Cap.

1     16|        sino que en el borde de la eternidad, al cual estuvo asomada,
2     17|       suprema, en que la terrible eternidad me abre sus puertas? Tu
3     22|     cercarán tu alma por toda una eternidad! Al decir esto, todos los
4     24|       pasado a las regiones de la eternidad, su valor no había alcanzado
5     29|    delante de las tinieblas de la eternidad, que más de una vez se habían
6     37| extraviaría en los senderos de la eternidad! Durante esta plática tremenda
7     38|        eso nuestro amor durará la eternidad entera. ¡Ah, don Álvaro!, ¿
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