Pár.

 1     1|       jardín aislado del Marais. Era una pareja ejemplar. Mientras
 2    II|         lo que yo creía posible. Era más o menos de mi color,
 3    II|        para vestir un gorrión, y era más grueso que yo. En un
 4    II|         voz tan ronca como calvo era su cráneo.~-¡Ah!, señor, -
 5   III|       encantadoras personas. Una era una pequeña urraca muy bien
 6   III|        inexplicable. Mi panetera era tan alegre, mi escanciadora
 7   III|         a la ignorancia de quién era yo:~-¿Está bromeando? -
 8   III|   deshabitado, desgraciadamente. Era la morada del difunto rey
 9    IV|  querella. Vi, con sorpresa, que era blanco. A decir verdad,
10    IV|          su nombre y de qué país era.~-Me sorprende - me dijo -
11    IV|        encontrar ninguno. Cuando era joven, me atormentaba mucho
12     V|   atención. Pero su conversación era tan vacía, se contaban con
13     V|         inmediato ¡Ah! ¡Qué pura era su voz! ¡qué dulce parecía
14    VI|        cosa, no es poco de pavo. Era demasiado tonto al afligirme
15   VII|      Como me lo había prometido, era un poema en cuarenta y ocho
16   VII|       par. El tema de mi obra no era otro que yo mismo: en eso
17   VII|         que allí se encontraban: era una encantadora descripción.
18   VII|         como parientes míos. Uno era un mirlo de Senegal y el
19  VIII|        la calma que mostraba, no era feliz. Mi aislamiento, no
20  VIII|          tarde. ¡Qué felicidad!, era la mirla más bella del mundo,
21  VIII|     mirla más bella del mundo, y era más blanca aún que yo.~-¡
22  VIII|   soledad eterna y, francamente, era una carga pesada de llevar;
23  VIII|    reverendo padre Cormoran, que era arzobispo in partibus. Un
24  VIII|          alma y del cuerpo. Sólo era un poco melindrosa, pero
25  VIII|      inquietaba más seriamente y era la especie de misterio del
26  VIII|        remedio y me contestó que era un opiato para sabañones.~
27  VIII|     inteligencia de mi compañera era digna en todo punto de mi
28  VIII|     antes de ponerse a escribir: era el prototipo de la mirla
29  VIII|         de sí misma. Me dijo que era una mancha de tinta y que
30  VIII|       sensibilidad. Ingenuo como era, a veces me sucedía mientras
31  VIII|    trabajaba, que el sentimiento era más fuerte que la idea y
32  VIII|    llegaras a mí, mi aislamiento era el de un huérfano exiliado,
33  VIII|    decisión tomar? Todo reproche era inútil. A decir verdad,
34  VIII|        pública mi vergüenza? ¿No era suficiente con mi dolor?
35  VIII| literaria, huir a un desierto si era posible, evitar para siempre
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