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Comisión Internacional Marista de Educación Misión Educativa IntraText CT - Texto |
Nuestra misión de evangelizar a través de la educación
75. Siguiendo a Marcelino Champagnat, tratamos de ser apóstoles para los jóvenes, evangelizándoles a través de nuestra vida y nuestra presencia entre ellos, así como mediante nuestra enseñanza: no somos ni exclusivamente catequistas, ni sólo maestros de materias profanas. 14
76. La educación, en su sentido más amplio, es nuestro marco de evangelización: en escuelas, en programas sociales y pastorales, y en encuentros informales. En todos ellos ofrecemos una educación integral, 15 sustentada en la visión cristiana del desarrollo personal y humano. 16
77. Con la cooperación activa de los jóvenes, 17 buscamos formas creativas para:
desarrollar su autoestima y su capacidad para orientar sus vidas.
proporcionar una educación del cuerpo, la mente y el corazón, adecuada a la edad, talento personal, necesidades y contexto social de cada uno.
animarles a que cuiden de los demás y de la creación de Dios.
educarles para que sean agentes de cambio social, y trabajen a favor de una mayor justicia para todos los ciudadanos, y para que tomen conciencia de la interdependencia de las naciones.
alimentar su fe y compromiso como discípulos de Jesús y apóstoles para otros jóvenes.
despertar en ellos un espíritu crítico y ayudarles a tomar decisiones basadas en los valores del Evangelio.
78. Elegimos estar presentes entre los jóvenes de la misma manera que Jesús estaba con sus discípulos en el camino de Emaús: 18
respetando su conciencia y su ritmo de entender a las cosas,
compartiendo con amor sus preocupaciones,
caminando a su lado como hermanos y hermanas,
desplegando gradualmente ante ellos la riqueza y la relevancia de la visión transformadora que tiene Jesús de los hombres y del mundo.
79. Acogemos a los jóvenes. Les escuchamos, les interpelamos. Vemos en ellos la imagen y semejanza de Dios, merecedores de nuestro respeto y ternura, sean cuales sean sus circunstancias, convicciones religiosas o necesidades personales de conversión. 19
Damos testimonio personal y comunitario de nuestra alegría, esperanza y vida cristiana.
80. Ayudamos a los jóvenes a crecer en libertad personal y a conocer las exigencias de la vida. 20 Les instamos a darse a sí mismos, a compartir lo que tienen, y a comprometerse con entusiasmo. Les ayudamos a descubrir su dimensión espiritual: la experiencia personal del Espíritu que trabaja en lo hondo del corazón humano, inspirando, animando, apoyando, consolando; su capacidad de sorprenderse ante las maravillas de la creación, su intuición de lo trascendente, de que nuestro destino final es estar con Dios.
Invitamos a los jóvenes a un diálogo de vida que los ponga en relación con la palabra de Dios y el Espíritu que actúa en los corazones. 21
81. Tendemos puentes entre las culturas que se cruzan en nuestra misión. Orientados por la luz del Evangelio, afirmamos todo lo que tienen de positivo y nos mostramos críticos con otros valores que subyacen en su conducta y en sus prioridades. Con verdadero espíritu de diálogo, animamos a los jóvenes a expresar, en su propio lenguaje, su búsqueda de fe, con sus aspiraciones y planteamientos. 22
Participamos en la misión que tiene la Iglesia de evangelizar las culturas. 23
82. Presentamos la Buena Noticia no sólo en términos personales, sino también contemplando la comunidad humana a través de la visión de Jesús: llegando hasta el "desecho" de la sociedad, buscando el bien de todos, y comprometiéndonos responsablemente con el futuro de la humanidad y de la creación de Dios.
Educamos en y para la solidaridad. 24
83. Acompañamos a los que son creyentes hacia un encuentro más cercano con Jesucristo. Compartimos con ellos la persona de Jesús, fuente de vida nueva, de esperanza, y de energía renovada para todos y cada uno de nosotros. Les animamos a crecer como discípulos de Jesús que han sido favorecidos con los dones del gozo, la paz interior y la superación de los temores.
Compartimos nuestra fe. 25
84. Proporcionamos a los jóvenes creyentes una experiencia de comunidad cristiana, de manera que lleguen a sentirse miembros de la Iglesia local. Procuramos que participen activamente en las comunidades que celebran y alimentan su fe en la Palabra y en el Sacramento. Les animamos a que sean ellos mismos portadores de la Buena Noticia en sus relaciones cotidianas, en sus diversos ambientes culturales y sociales.
Facilitamos la iniciación sacramental a aquellos que lo piden.
Trabajamos en la construcción de comunidades cristianas locales que puedan acoger a los jóvenes. 26
85. En los ambientes donde existe pluralismo religioso, respetamos la libertad de conciencia de todos, y valoramos la riqueza de la presencia de Dios en las tradiciones religiosas de la humanidad. 27 Ayudamos a los jóvenes de todas las creencias a vivir juntos en paz en sus vidas cotidianas, a mostrarse receptivos entre sí, y a trabajar y orar juntos. 28 Animamos a los que no profesan la fe cristiana a que "practiquen con sinceridad lo que es bueno en su tradición religiosa". 29 Ayudamos a los jóvenes católicos a tener conocimiento claro de nuestra identidad y nuestra herencia, de manera que no caigan en falsas espiritualidades y actitudes sectarias.
Promovemos el diálogo ecuménico 30 e interreligioso. 31