro de la 621 13 | a don Juan con un gesto ebrio y alocado. Era una inocente 622 24 | de que le sería difícil echar en falta la bondad de su 623 92 | Don Juan y el Papa se echaron a reír, se habían entendido 624 112 | insignias de sus vanidades eclesiásticas, iban y venían en el seno 625 95 | Belvídero y de Felipe. Aquel eclesiástico era un hombre santo, admirablemente 626 112 | campanas despertaron los ecos del campo, y aquella inmensa 627 111 | Sanlúcar, una maravillosa edificación construida por los moros, 628 94 | nunca pensamos. Doña Elvira, educada santamente por una anciana 629 114 | altar, don Juan, demasiado educado como para no dar las gracias, 630 24 | Tras haber sentido los efectos de una atmósfera húmeda, 631 64 | alma llena de un tremendo egoísmo. Encontró allí a toda la 632 99 | tu salvación eterna, que ejecutarás puntualmente mis órdenes.~ ~ 633 95 | un quizá. Aquel modelo de elegancia, aquel duque, vigoroso en 634 95 | El abad de Sanlúcar fue elegido por don Juan para dirigir 635 85 | es absolutamente preciso elegir prefiero creer en Dios a 636 105 | padrenuestros y avemarías elevando tu alma a Dios y humedecerás 637 55 | alternativamente a su amo muerto y el elixir, del mismo modo que don 638 | ella 639 122 | de los que lo elogian y elogia en ocasiones a aquellos 640 122 | superior se burla de los que lo elogian y elogia en ocasiones a 641 83 | más célebre de nuestros embajadores.~ ~ 642 68 | asemejaban a un esqueleto, los embalsamadores habían colocado una sábana 643 68 | necesidad de terminar el embalsamamiento. A pesar del escepticismo 644 82 | en el seno de un éxtasis embriagador, don Juan las seguía, grave, 645 95 | pretendiendo en ocasiones que sus emotivos cuidados y delicadezas le 646 68 | paño y, después de haberlo empapado con parsimonia en el precioso 647 91 | esto y habrá que volver a empezar...~ ~ 648 51 | He empleado veinte años en... -en aquel 649 24 | lecho un violento resplandor empujado por un golpe de viento iluminó 650 24 | años Belvídero se había enamorado de un ángel de paz y de 651 95 | calamidad.» De este modo los encadenó a la cabecera de su cama, 652 94 | se casó con una joven y encantadora andaluza. Pero, tal y como 653 111 | que sólo se doblaban allí. Encantadoras campesinas, cuyas basquiñas 654 83 | en conversaciones humanas encarnándose en Mirabeau; bien porque 655 111 | gracia del nuevo santo, encendieron en su honor millares de 656 120 | brazo viviente salir por encima del relicario y amenazó 657 111 | Jóvenes con ojos de fuego se encontraban junto a ancianas mujeres 658 111 | alrededor de las columnas, sin encontrar sitio para doblar sus rodillas, 659 99 | hijo, in articulo mortis. Encontrarás el frasco en el cajón de 660 9 | del pasado, ebria aún del encuentro de la víspera, agoto todas 661 24 | su mirada moribunda a un enemigo sentado al pie de su cama 662 1 | todas contaban pasiones enérgicas, pero tan diferentes unas 663 82 | Dame un séquito o me moriré enferma del pecho.»~ ~ 664 19 | cerró la puerta de la sala y enfiló una larga galería tan fría 665 95 | más blancas damas, las más engalanadas, dejando el salón desierto. 666 24 | hombre joven, el amor paterno engañaba a su avanzada edad en la 667 122 | Así somos frecuentemente engañados en nuestras adoraciones. 668 18 | pero más fiel, pues nunca engañó a nadie.~ ~ 669 111 | vinieron de todas partes, engolosinados por un Te Deum con antorchas. 670 55 | madera, poleas, cuerdas y engranajes, mientras que don Juan poseía 671 55 | profundo, la viola había enmudecido. Belvídero se estremeció 672 81 | ante la Religión, impuso su enorme peso sobre aquella fosa, 673 112 | pontificios, con su mitra enriquecida de piedras preciosas, su 674 82 | bailar?», también sabía enrojecer a propósito, y sacar su 675 55 | sabios de la época. El alba enrojecía ya las ventanas. Don Juan 676 110 | sus ingresos. Declarando enseguida que don Juan sería canonizado 677 92 | echaron a reír, se habían entendido bien. Un necio habría ido 678 96 | personaje de quien sólo el entendimiento sobrevivía a la más espantosa 679 124 | Johannes ora pro nobis -entendió claramente -: -¡Oh, coglione!~ ~ 680 95 | haciéndoles olvidar meses enteros de impaciencia y crueldad 681 81 | en el fondo de la cual enterró el único remordimiento que 682 88 | Ah!, si es así como entiendes la vejez -exclamó el Papa - 683 24 | el mismo don Juan podía entrar en las habitaciones de su 684 24 | Contraída por el dolor, la boca entreabierta y desprovista de dientes 685 65 | con voz alterada - y no entren hasta que yo salga.~ ~ 686 82 | que coge una nuez y, sin entretenerse largo tiempo, despoja sabiamente 687 108 | permitió al piadoso Felipe entrever indistintamente el cuerpo 688 15 | vacilante y de ceño contraído. Entró con una expresión triste; 689 82 | despoja sabiamente las envolturas del fruto, para degustar 690 68 | sábana sobre el cuerpo, envolviéndole todo menos la cabeza. Aquella 691 53 | Sus cabellos se habían erizado también por el horror, y 692 82 | interesaban. No cometió el error de otros hombres poderosos 693 94 | vejez. Fortalecido con los errores cometidos por su padre Bartolomé, 694 117 | de lava ardiente en una erupción del Vesubio.~ ~ 695 95 | atrevidas manos temblaron, sus esbeltas piernas se tambalearon, 696 58 | vida. Mientras bajaban las escaleras le dijo el Príncipe a la 697 70 | hombres al subir el último escalón del patíbulo. Tanta vida 698 95 | un viejo cura rural, sin escándalos en su casa. A veces, sentía 699 68 | embalsamamiento. A pesar del escepticismo que lo acompañaba, don Juan 700 47 | apretando un resorte que hay escondido por el Grifo.~ ~ 701 93 | material a aquellos que deseen escribir sobre la vida de don Juan, 702 81 | dinero? Su mirada, profunda y escrutadora, penetró en el principio 703 111 | los moros, cuyas bóvedas escuchaban desde hacía tres siglos 704 43 | Quieres escucharme? -exclamó el moribundo, 705 63 | exclamó el Duque - . ¡Con sus escudos él es tan príncipe como 706 11 | bombonera de oro milagrosamente esculpida.~ ~ 707 53 | quien el pensamiento del escultor ha condenado a mirar de 708 111 | delicados trazos de tan delicada escultura se dibujaban en aquella 709 | ese 710 19 | tan fría como oscura, se esforzó por adoptar una actitud 711 38 | debilitada por este último esfuerzo - , no tengo yo más ganas 712 73 | aquel párpado blanco. Sus esfuerzos fueron vanos.~ ~ 713 | eso 714 82 | propósito, y sacar su poderosa espada y derribar a los comendadores. 715 11 | No me confiaría a unos espadachines para matar a mi amante, 716 111 | terciopelo y armados con sus espadas, estaban de pie alrededor 717 94 | hijo, se convirtió en un español tan concienzudamente religioso 718 70 | que don Juan retrocedió espantado, paseó por la habitación 719 68 | menos la cabeza. Aquella especie de momia yacía en el centro 720 94 | Pero semejante maquiavélica especulación no le fue muy necesaria. 721 95 | todos los solitarios. Quizá esperaba el anciano señor matar a 722 114 | dar las gracias, demasiado espiritual, por no decir burlón, respondió 723 83 | un hombre; para ciertos espíritus es un salón, una camarilla, 724 18 | jóvenes en medio de los esplendores de la vida, en el seno de 725 95 | Queridos míos, querida esposa, ¿me perdonan, verdad? Los 726 94 | fue ni buen padre ni buen esposo. Había observado que no 727 15 | últimas ondas de un vino espumoso. Sin embargo, los corazones 728 94 | otra mitad de su fortuna estableció una renta vitalicia para 729 99 | mesa gótica que siempre ha estado en la cabecera de mi cama... 730 70 | del patíbulo. Tanta vida estallaba en aquel fragmento de vida, 731 70 | suelo, en los tapices. La estancia estaba sembrada de puntos 732 112 | candelabros de plata, de los estandartes, de las borlas, de los santos 733 | Éste 734 95 | ojos negros y una cabeza al estilo de Tiberio, cansada por 735 58 | una religión. El Príncipe estrechó afectuosamente la mano de 736 111 | Había, además, parejas estremecidas de placer, novias curiosas 737 34 | inteligente hizo que don Juan se estremeciera, pues creyó haber sido comprendido 738 24 | abandonar, que no pudo evitar un estremecimiento. Después tuvo frío, cuando 739 108 | un profundo silencio. Oía estremecimientos indescriptibles, pero los 740 55 | enmudecido. Belvídero se estremeció creyendo ver moverse a su 741 1 | destacaban en las paredes de estuco rojo y contrastaban con 742 82 | sincero, tanto como un estudiante alemán sabe serlo. Pero 743 116 | demonios!, ¡animales, son unos estúpidos con su viejo Dios!~ ~ 744 99 | Júrame, por tu salvación eterna, que ejecutarás puntualmente 745 83 | existente en el hombre, eterniza y del cual se encuentran 746 83 | por los mayores genios de Europa, y a las que no faltarán 747 108 | que se rompió. El licor se evaporó. Las gentes del castillo 748 112 | de los santos y de los ex votos palidecía ante el 749 99 | pontífice temió que la excesiva exaltación de mis sentidos me hiciese 750 55 | lámpara como un bebedor examina su botella al final de la 751 64 | decisiones. Después de haber examinado el tesoro amasado por su 752 83 | Cuanto más vivió, más dudó. Examinando a los hombres, adivinó con 753 19 | de este hombre disipado; examinó su vida y se quedó pensativo, 754 58 | religión era un exceso, y los excesos una religión. El Príncipe 755 24 | denso, el rancio olor que exhalaban viejas tapicerías y armarios 756 51 | Tan pronto como haya exhalado el último suspiro, me frotarás 757 95 | deberes religiosos, y les exigía realizar todas las obligaciones 758 83 | que el principio del mal, existente en el hombre, eterniza y 759 94 | insignificantes de su vejez para el éxito del drama que debía consumarse 760 82 | Juan las seguía, grave, expansivo, sincero, tanto como un 761 131 | mordido en su cerebro, expiraba.~ ~FIN~ ~ ~ 762 99 | mortal entre el momento de expirar y de recibir los santos 763 83 | gracia y el ingenio tan bien expresados en su escena con el Señor 764 64 | fúnebre en el cual iba a ser expuesto al día siguiente el difunto 765 82 | cuando su amante, loca, extasiada, decía NOSOTROS. Sabía dejarse 766 105 | cuerpo, aún caliente, y lo extenderás sobre una mesa, en medio 767 58 | rasgos una expresión tan extraña que impuso silencio a semejante 768 24 | este dolor de anciano las extrañas costumbres que adoptó. Confinado 769 55 | cantantes aparecieron en el extraño desorden en que se encuentran 770 108 | claridad de la luna cuyos extraños reflejos iluminaban el campo, 771 68 | cadáver al que una decrepitud extrema y la debilidad asemejaban 772 42 | hacerlo, has recibido la Extremaunción, y no podría hallar consuelo 773 82 | oriental de placeres largos y fáciles. Amando sólo a la mujer 774 53 | podía hablar, tenía aún la facultad de oír y de ver, y al oír 775 95 | nuevos, de su gracia y de una falsa ternura. Paternal sistema 776 24 | le sería difícil echar en falta la bondad de su padre. Y 777 95 | encontraba a su mujer o a su hijo faltando a sus deberes religiosos, 778 83 | de Europa, y a las que no faltarán quizá ni los acordes de 779 87 | para arrepentirme de las faltas de mi primera vida.~ ~ 780 24 | buscar alguna cosa que le faltase; caminaba soñador, indeciso, 781 96 | había que manejarlo como una falúa que entra en un canal peligroso. 782 84 | eternidad, había conversado familiarmente media hora con el papa Julio 783 59 | habría creído a don Juan un fanfarrón impío? ¡Ama a su padre!~ ~ 784 114 | diáfanos y azulados sobre las fantasías maravillosas de la arquitectura. 785 58 | indiferencia, y aquella fantasmagoría desapareció, dejando la 786 83 | negociantes, el mundo es un fardo o una mesa de billetes en 787 95 | corvas y heladas. Desde aquel fatal día se volvió taciturno 788 83 | organización; y, gracias a una fatalidad singular, se dio cuenta 789 77 | Aquella lucha lo había fatigado como si hubiera combatido 790 83 | don Juan de Molière, del Fausto de Goethe, del Manfred de 791 95 | fin, nunca se sentía tan feliz como cuando oía al galante 792 15 | una puerta, y, como en el festín de Balthazar, Dios hizo 793 95 | obligaciones impuestas a los fieles por el tribunal de Roma. 794 108 | sumido en la oración, ungió fielmente aquella cabeza sagrada en 795 60 | Se han fijado en el perro negro? -preguntó 796 24 | enfermedad guardaban una singular fijeza. Parecía que Bartolomé buscaba 797 110 | canonizado sin ninguna duda, fijó la apoteósica ceremonia 798 24 | venían sentimientos de piedad filial del mismo modo que un ladrón 799 27 | el mismo momento, la voz fina y ligera de una cantante 800 112 | plateados, revestidos de albas finas y que lo rodeaban semejantes 801 83 | cobardía; la generosidad, finura; la justicia, un crimen; 802 112 | astros que ruedan en el firmamento. Cuando llegó la hora del 803 81 | los momentos de cansancio físico. Haciendo inventario de 804 70 | luz temblaba en un joven fluido, y, protegida por hermosas 805 112 | en el seno de las nubes formadas por el incienso, semejantes 806 111 | caprichosas figuras que se forman en un brasero al rojo.~ ~ 807 111 | contrastes, cargada de flores, formando un suave tumulto en el silencio 808 94 | jugarlo en sus días de vejez. Fortalecido con los errores cometidos 809 81 | enorme peso sobre aquella fosa, en el fondo de la cual 810 70 | vida estallaba en aquel fragmento de vida, que don Juan retrocedió 811 30 | Aquella frase llena de dulzura lastimó 812 122 | Así somos frecuentemente engañados en nuestras adoraciones. 813 108 | Después de haber besado su frente amenazadora y sus grises 814 82 | un labio de mujer joven, fresca y perfumada; porque, al 815 97 | destilaban luces vivas y frescas, parecía que la naturaleza 816 24 | Cruzó pronto las altas y frías salas que constituían los 817 51 | exhalado el último suspiro, me frotarás todo el cuerpo con este 818 15 | bermejas, las torres de fruta, el brillo de la fiesta, 819 112 | unidas a las voces graves y fuertes de los hombres, de millares 820 38 | anciano, reuniendo todas sus fuerzas para incorporarse, porque 821 99 | mi muerte. En otro tiempo fui amigo del gran papa Julio 822 95 | feliz como cuando oía al galante abad de Sanlúcar, a doña 823 111 | brillantes de oro y plata, las galerías, las figuras sarracenas 824 55 | el acero de un puñal. Un gallo de madera pintada surgió 825 38 | esfuerzo - , no tengo yo más ganas de morirme que tú de prescindir 826 79 | paño, pero sin mirar. Un gemido inesperado, pero terrible, 827 83 | honestas, delicadas, justas, generosas, prudentes y valerosas, 828 83 | prudencia, cobardía; la generosidad, finura; la justicia, un 829 83 | trazadas por los mayores genios de Europa, y a las que no 830 108 | habitación estuvo llena de gente. La multitud temblorosa 831 95 | orgías, soberbio en la corte, gentil para con las mujeres cuyos 832 120 | amenazó a la asamblea con gestos de desesperación e ironía.~ ~ 833 112 | levantaba el altar mayor, cuya gloria habría podido rivalizar 834 24 | hombre honrado por el posible goce de un millón bien robado. 835 83 | de Molière, del Fausto de Goethe, del Manfred de Byron y 836 24 | resplandor empujado por un golpe de viento iluminó la cabeza 837 95 | una molesta ciática y una gota brutal. Veía cómo sus dientes 838 112 | bajos, suscitaron ideas graciosas, dibujaron la infancia y 839 24 | jugando a los dados en las gradas, Bartolomé comía siete onzas 840 105 | el poder de Dios es tan grande, que no deberás asombrarte 841 82 | embriagador, don Juan las seguía, grave, expansivo, sincero, tanto 842 112 | éxtasis unidas a las voces graves y fuertes de los hombres, 843 47 | que hay escondido por el Grifo.~ ~ 844 108 | frente amenazadora y sus grises cabellos, apagó la lámpara. 845 70 | amenazaba, juzgaba, hablaba, gritaba, mordía. Todas las pasiones 846 72 | consiente. Si una voz hubiera gritado: «¡Sí!», don Juan no se 847 118 | Deus sabaoth, sabaoth! -gritaron los cristianos.~ ~ 848 10 | con los ojos llameantes. Guardaba silencio.~ ~ 849 42 | los rasgos de su padre. Guárdate de hacerlo, has recibido 850 75 | Sí -dijo el ojo con un guiño de una sorprendente ironía.~ ~ 851 82 | compañera de baile: «¿Te gusta bailar?», también sabía 852 22 | Aquel padre bondadoso gustaba de oír contar a don Juan 853 68 | Tomó un paño y, después de haberlo empapado con parsimonia 854 24 | Juan podía entrar en las habitaciones de su padre sin haber obtenido 855 112 | Sanlúcar, adornado con los hábitos pontificios, con su mitra 856 53 | las que los hombres cavan habitualmente a sus muertos. Sus cabellos 857 53 | bien Bartolomé ya no podía hablar, tenía aún la facultad de 858 14 | Ah, no me hables de ello! -exclamó el joven 859 126 | El santo hace diabluras -respondió el 860 82 | bastante fuerte como para hacerla creer que era un joven colegial 861 42 | de su padre. Guárdate de hacerlo, has recibido la Extremaunción, 862 55 | la ayuda de las cuales se hacían despertar para sus trabajos 863 95 | la cabecera de su cama, haciéndoles olvidar meses enteros de 864 83 | todas las orillas; pero, haciéndose llevar, sólo iba allí adonde 865 38 | amantes, vino, caballos, halcones, perros y oro.~ ~ 866 42 | Extremaunción, y no podría hallar consuelo viéndote morir 867 60 | Se han fijado en el perro negro? - 868 | has 869 111 | resultan difíciles de creer las hechicerías religiosas con que el abad 870 27 | ligera de una cantante que hechizaba a los invitados, reforzada 871 55 | Aquel mecanismo estaba hecho de madera, poleas, cuerdas 872 3 | sabe reanimar el corazón helado de un hombre viejo.~ ~ 873 55 | Todos iban a darle al joven heredero el pésame de costumbre.~ ~ 874 97 | Era una hermosa tarde cuando don Juan sintió 875 70 | fluido, y, protegida por hermosas pestañas negras, brillaba 876 82 | burguesa que se alimenta con un hervido diario, con un agradable 877 99 | exaltación de mis sentidos me hiciese cometer algún pecado mortal 878 111 | Apretados como hormigas, los hidalgos con capas de terciopelo 879 94 | de su mujer y la de sus hijos, astucia que su padre debiera 880 31 | remordimientos, padre! -dijo hipócritamente.~ ~ 881 81 | Pasado, representado por la Historia; con el Presente, configurado 882 53 | hijo encontró una tumba más honda que las que los hombres 883 83 | delicadeza, una necedad; la honestidad, organización; y, gracias 884 111 | santo, encendieron en su honor millares de velas en aquella 885 24 | se convierte en un hombre honrado por el posible goce de un 886 55 | Don Juan había pasado diez horas reflexionando. El viejo 887 111 | ceremonia. Apretados como hormigas, los hidalgos con capas 888 24 | el anciano hacía aún más horribles. Contraída por el dolor, 889 15 | las gentes de buen gusto hubieran reído ante esta ocurrencia. 890 24 | don Juan que vuelve! Nunca hubo en la tierra un padre tan 891 82 | sublimes arrebatos de la pasión humana no le interesaban. No cometió 892 100 | expresión de los sentimientos humanos como para no morir en paz 893 24 | efectos de una atmósfera húmeda, respirado el aire denso, 894 105 | elevando tu alma a Dios y humedecerás cuidadosamente con este 895 108 | cima de los árboles. Cuando humedeció el brazo derecho sintió 896 24 | sonrisa, vendiendo su buen humor, y dejándose querer. Reconstruyendo 897 76 | lágrima rodó por las mejillas hundidas del cadáver, y cayó en la 898 24 | combatía a la muerte. Los ojos hundidos por la enfermedad guardaban 899 27 | acompañaba, dominó el bramido del huracán y resonó en la cámara fúnebre. 900 92 | entendido bien. Un necio habría ido a la mañana siguiente a 901 83 | santos de piedra de las iglesias como obras de arte. Pero 902 108 | cuyos extraños reflejos iluminaban el campo, permitió al piadoso 903 1 | Sentadas en torno a una mesa iluminada con velas perfumadas conversaban 904 24 | empujado por un golpe de viento iluminó la cabeza de su padre: sus 905 53 | perdiendo su única, su última ilusión. Buscando asilo en el corazón 906 82 | Dueño de las ilusiones de la vida, se lanzó, joven 907 82 | otros hombres poderosos que, imaginando que las almas pequeñas creen 908 131 | Imbécil! ¿y dices que hay un Dios? - 909 95 | olvidar meses enteros de impaciencia y crueldad por una hora 910 112 | del clero compuesto por impasibles ancianos de cabellos plateados, 911 111 | noble, el milagro de su imperfecta resurrección era tan comentado 912 112 | coro, en un sillón de lujo imperial, en medio del clero compuesto 913 24 | amante, disculpando sus impertinencias con una sonrisa, vendiendo 914 95 | dolor llegaron los gritos de impotencia, gritos tanto más desgarradores 915 117 | Y un torrente de imprecaciones discurrió como un río de 916 68 | resonaron en su corazón: «¡impregna un ojo!» Tomó un paño y, 917 108 | medio de la sombra. El joven impregnó un paño en el licor que, 918 58 | nocturnas de don Juan habían imprimido a sus rasgos una expresión 919 95 | realizar todas las obligaciones impuestas a los fieles por el tribunal 920 99 | revelar el misterio a mi hijo, in articulo mortis. Encontrarás 921 83 | como el divino Rabelais; o, incluso, se ría de los seres en 922 24 | Confinado en el ala más incómoda de su palacio, salía raramente, 923 101 | el viático, pensaba en la incompatibilidad de los dos poderes, el del 924 38 | reuniendo todas sus fuerzas para incorporarse, porque lo sobrecogió una 925 24 | brillaba en aquella cabeza un increíble carácter de poder. Un espíritu 926 24 | faltase; caminaba soñador, indeciso, preocupado como un hombre 927 108 | silencio. Oía estremecimientos indescriptibles, pero los atribuía a los 928 58 | mitad de tristeza mitad de indiferencia, y aquella fantasmagoría 929 108 | piadoso Felipe entrever indistintamente el cuerpo de su padre como 930 95 | grado más alto de burla era inducir a los otros a creer en las 931 87 | Siempre piensa en sus indulgencias? -respondió Belvídero - . ¡ 932 24 | en la tierra un padre tan indulgente. Por otra parte, el joven 933 79 | pero sin mirar. Un gemido inesperado, pero terrible, se hizo 934 112 | graciosas, dibujaron la infancia y la fuerza en este arrebatador 935 114 | unieron las mil voces del inferno. La tierra bendecía, el 936 95 | Paternal sistema que resultó infinitamente mejor que el que su padre 937 98 | así «Felipe», aquel padre inflexible.~ ~ 938 55 | Era una de esas máquinas ingeniosas, con la ayuda de las cuales 939 110 | abad, para aumentar sus ingresos. Declarando enseguida que 940 61 | Ya es inmensamente rico -dijo suspirando Blanca 941 55 | otoño. Permaneció de pie, inmóvil, perdido en un mundo de 942 58 | Los hombres permanecieron inmóviles. Las mujeres, que tenían 943 13 | ebrio y alocado. Era una inocente jovencita acostumbrada a 944 112 | adornados con las brillantes insignias de sus vanidades eclesiásticas, 945 94 | decidió utilizar los actos más insignificantes de su vejez para el éxito 946 94 | edad de sesenta años, se instaló en España. Allí, ya anciano, 947 84 | abarcaba hombres, cosas, instituciones e ideas. En lo que respecta 948 119 | Insultan la majestad del infierno! - 949 83 | de los seres en lugar de insultar a las cosas como el mariscal 950 70 | llenos de fuego, de vida, de inteligencia. Por todas partes brillaban 951 24 | capas de luz más o menos intensas, mostrando de este modo 952 73 | pensaba. Tuvo el valor de intentar cerrar aquel párpado blanco. 953 82 | grandes almas, se dedican a intercambiar los más altos pensamientos 954 82 | de la pasión humana no le interesaban. No cometió el error de 955 111 | amplia iglesia, resplandores interesados que concedieron un mágico 956 94 | vitalicia para que le produjera intereses durante su vida, la de su 957 24 | arrojaba sobre el lecho, en intervalos desiguales, capas de luz 958 55 | ver moverse a su padre. Intimidado por la expresión rígida 959 81 | cansancio físico. Haciendo inventario de las inmensas riquezas 960 45 | Te agradezco el haber invitado a cantantes, haber traído 961 103 | Esta idea me persigue. Iré, pues, al infierno, hijo 962 107 | lágrimas bañaron su rostro irónico y pálido.~ ~ 963 58 | Pero, en aquella adorable Italia la vida disoluta y la religión 964 77 | combatido contra un ángel, como Jacob.~ ~ 965 94 | Fue una broma seria, un jaque que se quiso reservar para 966 111 | tres siglos el nombre de Jesucristo sustituyendo al de Alá, 967 110 | la cabeza hizo un gesto jocoso.~ ~ 968 124 | Sancte Johannes ora pro nobis -entendió 969 13 | alocado. Era una inocente jovencita acostumbrada a jugar con 970 84 | Pero la profunda jovialidad de don Juan Belvídero precedió 971 110 | sucesivo se llamaría, dijo, San Juan-de-Lúcar. Ante estas palabras, la 972 24 | lamentaba la pérdida de su amada Juana. Sus numerosos sirvientes 973 32 | Pobre Juanito! -continuó el moribundo 974 108 | pero los atribuía a los juegos de la brisa en la cima de 975 96 | plomo, diáfana para él, jugaban como sombras las arrebatadoras 976 24 | patio y los pajes discutían jugando a los dados en las gradas, 977 13 | jovencita acostumbrada a jugar con las cosas sagradas.~ ~ 978 94 | que se quiso reservar para jugarlo en sus días de vejez. Fortalecido 979 108 | como si la trompeta del juicio final hubiera sacudido el 980 99 | servirte aún, querido Felipe. Júrame, por tu salvación eterna, 981 83 | gentes honestas, delicadas, justas, generosas, prudentes y 982 83 | generosidad, finura; la justicia, un crimen; la delicadeza, 983 70 | acusaba, condenaba, amenazaba, juzgaba, hablaba, gritaba, mordía. 984 82 | bajo sus besos más de un labio de mujer joven, fresca y 985 53 | ha condenado a mirar de lado, sus ojos, más grandes, 986 70 | partes brillaban ojos que ladraban a su alrededor.~ ~ 987 24 | del cuerno de caza y los ladridos de los perros lo sorprendían, 988 34 | este pensamiento cuando ladró el viejo perro de aguas. 989 24 | filial del mismo modo que un ladrón se convierte en un hombre 990 76 | ojo para reventarlo. Una lágrima rodó por las mejillas hundidas 991 24 | quince años este hombre lamentaba la pérdida de su amada Juana. 992 112 | efecto, el esplendor de las lámparas de oro, de los candelabros 993 70 | verdugos; la mirada que lanza un hombre a los hombres 994 112 | brillaban numerosos cirios que lanzaban al aire ondas llameantes. 995 15 | Juan y el mismo Príncipe lanzaron un grito de horror. Doscientos 996 94 | tipo de mujer que combate largamente una pasión antes de ceder, 997 82 | nuez y, sin entretenerse largo tiempo, despoja sabiamente 998 82 | amor oriental de placeres largos y fáciles. Amando sólo a 999 1 | comentarios libertinos, lascivos, melancólicos o burlones.~ ~ 1000 30 | Aquella frase llena de dulzura lastimó a don Juan, que no perdonó