SOLIDARIDAD
El texto original está en
inglés
I. Peregrinos de la solidaridad
«Creo, mis queridos Hermanos, que en este momento de la historia,
nuestro Instituto está siendo muy fuertemente interpelado para que estreche los
lazos de la solidaridad y para que sea más creativo, se compadezca de los
necesitados y sea más generoso en su solidaridad. Es un llamamiento que viene
del Espíritu Santo». 1
1. Invitados por el H. Superior General, los Hermanos capitulares hemos
realizado una «Peregrinación de solidaridad» como parte de nuestra preparación
al 19º Capítulo General: cada uno de nosotros fue al encuentro de personas
marginadas de nuestra sociedad y vivió junto a ellas durante un tiempo.
2. Estos encuentros nos han hecho más conscientes de la situación en que
viven estas personas, hermanas y hermanos nuestros. También ha sido una
extraordinaria oportunidad para unirnos, aunque fuera de modo pasajero, a la
experiencia de tantos Hermanos de nuestras provincias que trabajan diariamente
entre los pobres.
3. Nuestra oración y reflexión se han convertido para nosotros en una
«peregrinación interior», al estilo de María, «que guardaba todo en su
corazón», y por ello nos sentimos llamados a una conversión personal más
auténtica.
4. Al reflexionar sobre la historia del Instituto en lo relativo a la
solidaridad, nos parece que podemos establecer un paralelo con la experiencia
que hemos vivido. El Instituto todo entero ha hecho su «peregrinación de
solidaridad». A lo largo de la vida de la nuestra familia religiosa, los
Hermanos se han dado cuenta del amor que Marcelino profesaba a los pobres y de
su deseo de «enviarnos preferentemente a ellos, aunque sin excluir a nadie». 2
5. Estimulados por nuestros superiores, por las iniciativas de las
Provincias y Distritos y por los esfuerzos de muchos Hermanos, hemos tratado de
que llegue a ser una realidad la visión de Marcelino. Al mismo tiempo, se ha
producido un cambio de actitud en muchos Hermanos, así como una creciente
sensibilización hacia los más necesitados. Sin embargo, «nos parece que no
podemos decir con verdad que las obras del Instituto y la distribución de su
personal expresen en este momento con vigor la preferencia que las
Constituciones le piden por los más desatendidos». 3
6. Por otra parte, cuando hemos escuchado las comunicaciones sobre la
realidad de nuestras Provincias y Distritos, hemos percibido la urgente
necesidad, en todo el Instituto, de expresar de manera clara la fraternidad que
nos une, siendo solidarios unos de otros, siendo signo profético que denuncie y
supere las divisiones entre países y regiones del mundo y esforzándonos por
servir mejor a aquellos a quienes somos enviados en misión.
Ya han comenzado a realizarse algunas iniciativas, gracias a una
renovada comprensión de la necesidad de esta solidaridad y de la colaboración a
nivel interno. Con todo, también en este campo consideramos imprescindible
aumentar nuestra solidaridad compartiendo personas y medios.
7. Los progresos que se han realizado no han estado exentos de
dificultades y sufrimientos. Somos conscientes de los miedos, bloqueos y
limitaciones que hemos encontrado y a los que, sin duda, tendremos que
enfrentarnos todavía. Estas dificultades no deben paralizarnos. Al contrario,
las asumimos como un reto para ser portadores de fe, audacia y esperanza.
II. Atentos a las llamadas
8. Creemos que Dios es Padre de todos y que nuestra común condición
humana, en tanto que hermanos y hermanas en Jesús, es más fundamental y básica
que nuestra religión, raza, cultura y nacionalidad. 4
Y porque, hoy más que nunca, la humanidad peligra, ya que una mayoría se
ve reducida a una pobreza cada vez más profunda, en tanto que una minoría
acumula las riquezas.
Nos sentimos llamados a una conversión de mentalidad y de
comportamientos, 5 es decir a
ver el mundo con los ojos de los pobres y a acoger la invitación del Espíritu
Santo 6 para vivir la fraternidad de
Cristo con todos, en especial con los jóvenes 7
y preferentemente con los más desatendidos. 8
9. Creemos que la opción preferencial por los pobres es un imperativo
evangélico que nos compromete a trabajar en nuestra misión de educadores por la
promoción de la justicia 9 y a ser
audaces para penetrar en ambientes quizá inexplorados, 10
Y porque, hoy más que nunca, aumenta el analfabetismo, en su sentido más
amplio, a pesar del avance de la técnica,
Nos sentimos llamados a insistir en la solidaridad como dimensión
esencial de nuestra educación y a poner nuestras obras al servicio de los
pobres. 11
10. Creemos que participamos de la misión de Jesús «enviado a anunciar
la buena noticia a los pobres», 12
Y porque, hoy más que nunca, aumenta el número de pobres y marginados a
los que no se les anuncia el evangelio,
Nos sentimos llamados a recrear la experiencia Montagne por fidelidad a
Cristo y al Fundador, a educar en solidaridad y para la solidaridad como
poderoso instrumento de evangelización 13
y a evangelizar, puesto que es el mejor servicio que podemos prestar a la
humanidad. 14
11. Creemos que la actualidad del carisma de Marcelino Champagnat nos
urge personal, comunitaria e interprovincialmente para que los miembros sanos
se preocupen de los más débiles. 15
Y porque hoy, más que nunca, la realidad de nuestro Instituto debe
reflejar la solidaridad que deseamos establecer en el mundo,
Nos sentimos llamados a discernir, a la luz del Evangelio, cómo podemos
crecer en la oración y en la vida fraterna; 16
también somos llamados a coordinar nuestras acciones apostólicas, dentro del
Instituto, con la Iglesia y con otras Congregaciones e Institutos religiosos y
a compartir recursos humanos y financieros.17
III. Audaces en la acción
12. Los Hermanos Capitulares estamos convencidos de que todos los
Hermanos del Instituto debemos ser más audaces en nuestra vivencia de la
pobreza, del compartir y de la solidaridad.
13. Según el espíritu del nº 34 de las Constituciones, proponemos las
líneas de acción y la estrategia siguiente para el Instituto, las Unidades
Administrativas, las obras apostólicas, las comunidades y los Hermanos:
14. INSTITUTO
— Comprometer a los centros de formación inicial y permanente a que incluyan
en sus programas la formación en la solidaridad, estableciendo períodos de
experiencia en realidades de pobreza y marginación («peregrinación de
solidaridad»).
— Comprometer a los responsables de cada nivel a dar preferencia a los
nuevos proyectos destinados a los niños y jóvenes desfavorecidos.
— Para concretar el compromiso de solidaridad de todo el Instituto, el
Consejo General debe crear un Secretariado de Solidaridad, que incluirá al
actual Secretariado Social, y establecer un Fondo de Solidaridad con
aportaciones voluntarias de las Unidades Administrativas.
15. PROVINCIAS Y DISTRITOS
— Instar a todas las Unidades Administrativas a una mayor colaboración
entre ellas, aumentando la movilidad de Hermanos cuando un proyecto de solidaridad
lo pida.
— Instar a todas las Unidades Administrativas a destinar una parte de
sus recursos económicos a fines de solidaridad.
— Comprometer a todas las Unidades Administrativas a prever los medios para
sensibilizar y formar a los Hermanos en el uso evangélico de los bienes y en la
solidaridad (ej. comisión, asambleas, retiros, etc.).
16. OBRAS
— Instar a que las obras que están bajo la responsabilidad de los
Hermanos incluyan el tema de la solidaridad en su proyecto educativo y
estimulen acciones en este sentido.
— Insistir para que en las obras que están bajo la responsabilidad de
los Hermanos la preocupación por los resultados escolares, la reputación y la
rentabilidad no sean nunca obstáculo para abrir sus estructuras a los alumnos
menos dotados o pertenecientes a familias económicamente débiles.
17. COMUNIDADES
— Hacer una llamada a las comunidades a optar por un estilo de vida más sencillo,
teniendo en cuenta el contexto social y geográfico. Con este fin deberán hacer
periódicamente un discernimiento comunitario. 18
— Animar a las comunidades a comprometerse, a ser posible con seglares,
en una obra de ayuda o de promoción social o de defensa de los derechos
humanos.
— Comprometer a las comunidades a prever en su presupuesto anual una
cantidad destinada a fines de solidaridad.
18. HERMANOS
Para favorecer un mayor acercamiento a los pobres, cada Hermano está
invitado:
— a hacer una «peregrinación de solidaridad» de acuerdo con su Hermano
Provincial;
— a realizar un compromiso de voluntariado al servicio de los pobres,
preferentemente con niños y jóvenes.
IV. Conclusión
19. Todos los Hermanos del Instituto estamos llamados a la solidaridad.
No todos la viviremos de la misma forma. Como expresión de la opción por los
pobres, que cada provincia asume, algunos somos llamados a trabajar
directamente entre ellos y como ellos (en número tal que realmente pueda
hablarse de opción preferencial), pero todos, dondequiera que nos encontremos,
estamos llamados a trabajar por ellos y a organizar nuestra vida y nuestro
apostolado desde la perspectiva de los pobres.
20. Ha llegado la hora de asumir colectivamente, de manera decidida e
inequívoca, la llamada evangélica a la solidaridad.
21. Creemos que María nos ofrece un ejemplo único de vida solidaria con
su Hijo y con los más necesitados. En su Magníficat, canto de alabanza y
solidaridad, descubrimos la audacia y la esperanza necesarias para llevar
adelante nuestra misión de evangelizar, que «tiende a formar auténticos
discípulos de Jesucristo». 19 Como
peregrinos, acompañados por ella, emprendemos el camino de la solidaridad.
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