Cap.

1      7|       ojos, ni si el pesar habrá robado el color de mis mejillas,
2     11|      este desgraciado a quien he robado su sosiego, y sobre todo,
3     21|      decirle, yo soy quien os ha robado la dicha? ¡Ah!, ¡no importa;
4     29|         sus negras tramas habían robado la libertad y hasta la esperanza
5     29| serrallos cuando la vejez les ha robado fuerza, vigor y hermosura.
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