Mensaje del 19º Capítulo General a todos los Hermanos
Maristas
Texto original está en francés
Hermano,
1. A ti, Hermano, que has
participado en este 19º Capítulo General con tu oración y con el interés que
has demostrado en su preparación y en su desarrollo.
A ti, Hermano, te dirigimos
gozosos, este MENSAJE, que quiere ser, ante todo, una invitación fraternal a
emprender juntos, con audacia y esperanza, una nueva etapa en la vida de
nuestro Instituto, en continuidad con nuestra historia.
2. En la preparación de este Capítulo pudiste expresar tus aspiraciones. Nos
hemos tomado tiempo para escuchar todas las aportaciones de los Hermanos. Estas
han sido muy ricas y os estamos agradecidos por ello. En ellas hemos
descubierto la sed de volver a las fuentes y la voluntad de ser fieles a lo que
Marcelino Champagnat quiso para nosotros. Hemos sentido con fuerza el deseo de muchos Hermanos de una
vida religiosa más generosa ante las necesidades urgentes de nuestro mundo.
3. Nosotros mismos, durante
casi dos meses, hemos vivido una experiencia espiritual excepcional.
Encontrarnos en la diversidad, compartir profundamente por encima de las
barreras de lengua y cultura, nos ha enriquecido a todos. En nuestra
diversidad, hemos vivido una fuerte comunión, sintiendo en lo más íntimo de
nuestro corazón que somos una familia en torno a unos mismos valores y
preocupaciones. Por eso hoy queremos compartir contigo nuestras convicciones.
El clamor del mundo
4. Llegados desde los
cuatro puntos cardinales, hemos escuchado los gritos del mundo a través de las
voces de nuestros Hermanos.
5. Para nosotros, estos clamores se han convertido en "signos de los
tiempos":
— El clamor dolorido de tantos pobres y marginados
que, en todo el mundo, son dejados de lado.
— El clamor angustiado de los jóvenes sin empleo,
cuyas cualidades son menospreciadas.
— El clamor silencioso de cuantos son despreciados,
de los que viven en la soledad, de los sin voz y sin libertad.
—
El clamor desesperado de
tantos jóvenes que buscan un sentido a sus vidas en paraísos artificiales.
La injusticia de estructuras capaces de engendrar tanto sufrimiento clama
al cielo. 1
6. El clamor de los niños:
— El clamor de los niños de la calle, abandonados, condenados a
una vida inhumana.
— El clamor de los niños, víctimas injustas del hambre y de la guerra.
— El clamor de los niños desalentados por el fracaso escolar.
— El clamor de los hijos del divorcio, de las familias destrozadas.
— El clamor de los niños cuyos cuerpos se venden y se compran.
Detrás de cada uno de esos rostros doloridos, se esconde el rostro de
Jesús. 2 Detrás de estos gritos, resuena el
grito de Jesús en la Cruz. 3
7. Pero escuchamos también los gritos de esperanza:
— de los que luchan por los derechos humanos
— de los que construyen la paz
— de los que se esfuerzan por eliminar la miseria
— de los que propugnan una sociedad más justa
— de los que trabajan en el mundo de la educación
— de los que defienden el respeto a la vida
— de los que promueven la salvaguardia de la Creación
— de los que anuncian la Buena Noticia.
En estos gritos de esperanza brota la semilla del Reino y se manifiesta
la presencia del Espíritu. 4
En el corazón de nuestras vidas
8. Durante estos días de encuentro fraternal, vividos desde la fe, hemos
cimentado más profundamente las convicciones que mueven nuestras vidas:
Cimentados sobre roca
9. Creemos que Dios ama al mundo, con sus incoherencias, sus violencias
y sus contradicciones. Nos ama a cada uno como somos.
Creemos que, por amor a este mundo, Jesús se hace solidario de nuestra
humanidad y así nos hace hermanos.
Creemos que también hoy está presente por su Espíritu en el corazón de
cada hombre y de cada mujer. Creemos que actúa en el mund mucho más de lo que
podemos imaginar.
10. Dios continúa encarnándose hoy a través de todos aquellos que, con
vocaciones diferentes, siguen a Jesús. Esta comunidad de creyentes, Iglesia en
el corazón del mundo, tiene la Misión de anunciar la Buena Noticia. Con todos
los que comparten nuestra fe y con todas las personas de buena voluntad, somos
el Pueblo de Dios en marcha.
Volver a la fuente
11. Pero, de modo especial, queremos volver a la fuente fecunda de la
que nosotros, Hermanos Maristas, hemos brotado: Marcelino Champagnat. Cautivado
por el amor de Dios hacia él, respondió a la llamada a vivir el Evangelio al
estilo de María.
Como María en Caná, Marcelino está atento y se compromete. Como María
del Magnificat, denuncia la injusticia y aporta respuestas concretas a las
necesidades de su tiempo. Ella es para él modelo de escucha y de respuesta a la
Palabra de Dios.
Durante este Capítulo, la "experiencia Montagne" ha captado
nuestra atención. Este acontecimiento fue el que puso en camino a Champagnat,
que ya tenía el proyecto de fundar una congregación de Hermanos; supo reconocer
en él la llamada del Espíritu Santo. Hemos nacido de una experiencia evangélica
de solidaridad: Marcelino nos intuyó en los ojos de este muchacho ignorante. De
ahí brota lo que constituye el fundamento de nuestra propia respuesta a las
necesidades de hoy.
Sembradores de la Buena Nueva
12. Después de estos dos meses de encuentro y compartir, creemos que,
más que nunca, nuestra vocación de Hermanos Maristas constituye una Buena
Noticia para el mundo de hoy:
— Como religiosos laicales, anunciamos proféticamente una manera de
construir Iglesia más comunitaria, más participativa, familia de hermanos y
hermanas, cada cual con su propio carisma.
— Al lado de los jóvenes, como educadores cristianos, en la escuela o
fuera de ella, damos testimonio de la necesidad de lograr la armonía entre fe,
cultura y vida, y entre el compromiso como cristianos y como ciudadanos. De
esta manera participamos en la redención "de todo hombre y de todo el
hombre". 5
— Nuestra pedagogía de la presencia y nuestro espíritu de familia,
adquieren un gran significado en una sociedad que engendra a menudo egoísmo,
individualismo y soledad.
— Las actitudes de María, que queremos asumir en nuestras vidas, se
convierten en presencia del rostro maternal de Dios.
— La sencillez de vida a la que estamos llamados, denuncia la fragilidad
de la sociedad de consumo y la inconsistencia de sus ídolos, valorando a la
persona por lo que es y no por lo que tiene.
Nuevas llamadas
13. Llegamos a este Capítulo después de pasar por una Peregrinación de
Solidaridad. Esto ha contribuido a transformar en nuestro corazón la forma de
mirar y de juzgar el mundo
14. La presencia entre nosotros, durante algunos días, de catorce
seglares, ha sido un acontecimiento histórico. Nos han ayudado a comprender
mejor que debemos asumir nuestra Misión de Iglesia en comunión profunda con
ellos.
Reemprender el camino
15. Si de verdad queremos, coherentemente
— escuchar el clamor del mundo y
proclamar nuestra fe,
— permanecer fieles a nuestros
orígenes y colaborar en la Nueva Evangelización,
— comprometernos con los más
necesitados,
— creer, como Abraham, que a pesar
de nuestra vejez, podemos ser fecundos, estamos, hoy, llamados a convertirnos,
a "desplazarnos".
16. Para seguir a Jesús, con María, al estilo de Marcelino Champagnat,
debemos:
Pasar de un activismo y de una vida espiritual demasiado dependiente de los
ejercicios de piedad, a una existencia más unificada que deje lugar a la
presencia de Dios en nuestra vida y a la presencia de la vida en nuestra
oración:
— Encontrar a Dios en el hombre.
— Prolongar en cada momento el SÍ de María.
— Unificar en nuestra vida ser Hermano y Apóstol.
17. Pasar de una vida en común a una vida de comunidad. Todavía resuena
en nosotros la llamada de uno de los jóvenes seglares que nos acompañaron
durante unos días: "Encuentro Hermanos formidables, pero no
comunidades". O esta otra: "Abrid vuestras comunidades para que
podamos compartir con vosotros lo que os hace vivir".
18. Comprometernos decididamente en la vía de la inculturación, adaptando
nuestro estilo de vida marista a la cultura del lugar en el que estamos. Esta
inculturación es necesaria también para conocer, comprender y acercarse a los
jóvenes tal y como son y "allí donde están".
19. Hacer verdaderamente partícipes de nuestra vida a todos aquellos que
quieren compartir nuestra espiritualidad y nuestra misión. Arriesgarnos a
perder ciertas formas de poder para tener la audacia de una franca colaboración
con los seglares, no porque seamos pocos, sino porque reconocemos su vocación
propia de bautizados llamados también a asumir responsabilidades.
20. Tener la audacia de perder ciertas seguridades para acercarnos más a
los pequeños y a los pobres. No tener miedo de ir a situaciones de frontera.
21. "Ser más testigos que maestros", ser "Hermanos para
los jóvenes", ofrecerles valores para vivir al tiempo que diplomas para
trabajar. Saber ser, como catequistas, anunciadores entusiastas de la Buena
Noticia.
22. Hacer un alto en el camino, para evaluar nuestras obras actuales,
verificar si se corresponden con los criterios de nuestra misión hoy (evitar el
elitismo y la búsqueda del prestigio) y tener el valor de hacer los cambios
necesarios.
23. Romper nuestras fronteras provinciales para vivir en solidaridad con
nuestros Hermanos del mundo entero, compartiendo con ellos nuestras riquezas
humanas y económicas con vistas al mejor servicio de nuestra Misión.
Referencias para avanzar
24. Seamos "Champagnat hoy" y afrontemos audazmente todos
estos retos. Pongamos los medios para confrontar nuestra fidelidad con lo que
Marcelino quiso para nosotros:
25. El discernimiento: El Espíritu Santo nos ayudará a leer los signos
de los tiempos y nos impulsará a tomar las decisiones necesarias para ser
fieles a nuestra Misión.
26. La formación: El Instituto está llamado a no escatimar esfuerzos en
este campo. La dinámica de la formación nos permitirá comprender nuestro mundo
y su evolución, vivir con mayor fidelidad nuestra consagración y servir mejor a
aquellos a los que hemos sido enviados. Cada Hermano es el principal artífice
de su propia formación:
— en la formación inicial, el
Hermano joven, pone bases sólidas a la fidelidad a su vocación
— en la formación permanente, cada
Hermano se capacita para el ejercicio de la animación y la responsabilidad. También
los Hermanos mayores, en la medida de sus posibilidades, siguen activos en su
misión apostólica, con alegría y confianza.
El Instituto se compromete
27. El Capítulo pide al Instituto que se comprometa prioritariamente con
los más pobres:
Cada Provincia llevará a cabo un proceso de discernimiento.
Como consecuencia de dicho discernimiento, pondrá en práctica, dentro de
los próximos cuatro años, al menos un proyecto significativo de presencia
marista entre los niños y jóvenes más necesitados.
Este proyecto será elaborado y realizado en colaboración con seglares.
28. El Capítulo pide al Instituto que profundice en el conocimiento y la
vivencia de nuestra Espiritualidad Apostólica Marista.
Cada Provincia, en espíritu de discernimiento, elaborará un Proyecto
Provincial, que integre armoniosamente Misión, Comunidad y Oración.
En este mismo espíritu, cada Hermano realizará su Proyecto de Vida
personal.
29. El Capítulo pide al Instituto que prosiga sus esfuerzos en el campo
de la Formación.
El Capítulo adopta la Guía de Formación.
Cada comunidad establecerá en su Proyecto de Vida los momentos y los
medios para la asimilación de dicha Guía, como camio de crecimiento personal y comunitario.
Nisi Dominus
30. Hermano, al finalizar este Mensaje, los Capitulares queremos
expresarte la Esperanza con la que terminamos estos dos meses de encuentro fraterno.
Una esperanza que fundamenta nuestra seguridad de que el Instituto tiene por
delante una nueva floración de vitalidad.
Ante la tarea que nos aguarda, pongamos, como Marcelino, nuestra fe sólo
en Dios: "Si el Señor no construye la casa...".
¡Contamos contigo para esta refundación del Instituto!
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