Cap.

1     18|   mejilla apoyada en la mano, seguían sus ojos aquellas diáfanas
2     25|       castillo, y a su sombra seguían las obras del cerco. Todo
3     26| desesperadamente. Los que les seguían, empujados por la inmensa
4     30|     esto pasaba en Villabuena seguían los tratos en Cornatel entre
5     36|       el espejo de las aguas, seguían como en éxtasis sus blandas
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