Cap.

1      8|       todo al comendador Saldaña, alcaide de Cornatel, que sin duda
2     10|         el comendador Saldaña, su alcaide. Por fin, torciendo a la
3     10| esperanzas sólo descansaban en el alcaide de Cornatel. Su castillo
4     23|         el comendador Saldaña, el alcaide de Cornatel. -¡Virgen purísima! -
5     25|       extrañar la confianza de su alcaide en aquella época. Cualquiera
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