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Hermano Benito Arbués
Circular Convocatoria Capítulo General

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  • 2. Una mirada sobre el pasado.
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2. Una mirada sobre el pasado.

Principales líneas de los últimos Capítulos Generales y sus contextos:

XVI CAPÍTULO GENERAL: Capítulo especial - 1967 – 1968

Es el Capítulo que intenta responder a la llamada de la Iglesia de "actualizar" ("aggiornare") el carisma y la reglamentación (normativa) propios del Instituto.

Nuestro Capítulo, dada la importancia de la tarea que se le confía, y ante una experiencia nunca antes vivida en el Instituto, de revisar todo y situarlo a la luz del Concilio Vaticano II, realiza su misión en dos sesiones de trabajo. En sus Circulares previas al Capítulo, el Hno. Charles Raphaël lo había prácticamente anunciado: "ce travail d’ensemble prendra beaucoup de temps et pourra même porter sur deux sessions". ("el conjunto de este trabajo llevará mucho tiempo y podría necesitar de dos sesiones").

Concluye el Capítulo con un texto de Constituciones "ad experimentum", unDirectorio y una serie de documentos que permiten una lectura comprensiva de las Constituciones propuestas.

Es un paso de capital trascendencia para el Instituto. Se abren las puertas a muy buenas iniciativas como respuesta a lo que el Hno. Basilio llamó en una Circular intersesional "las llamadas de la Iglesia y del mundo" a los Hermanitos de María. Pero es también el momento de evidenciar una serie de desajustes personales y comunitarios que existían posiblemente con anterioridad, pero que una mayor uniformidad institucional y una menor apertura habían silenciado.

Vivimos la gran crisis de las salidas de Hermanos del Instituto: 1401 hermanos en solo 3 años (1969-1970-1971). Crisis que ya había denunciado, por otra parte, el Hno. Charles Raphaël a lo largo de la década del 60.

Pero el entusiasmo del recién terminado Concilio Vaticano, con la respuesta profética de algunas Iglesias locales o regionales, anima a los Hermanos, y muchos hacen suya la intención del Hno. Basilio al asumir la misión de Superior General: "Emplearé mi influencia y mi actividad para orientar el Instituto, a ser posible en mayor medida que hasta el presente, hacia los pobres y hacia las misiones" (Circular del 15 de julio de 1968).

Al convocar un nuevo Capítulo General para 1976, el Hno. Basilio constata que en ese período se ha dado, a la par que iniciativas generosas por inventar formas nuevas de vida marista, una cierta búsqueda de lo fácil, según los gustos personales. La Primera Conferencia General de Provinciales (1971) llegó a hablar incluso de una cierta anarquía en sectores del Instituto. El cambio propuesto por el Capítulo y expresado por el Superior General en su Meditación en voz alta ante los Hermanos Provinciales (1971), no debía pues consistir en "hacer lo contrario de lo que se había hecho hasta entonces, por un simple rechazo al pasado, sino en afrontar el porvenir de un mundo en trance de cambio". Se siente "la necesidad de discernir, en medio de un sinfín de búsquedas y de tentativas que una evolución acelerada nos legó, qué cosas haya que conservar y cuáles tengamos que arrumbar" (Circular Convocatoria al XVII Capítulo General).

XVII CAPÍTULO GENERAL: 1976

Una primera tarea del Capítulo consiste en emitir un veredicto sobre la situación "ad experimentum" de las nuevas Constituciones otorgada por el motu propio Ecclesiæ Sanctae. El Capítulo decide prolongar esta situación por otros nueve años.

Dos frutos importantes de este Capítulo son la Carta "Hermanos Maristas hoy" y el documento capitular "Pobreza y Justicia". Ambos textos son un deseo de encontrar en espíritu de fe y en diálogo con el mundo un sentido actualizado de nuestra vocación. De la Carta se puede decir que es una especie de profesión de fe para nosotros y para los demás: creer en nuestra identidad y profesarla con gozo y esperanza. Del documento "Pobreza y Justicia" cabe decir que es la expresión escrita del eco que el sufrimiento de mucha gente produce en el corazón de un hijo de Champagnat: una llamada a despertarnos, a comprometernos según nuestra vocación y a dejarnos transformar, siempre desde el seguimiento de Jesús.

Al constatar que vivimos en un mundo en mutación rápida y profunda que afecta a la sociedad, la Iglesia, la vida religiosa y la vida de nuestros hermanos, el Capítulo siente la urgencia de descubrir mejor nuestra espiritualidad marista y reafirma la importancia de unificar en nuestra vida la consagración, la oración y el apostolado en el seno de una comunidad. Esta es la esencia del informe de la comisión capitular PAC (Prière-Apostolat-Communauté).

El Capítulo decide una nueva forma de Gobierno para el Instituto: la figura del Consejero General de Región desaparece. Los Consejeros del Superior General no tendrán en adelante ninguna región particular del Instituto a su cargo.

Al terminar su mandato en 1985, el Hno. Superior General constata que, a pesar de muchos aspectos positivos por los que hay que dar gracias a Dios, hay una fuerte disminución de personal y señala una evidencia: "un notorio desajuste entre los documentos y la vida real". De ahí que se perciba, por ejemplo, falta de unificación en la vida, debilidad en la formación inicial y permanente, desconfianza ante auténticas llamadas del Señor y dones del Espíritu en temas tan ricos como la vida comunitaria, el servicio a los pobres, la educación para la justicia.

La Conferencia de Provinciales de América Latina abre y propone un camino de reflexión y discernimiento que tendrá posteriormente eco en el Instituto. La Conferencia de 1984 celebrada en Chosica (Perú) constituye un hito en ese caminar fraterno. El tema central "Misión del Hermano Marista en América Latina hoy", enfatiza la urgencia de hacer una real y operativa opción por los pobres desde el carisma marista.

 

XVIII CAPÍTULO GENERAL: 1985

El Capítulo comienza con una tarea bien definida. Además de elegir, como todo Capítulo, el próximo Gobierno General y de hacer un balance de lo que se ha vivido en los últimos años, hay que llevar a cabo un estudio final de las Constituciones, para proponer su aprobación a la Santa Sede. Los Estatutos, incorporados al texto de las Constituciones, son el equivalente del antiguo Directorio.

Al término del Capítulo hay una formulación abierta de prioridades que se podrían agrupar en las siguientes:

·         la disminución y envejecimiento como llamada a una pastoral vocacional y a la necesidad de reestructurar las prioridades apostólicas;

·         fortalecer la formación, con el deseo explícito de redactar y poner en práctica una Guía de Formación;

·         continuar todo el dinamismo creado en torno a "Pobreza y Justicia";

·         crecer en espiritualidad apostólica como medio de unificación de la vida;

·         revitalizar nuestra identidad;

·         promover la inculturación;

·         transmitir sin dilación las Constituciones a todo el Instituto.

La celebración de la Conferencia General de Provinciales se realiza, por vez primera fuera de Roma, en Veranópolis (Brasil) coincidiendo con el centenario de la llegada de los Hermanos a América Latina. Tres semanas que marcan una nueva forma de realizar esta Asamblea. Seis Hermanos jóvenes son invitados por el Hno. Charles Howard a participar en la misma y aportan la sensibilidad y la visión que les es propia.

Previo al siguiente Capítulo, el Superior y su Consejo ofrecen un Informe al Instituto en el que sugieren algunas líneas de acción de cara al futuro:

·         desarrollar actitudes y práctica de discernimiento (personal y comunitario);

·         desarrollar nuestra solidaridad ("ad intra" y "ad extra");

·         mayor apertura a los laicos (misión con ellos y hacia ellos)

 

XIX CAPÍTULO GENERAL: 1993

Cuatro grandes temas o núcleos de reflexión centran los trabajos del Capítulo: Misión, Solidaridad, Espiritualidad Apostólica y Formación. Como asuntos transversales que afectan a los cuatro anteriormente citados aparecen: el discernimiento, los laicosy la comunidad marista.

Pero sólo dos documentos salen del Capítulo con categoría de tales: un Mensajea los Hermanos y la Guía de Formación. Toda la reflexión refleja un deseo de revitalizar el Instituto por medio de una actitud de fidelidad creativa que llevará a proyectos coherentes y significativos. El Capítulo utilizará la expresión refundación como concreción de este movimiento.

Es el Capítulo donde, por primera vez, hay una presencia de laicos. A iniciativa del Superior General y su Consejo, aceptada por la Asamblea Capitular, los laicos acuden en calidad de invitados.

En contradicción con todo el discurso realizado con referencia a los laicos, la Asamblea no otorga al Hermano Superior General y su consejo la facultad de decidir esta invitación para el próximo Capítulo. No obstante, sí se tiene la posibilidad de contar con un buen número de ellos durante toda la Conferencia General de 1997 con una participación muy significativa. Y lo mismo sucedió con un pequeño grupo de Hermanos de menos de 31 años.

Una recomendación que tendrá repercusión en todo el período 1993-2001 es la que surge de la Comisión de Gobierno y que el Capítulo ofrece al Consejo General: estudiar una posible reestructuración del Instituto y tomar las medidas que consideren necesarias. A propuesta también de esta Comisión capitular se aprueba una nueva forma de elección del Consejo General y de los delegados al próximo Capítulo.

El Capítulo manifiesta el deseo de que se elabore un documento sobre educación marista. Es el origen del texto "Misión Educativa Marista" que pudiera ser objeto de estudio en el próximo Capítulo.

El período está marcado fuertemente por los conflictos político-sociales en diversas partes del mundo, especialmente en Africa y Oceanía. Once hermanos, la mayoría evidentes mártires de la caridad y el celo apostólico, pierden su vida en Africa. Son, dentro del dolor que ocasionaron sus muertes, la mayor gracia recibida de Dios en estos tiempos. Otros se ofrecen al Hermano Superior General para ser presencia evangelizadora en esos lugares de tensión y riesgo.

Gracia singular fue también el reconocimiento oficial de la santidad de nuestro Fundador, el 18 de abril de 1999, en la ceremonia de canonización celebrada en Roma. La seguimos viviendo como un don de Dios y un regalo de la Virgen.




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