Cap.

1      7|       por una sola lámpara, cuya llama débil y oscilante más que
2     14|          bien, señor, si Dios os llama así se hará como decís,
3     18|    envilecéis mi amor que era la llama más pura de mi vida. ¡Quién
4     22| mesurados y acompasados. -¿Quién llama a la puerta del templo? -
5     26|         en cuyos pechos ardía la llama del valor como en su propio
6     29|       sueño, oigo una voz que me llama y veo mi sombra que cruza
7     38|           antes que se apague la llama de mi vida. El abad, aunque
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