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Hermano Benito Arbués
Circular Convocatoria Capítulo General

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  • 1. El Capitulo General es un acontecimiento especial para la Iglesia y para el Instituto
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1. El Capitulo General es un acontecimiento especial para la Iglesia y para el Instituto

a) Importancia eclesial.

El Capítulo General ha dejado de ser un acontecimiento privado de un grupo religioso. Es un evento que repercute en la Iglesia, a través de los lugares y personas con quienes compartimos la misión y la espiritualidad. Además, puede servir de estímulo y orientación para otras familias religiosas porque todas las congregaciones podemos aportarnos luz e intuiciones o restar entusiasmo, en la búsqueda y el deseo de re-nacer que anhelamos los religiosos y religiosas.

Monseñor Pironio, siendo Prefecto de la Congregación de Religiosos e Institutos Seculares, lo expresó así: "La celebración de un Capítulo interesa, ante todo, a la Iglesia entera: es un acontecimiento eclesial, aunque la Congregación sea pequeña y no esté extendida por todo el mundo... Constituye un momento de particular presencia del Señor y efusión de su Espíritu. No sólo sobre la comunidad, sino sobre la Iglesia entera... Un Capítulo no es historia privada de una Congregación o Instituto. Es esencialmente un acto eclesial".

En nuestro caso, las repercusiones son importantes, no sólo para nosotros los Hermanos, sino para las personas seglares que se sienten maristas y para la niñez y juventud que son preferencia de nuestra misión apostólica y razón de nuestra vocación de Hermanos.

b) Un tiempo especial para celebrar la fidelidad de Dios y de nuestros Hermanos:

En este tiempo capitular hemos de recordar y agradecer a Dios y a María su presencia y protección. Los motivos a nivel del Instituto son múltiples. Entre otros:

·         El don del Instituto a la Iglesia y la canonización de nuestro querido Fundador.

·         La fidelidad martirial de nuestros hermanos en Africa, la de quienes murieron y la de quienes se arriesgaron por fidelidad a la misión y por amor al pueblo que sufría.

·         La fidelidad de los Hermanos que han fallecido en estos últimos años. Desde el término del XIX Capítulo General hasta la fecha son, aproximadamente, unos 675.

·         La entrega y fidelidad de todos nosotros, en especial la vida y testimonio de los hermanos enfermos y ancianos que siguen dándonos su hermoso testimonio de bondad, fidelidad gozosa y de fe, en las casas de retiro y en las enfermerías.

·         Las vocaciones de Hermanos jóvenes que nos han llegado. En algunas provincias el número es reducido pero importante porque hacía varios años que ningún joven iba al noviciado. Agradezcamos a María los 417 Hermanos que han hecho su primera profesión desde 1994.

·         Las vocaciones de hombres y mujeres seglares maristas que quieren vivir el evangelio bajo el influjo espiritual de San Marcelino. Por el bautismo nos sentimos, radicalmente iguales con ellos y ellas, pero con carismas vocacionales diferentes, aunque complementarios y con voluntad de vivir la misión compartida.

·         Los proyectos comunitarios y pastorales que se han iniciado para responder a las invitaciones del XIX Capítulo General.

c) Abiertos al Espíritu

Un Capítulo es un momento histórico en el que Hermanos procedentes de los cinco continentes, nos congregamos para compartir experiencia, animarnos, "soñar" juntos el futuro, ofrecer caminos y comprometernos. Y todo esto será espiritualmente fecundo en la medida en que dejemos que sea el Espíritu quien suscite en nosotros visión y profecía. Sin su ayuda el Capítulo puede convertirse en una reunión más o menos organizada, cualificada, interesante, pero "sin alma".

El Capítulo es una oportunidad para dar nuevo impulso al carisma a fin de que se exprese con más vigor y dinamismo en nuestros días. Una oportunidad también para que, manteniendo la unidad en la variedad, nuestro carisma se enraíce en las culturas y pueblos donde realizamos la misión. "La parte principal en la renovación y adaptación de la vida religiosa corresponde a los propios Institutos, que la llevarán a cabo especialmente por medio de los Capítulos Generales... La misión de los Capítulos no se reduce a la promulgación de leyes, sino que comprende también la promoción de la vitalidad espiritual y apostólica" (motu propio "Ecclesiæ Sanctae" 1).

Un Capítulo General es un tiempo de examen y discernimiento para ver si estamos respondiendo con fidelidad a nuestra vocación y a las llamadas que el Espíritu nos hace desde los acontecimientos y el clamor de los jóvenes. La referencia al Reino de Dios ha de someter a discernimiento la vida del Instituto en todos sus niveles: personal y comunitario, provincial y de la propia congregación como tal.

Es igualmente una escuela de formación marista para los participantes. Acabado el Capítulo, éstos regresarán a sus Provincias a ayudar a vivir, en el día a día de la misión, el mensaje capitular en actitud cotidiana de búsqueda de lo que "agrada al Señor" (cf Ef 5,10).

d) Experiencia congregacional de fe y esperanza.

El Capítulo General es responsabilidad de todos y no sólo de los Capitulares. Es una experiencia de Congregación que nos disponemos a vivir con fe y esperanza y con gran amor al carisma que hemos heredado de San Marcelino y que generaciones de Hermanos han ido desarrollando en países y culturas diferentes.

Queridos Hermanos os convoco a todos a Capítulo. Todos hemos de realizarlo y vivirlo con presencias y colaboraciones diversas, pero no por eso menos importantes. Vuestra colaboración es necesaria antes, durante y después de las sesiones capitulares. Quienes nos reunamos en Roma tendremos una misión y un compromiso con el Instituto, pero sin vuestro apoyo nuestras sesiones tendrán escasas consecuencias.

Desde ahora os invito a vivir esta experiencia bajo la acción del Espíritu y que sea la oración vuestra primera forma de participación. Es Dios quien da eficacia a estos acontecimientos. Por eso hemos de pedir a María, nuestra Buena Madre y a San Marcelino que estén presentes y nos acompañen a buscar la voluntad de Dios y a discernir sus llamadas para el futuro inmediato del Instituto.

Os pido una oración más intensa, con tiempos supletorios en las comunidades. Sería interesante que en vuestras capillas u oratorios coloquéis algún signo que os recuerde el Capítulo e invite a la oración y comunión con todo el Instituto. Desde el día en que procedáis a la elección de los delegados, mantened este signo recordatorio.

Pero mi invitación a la oración se hace más particular para los Hermanos que en casas de retiro, en las enfermerías o inmovilizados en el lecho del dolor viven con serenidad y abandono en Dios su fidelidad vocacional. Vosotros sois, mis queridos Hermanos, los pilares que sostenéis el Instituto con vuestro poder de intercesión y vuestra oración de mediación ante el Señor y la Santísima Virgen. Gracias a todos por esa fidelidad contemplativa.

Aprecio y agradezco el apoyo que los Hermanos y grupos de seglares estáis dando a la Comisión Preparatoria. Las respuestas que ha recibido son numerosas. Algunas indican que les habéis dedicado comunitariamente una atención particular.

e) Una coincidencia histórica para las cuatro congregaciones maristas

En septiembre del año 2001 coincidirán en Capítulo General y en Roma, la Sociedad de María (Padres Maristas), las Hermanas Maristas, las Hermanas Misioneras de la Sociedad de María y nosotros, los Hermanitos de María. Nadie ha programado tal coincidencia y se da sin más y por primera vez. Debido a la periodicidad de los Capítulos en cada congregación (diferente de una a otra, salvo en el caso de los Padres y nosotros), no es fácil que se esta coincidencia; pero en este año 2001 estaremos celebrando nuestros respectivos Capítulos en la misma época.

A los cuatro consejos generales nos ha parecido que convenía aprovechar esta oportunidad para vivirla en comunión y significarla de alguna manera. Los cuatro Capítulos tendremos un día de encuentro para compartir sobre algún tema, rezar y celebrar juntos los lazos comunes de nuestros orígenes y recordarnos los "sueños" de nuestros fundadores y fundadoras. Con este fin se ha reservado el 12 de septiembre, fiesta del Dulce Nombre de María. Un grupo de trabajo intercongregacional ya ha comenzado a organizarlo.




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