Cap.

  1      1|           o paje de lanza de algún señor principal. Llevaban los
  2      1|            pudiendo casarla con un señor tan poderoso, como el conde
  3      1|           Miren que era acomodo un señor de Bembibre! -Pero hombre -
  4      1|        poco comedido al hablar del señor de Bembibre, que es un caballero
  5      1|        cuida más de la honra de su señor que de la caridad a que
  6      1|        algo le lleva de ventaja al señor de Bembibre en lo tocante
  7      1|         discernimiento que tú. -El señor de Arganza, nuestro dueño,
  8      1|            su sardina, y conde por señor nadie lo trueca. -Pero mi
  9      1|          que hizo don Álvaro? Pues señor, sin encomendarse a Dios
 10      1|            la casa solariega de su señor, el ilustre don Alonso Ossorio.
 11      2|            familia de Arganza y el señor de Bembibre, merced a la
 12      2|                Don Alonso Ossorio, señor de Arganza, había tenido
 13      2|            ambas casas, si bien el señor de Arganza no pudo acallar
 14      2|           entonces los temores del señor de Arganza se despertaron
 15      2|          la feria de Cacabelos. El señor de Bembibre y doña Beatriz,
 16      2| retraimiento de vuestro padre y mi señor para conmigo? ¿Será verdad
 17      3|          en voz bastante alta:~ ~ -Señor, el conde no está ya en
 18      3|        torcido: -¿Quién le mete al señor villano en el ánimo de su
 19      3|          villano en el ánimo de su señor? Millán aguantó la descarga,
 20      3|            Extraños, por vida mía, señor! -le replicó el escudero -,
 21      3|         una cábala tan ruin? -Pero señor -repuso don Álvaro -, ¿creéis
 22      3|           Álvaro -, ¿creéis que el señor de Arganza se hará sordo
 23      3|      influencia sobre el orgulloso señor de Arganza, y espero que,
 24      3|          menos de replicar. -Tío y señor, ¿ese creéis que sea el
 25      3|           anciano corazón, pero el Señor también estuvo triste hasta
 26      4|           defensa, que hicieron al señor de Bembibre el homenaje
 27      4| desconcertar un proyecto en que el señor de Arganza piensa cobrar
 28      4|            el aullido del lobo. El señor de Bembibre, antes confuso,
 29      5|          determinaron a visitar al señor de Arganza, aunque la crítica
 30      5|          proyectos. Comoquiera, el señor de Arganza, un tanto alarmado
 31      5|     postrera de nuestra casa. -Sí, señor -respondió ella con su voz
 32      5|         deseos. El conde de Lemus, señor el más noble y poderoso
 33      5|  escrutadoras miradas -. ¿Amáis al señor de Bembibre? -le preguntó
 34      5|        mirad por vuestra salud. El Señor nos dará fuerzas para sobrellevar
 35      6|        desasosiego en el ánimo del señor de Arganza, porque harto
 36      6|            balde el que el anciano señor se tomaba. Doña Beatriz
 37      6|  caballerizas con el caballo de su señor y el suyo, y Nuño, después
 38      7|          VII~ ~ El medio de que el señor de Arganza se había valido
 39      8|             efectivamente, para el señor de Bembibre todo lo penosos
 40      8|          Castro, conde de Lemus, y señor el más poderoso de toda
 41      8|           esmero para recibir a un señor tan poderoso, y presunto
 42      8|        decoro: -Pero yo no os amo, señor conde, y creo bastante hidalga
 43      8|        Beatriz sin inmutarse es un señor no menos ilustre que vos.
 44      8|      discreción y de hermosura. El señor de Arganza al oírlo, y creyendo
 45      8|          la pompa necesaria. -¡Oh, señor!, ¡pensadlo bien!, ¡dadme
 46      8|            hija vil! -respondió el señor de Arganza fuera de sí de
 47      9|       afición a doña Beatriz, y al señor de Bembibre, cosa en que
 48      9|            malquerencia de un gran señor? -Mujer -respondió el intrépido
 49      9|         más fincas hay que las del señor de Arganza, y no es cosa
 50      9|           el puente y dar parte al señor de la visita. Millán, que
 51      9|       pellizco diciéndole: -¡Hola, señor bribón!, ¡cómo se conoce
 52      9|           por esta tierra? -Vamos, señor burlón -respondió ella -,
 53      9|      penetrar en el convento. -Sí, señor -respondió ella -, porque
 54      9|          me ha ocurrido que con un señor tan testarudo como mi amo
 55      9|    adelantamos con eso. -¡Qué!, no señor -repuso la astuta aldeana -,
 56     11|     amantes, porque, como decía el señor de Bembibre, era aquel demasiado
 57     11|          dijo en tono áspero -, un señor de Bembibre trocado en salteador
 58     11|            santidad de la casa del Señor; ¿cómo pudiste creer que
 59     11|    cercaban. -Bien veis, venerable señor -dijo al abad -, que mi
 60     11|            criados del conde y del señor de Arganza fueron al convento
 61     12|            cosa natural. Cuando el señor de Bembibre se despidió
 62     12|           abrir la obstinación del señor de Arganza, determinó oponerse
 63     12|    entonces amargar la zozobra del señor de Arganza, que ya empezaba
 64     12|        aprobó, no sólo porque como señor mesnadero estaba obligado
 65     12|           completa ya la gente del señor de Bembibre, que con el
 66     13|     Capítulo XIII~ ~ Justamente el señor de Bembibre se alejaba del
 67     13|           tengo otra hija! ¡Vedla, Señor, tan joven, tan buena y
 68     13|            los ojos de todos. ¡Oh, Señor! ¡Oh, señor, misericordia!~ ~
 69     13|            todos. ¡Oh, Señor! ¡Oh, señor, misericordia!~ ~ La abadesa,
 70     13|          todos. Por lo que hace al señor de Arganza, que a pesar
 71     13|        Gracias te sean dadas a ti, Señor, que has suplido la ignorancia
 72     13|   algazaras que la esplendidez del señor hacía más alegres y animados.
 73     14|         más furia sobre el ala del señor de Bembibre y demás caballeros
 74     14|           Me oyes, Millán?~ ~ -Sí, señor -respondió éste, ¿qué me
 75     14|         nada le digas. -Está bien, señor, si Dios os llama así se
 76     15|         encuentro ya muy aliviado, señor don Juan -respondió el herido -,
 77     15|        rechaza como a un leproso? -Señor don Juan, os matáis en balde,
 78     15|           sentándose al lado de su señor entablaron en voz muy baja
 79     15|            la puerta por ver si su señor se rebullía o quejaba; pero
 80     15|      dormir podría hacer daño a su señor; pero pasada una hora y
 81     15|         cuando vio el cuerpo de su señor inanimado y frío, apartados
 82     15|           hecho sino obedecer a tu señor y en nada eres culpable.
 83     15|         ser así, por vida vuestra, señor -le interrumpió Millán -,
 84     15|           en honra de su malogrado señor, y por otra parte, como
 85     15|              Muchas gracias, noble señor -respondió él rehusándolo -.
 86     15|       tristeza por la muerte de su señor, verdadero padre de sus
 87     16|         has traído el cuerpo de tu señor? -Millán le contó entonces
 88     16|           le dijo entonces: -Cómo, señor, ¿pensaríais que no fuese
 89     16|  judicialmente el testamento de su señor en que se encontró heredado
 90     17|            velo de las esposas del Señor en Villabuena:~ ~ -Ya veis,
 91     17|     soledad a tu anciano padre, el Señor te perdone y bendiga como
 92     17|          con enérgicos ademanes al señor de Arganza, y por los de
 93     17|            su madre. -Una palabra, señor caballero -dijo la joven,
 94     17|             añadió, volviéndose al señor de Arganza con el ademán
 95     18|    ocasiones, bien creerá que este señor, con todo su condado y su
 96     18|          susto y viendo que era el señor de Bembibre, no un espíritu
 97     18|         responder por su ama: -Sí, señor, sí que la violentó su madre,
 98     18|   Desdichadas de nosotras!, ¡es mi señor y el conde y todos los criados
 99     19|         visera - don Álvaro Yáñez, señor de Bembibre, y venía a reclamar
100     19|        mundo -contestó con ceño el señor de Arganza -. En cuanto
101     19|        Arganza -. En cuanto a vos, señor de Bembibre, declaro que
102     19|          don Fernando de Castilla; señor de Bembibre, comendador
103     19|            cuatro eran criados del señor de Arganza; los demás pertenecían
104     19|           persona de valor como su señor, no era difícil que diesen
105     19|            que si como caballero y señor independiente no he aceptado
106     19|             Adelantóse entonces el señor de Arganza con continente
107     19|          risueño, le dijo: -Vamos, señor, sosegaos. ¿Quién no ha
108     19|   conciencia culpable! -exclamó el señor de Arganza, tapándose la
109     20|          alcanzó fue que diesen al señor de Bembibre un narcótico
110     21|          ningún deudo tenía con el señor de Bembibre, faltando en
111     21|       respondió con comedimiento: -Señor don Juan, aunque tenía determinado
112     22|         menos impetuosa que la del señor de Bembibre no hubiera adoptado
113     22|          la mano la muerte? -Tío y señor -respondió el joven con
114     22|    respondió resueltamente: -Tío y señor, si tal es vuestro escrúpulo,
115     22|         voz reposada y sonora. -El Señor me dará fuerzas para llevarla,
116     22|            Yo, don Salvador Yáñez, señor de Bembibre y de las montañas
117     23|        bodega. -Eso no va conmigo, señor galán -respondió la muchacha
118     23|           cielo -, ¡conque vive mi señor; el mejor de los amos, el
119     23| tristemente; y siendo como eres un señor, vamos al decir, te vas
120     23|          ha entrado en la orden un señor tan cristiano y principal
121     23|         arrojarse a los pies de su señor, abrazándole sus rodillas
122     23|          por dónde andabas? -Pero, señor, ¿es posible exclamó el
123     23|            regalarte esa memoria. -Señor -contestó el escudero sin
124     24|       desbarajuste de la época. El señor de Arganza, como Merino
125     24|            que por muy conde y muy señor que fuese el de Lemus, no
126     24|        demonio de hombre!..., ¡tan señor y tan pícaro! ¡Quién lo
127     24|        entre el conde de Lemus, el señor de Arganza y el maestre
128     24|           su corta hueste a la del señor de Arganza y obedecer como
129     24|        eran el conde de Lemus y el señor de Bembibre. Los pesares
130     24|           sus antiguos derechos de señor independiente, podía completar
131     25|            abad de Carracedo y del señor de Arganza. Las suyas propias
132     25|            castillo acompañado del señor de Bembibre, no menos ocupado
133     25|           tañendo a rebato. -Pero, señor -repuso don Álvaro -, ¿y
134     26|       numerosas lanzas, ¡ese es el señor de Bembibre, tu enemigo!
135     26|           mucho mejor? -De manera, señor -respondió el montañés -,
136     26|            por su mujer. Así pues, señor caballero, haced lo que
137     26|            a mi rey, y al conde mi señor -el comendador le hizo una
138     26|       vengarse. Por lo que hace al señor de Bembibre, que tantos
139     27|            por el prestigio que el señor de Arganza disfrutaba en
140     27|         desabridos que nunca, y el señor de Arganza le amenazó con
141     27|          Por muy difícil lo tengo, señor -respondió el montañés dando
142     27|            pero hay más que verlo, señor? -Sí, pero en eso está el
143     27|            eso habéis de perdonar, señor -replicó el sincero montañés -,
144     27|             No os  pena por eso, señor -respondió el montañés -,
145     27|          que tengo que demandaros, señor -replicó el cabreirés -,
146     28|            te mande? -¿Eso dudáis, señor? -respondió el escudero -, ¿
147     28|           puede ponerse en pie, el señor de Bembibre conjeturó, fundadamente,
148     28|          del conde, que mirando al señor de Bembibre con ojos encendidos
149     28|       renunciado a mis derechos de señor independiente, no me abochorna
150     28|            vuestro noble y honrado señor! Y diciendo esto lo lanzó
151     28|           los ojos el cuerpo de su señor en sus horribles tumbos,
152     29|          los preparativos que como señor de vasallos había tenido
153     29|          Beatriz sosegándose, y el Señor le perdone. -¿Cómo vos le
154     29|         voz sea escuchada y que el Señor os traiga a entrambos horas
155     30|        Cornatel entre Saldaña y el señor de Arganza, con esperanzas
156     30|     tiempos del profeta, porque el Señor ha tendido sus redes y no
157     30|           bajo distinto pie por el señor de Arganza, manifestó a
158     30|         interrumpió la llegada del señor de Arganza. La entrevista
159     30|          antes de salir, indicó al señor de Arganza el mismo pensamiento
160     30|            poder de las tropas del señor de Arganza y de algún tercio
161     30|           sucedió con el abad y el señor de Arganza, que entonces
162     30|          le dijo: -Dios os guarde, señor comendador. Acá estamos
163     30|            tierra? -Yo os lo diré, señor, en dos palabras. El otro
164     30|       caracol que las sepáis. Pues señor, como iba diciendo, yo siempre
165     30|          que os llevéis también al señor de Bembibre, porque  que
166     30|            para servir de testigo. Señor comendador, a la paz de
167     31|            de cuando en cuando. El señor de Arganza, desolado y fuera
168     31|           preguntó con ansiedad el señor de Arganza -, ¿y vos me
169     32|        nulidad de la profesión del señor de Bembibre y manifestando
170     32|            las órdenes de su rey y señor natural. Echáronle en cara
171     32|    nigromancia que nos reprocháis, señor hidalgo -continuó volviéndose
172     32|            su ira. -No os enojéis, señor hidalgo, que así venís a
173     32|       matadero, ya que entonces el señor de Bembibre con sólo un
174     32|       emplearse en los cadáveres. -Señor caballero -le dijo gravemente
175     32|    agradecido no es bien nacido". -Señor de Bembibre -dijo entonces
176     33|          reparado en mí? -Pensaba, señor -le respondió ella, llevando
177     33|              te acuerdas de que el Señor hizo brotar una fuente de
178     33|            y aun los mozos... Pues señor, algo alegre tiene que ser
179     33|         aldeanos el bolsillo de su señor que, como presumirán nuestros
180     33|            a las encinas, donde el señor de Arganza, saltando en
181     33|           para reemplazarle que el señor de Bembibre, pero no estaba
182     33|     diciendo entre dientes: -Pues, señor, con que el zascandil de
183     34|         cartas que llevaba para el señor de Arganza del venerable
184     34|         con los brazos abiertos el señor de Arganza y de haber visto
185     34|          religiosas y volvía a ser señor de sus bienes en un país
186     34|           su causa al abrigo de un señor poderoso y valiente, mientras
187     34|            trueque de favorecer al señor de Bembibre, no vaciló en
188     34|           don Álvaro a la clase de señor independiente, el único
189     34|         pesares el semblante de su señor. La guarnición que en nombre
190     34|        Todo menos el corazón de su señor! ~ ~ ~ ~
191     35|     noticias de Salamanca el noble señor y al punto juzgó que aquel
192     35|         partiré para Viena. -¡Vos, señor! -contestó ella como asustada -, ¿
193     35|     aposento llevándose consigo al señor de Arganza. Separóse de
194     35|           le preguntó su amo. -No, señor -respondió el viejo con
195     35|      murmurando entre dientes y su señor, sentándose aceleradamente
196     35|          traído, amigo -le dijo el señor de Arganza. -¡Ah, señor! -
197     35|            señor de Arganza. -¡Ah, señor! -respondió el hombre con
198     35|           de extremada armonía. El señor de Arganza no pudo menos
199     35|           le dijo el apesadumbrado señor arrojándose en sus brazos -,
200     35|            encima de la cabeza del señor de Arganza. -¡Él es!, ¡él
201     35|   respondió el abad -, sino que el Señor, que te prueba, aparta ya
202     36|       descansaba todavía, salió el señor de Arganza para Francia
203     36|            al viajero el abad y el señor de Bembibre un buen trecho
204     37|            brazos de Martina y del señor de Bembibre. Cuando llegó
205     37|            detenían -, ¿no pudo el Señor quitarme la vida en tantos
206     38|   mediación de Aymerico, obtuvo el señor de Arganza la anhelada dispensa
207     38|      voluntad suprema. Ya lo veis, señor, qué pasajera es la luz
208     38|             añadió dirigiéndose al señor de Arganza -, y vos, reverendo
209     38|      vuelto a apoderarse de él. El señor de Arganza, por su parte,
210   Conc|            la suerte posterior del señor de Bembibre, de la linda
211   Conc|         que Moisés oyó de boca del Señor en el monte Oreb. Él los
212   Conc|           amo, mi generoso amo, el señor de Bembibre! -¿Quién decís? -
213   Conc|         que veía -, ¿es éste aquel señor tan bueno de que hablas
214   Conc|         montero que había sido del señor de Arganza; Martina del
215   Conc|         lanza de don Álvaro Yáñez, señor de Bembibre que era el que
216   Conc|       buenos amos, y sobre todo el señor de Bembibre." ~ ~ ~
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