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Alfabética [« »] padeciese 1 padecimiento 2 padecimientos 2 padre 162 padres 18 padrino 3 padrinos 4 | Frecuencia [« »] 172 sólo 171 sobre 164 corazón 162 padre 162 qué 157 ha 157 vos | Enrique Gil y Carrasco El Señor de Bembibre Concordancias padre |
Cap.
1 1| de hacerlo en cuanto su padre levante la voz, porque ella 2 1| conde, de hacer por su mismo padre lo que don Álvaro hizo por 3 2| energía que distinguía a su padre y de la dulzura y melancolía 4 2| el nombre y poder de su padre y cercada por todas partes 5 2| lo mismo pensó buscar su padre un esposo digno de su clase 6 2| retraimiento de vuestro padre y mi señor para conmigo? ¿ 7 2| siempre a quien es vuestro padre; nadie daría más honra a 8 2| altares y delante de mi padre, moriré con el velo de las 9 2| heredado. -¿Y si vuestro padre os obligase a darle la mano? - 10 2| mano? -Mal le conocéis; mi padre nunca ha usado conmigo de 11 2| ambición! ¿Y si vuestro padre os hiciese violencia, qué 12 3| Tarifa, y, a la vista de su padre. El conde de Lemus está 13 3| hasta la muerte y dijo: "Padre, si puede ser, pase de mí 14 3| en vano soy el maestre y padre del Temple en Castilla, 15 4| las primeras miradas del padre del día. ¡Delicioso espectáculo, 16 4| a vuestra casa; vuestro padre fue uno de los pocos amigos 17 4| honra para su linaje? -Pero, padre mío -contestó don Álvaro -, 18 4| doña Beatriz? -¿Eso dudáis, padre? -contestó el caballero -; 19 4| segura que les señaló nuestro padre común? Por su desenfreno, 20 4| como el sol. Pero, en suma, padre mío, vos, que veis la hidalguía 21 5| abadesa a la sazón, entró su padre en el aposento, y diciéndola 22 5| consiguiente -continuó su padre -, te obliga a mirar por 23 5| honra de tu linaje. -Sí, padre mío, y bien sabe Dios que 24 5| Que es imposible que mi padre me dé por esposo un hombre 25 5| hija venía a herir a su padre de rechazo, excitó su cólera 26 5| recibir el esposo que vuestro padre os destine. -Vuestra es 27 5| doña Beatriz -contestó su padre dirigiéndola escrutadoras 28 5| preguntó de repente. -Si, padre mío -respondió ella con 29 5| para no representar a su padre que si amaba a don Álvaro 30 6| todos los vasallos de su padre la aguardaban; sus hermosos 31 6| Componían la comitiva su padre, que caminaba un poco delante 32 6| indiscreta ternura de mi padre no me fuerce a tomar por 33 6| más o menos decía así: Mi padre me destierra de su presencia 34 6| debemos olvidar que es mi padre y, por lo tanto, si en algo 35 7| cuanto la ambición de su padre podía apetecer, porque la 36 7| cuya autoridad ejerce mi padre, porque ya os dije que yo 37 7| yo no desobedeceré a mi padre. -No puedo jurároslo, señora - 38 7| consentimiento. - No creáis a mi padre capaz de tamaña villanía. - 39 7| tamaña villanía. -Vuestro padre - replicó don Álvaro con 40 7| planes! ¡Por vida de mi padre, señora, que sin duda estáis 41 8| contentó con rogar a su padre que le dejase hablar a solas 42 8| cediese a la voz de vuestro padre y a los deberes de vuestro 43 8| de sus acciones, y si mi padre juzga que tan reprensible 44 8| no fuera honra de vuestro padre ni mía exponernos a las 45 8| pero al ver entrar a su padre, que a pesar de sus rigores 46 8| con la mayor angustia: -¡Padre mío, padre mío!, ¡no me 47 8| mayor angustia: -¡Padre mío, padre mío!, ¡no me entreguéis 48 8| cumpláis las órdenes de vuestro padre. Doña Beatriz se levantó 49 8| rostro divino, clavó en su padre una mirada de extraordinaria 50 9| lo sabes, Martina? ¡Y mi padre me ha amenazado con su maldición 51 9| gritando a voz en cuello: -¡Ay, padre de mi alma!, ¡pobrecita 52 9| que me voy a quedar sin padre! ¿Dónde está la madre abadesa 53 9| licencia para ir a ver a mi padre antes de que se muera? La 54 9| a Carracedo a ver si el padre boticario le daba algún 55 9| Dios depararle muchas y padre no le ha dado sino uno. 56 9| de Tirso? Vio caer a mi padre con el accidente que le 57 11| la terrible escena con su padre, y la inminencia del riesgo, 58 11| todo lo que emanase de su padre. La paz de aquella tierra 59 11| futuro sin el apoyo de su padre, sin las bendiciones de 60 11| resentimiento que la violencia de su padre le causaba, y la frialdad 61 11| al testarudo de vuestro padre y al otro danzante de Galicia. 62 11| que me dice: "Obedece a tu padre." ¿Cómo he podido abrigar 63 11| con vos sin deshonrar a mi padre. Soltó él entonces la mano, 64 11| dijo: -Yo no obedeceré a mi padre. -Y vuestro padre os maldecirá, ¿ 65 11| obedeceré a mi padre. -Y vuestro padre os maldecirá, ¿no lo oísteis 66 11| en salteador nocturno! -Padre -le interrumpió don Álvaro -, 67 11| serenarse le dijo: -Ya veis, padre abad, que todos los caminos 68 11| dijo con su dulce voz: -No, padre mío, yo he solicitado su 69 11| desconsuelo y exclamando: -Oh, padre mío, libradme de mi padre, 70 11| padre mío, libradme de mi padre, libradme de este desgraciado 71 11| la maldición misma de mi padre. ¡Oh, don Álvaro!, ¿por 72 12| Haro, como heredera de su padre, el conde don Lope, pero 73 13| angustias. El nombre de su padre y el de su amante eran los 74 13| también, tía mía! ¿Y mi padre dónde está? -Pronto vendrá - 75 15| muerte de su señor, verdadero padre de sus vasallos; y por la 76 16| tenían para estimarla. Su padre como deseoso de borrar las 77 16| nuevas discordias entre el padre y la hija era una especie 78 16| agradecer la solicitud de su padre, consolándose como ella 79 17| la soledad a tu anciano padre, el Señor te perdone y bendiga 80 17| remordimiento. Hasta el dolor de su padre parecía oprimirla con su 81 17| le dijo: -¿Qué dudáis, padre mío?, mi voluntad es invariable, 82 18| vez querrán proponer a mi padre o al conde algún partido 83 18| conocido familia ni más padre que mi buen tío, y vos lo 84 19| vais a saber. -¡Oh!, ¡no, padre mío!, ¡dejadme con sus juicios 85 19| arrojó en los brazos de su padre, y don Álvaro, sin detenerse 86 19| suavemente de los brazos de su padre, se puso a mirar el semblante 87 19| con seriedad -. ¿Además, padre mío, de que me serviría 88 19| ternura para distraer a su padre de su pesar. Por fin, ya 89 19| servir de infinito descanso a padre y a hija en la angustia 90 21| torcido: -Por vida de mi padre, que si no os amparasen 91 22| aflicción y la presencia de un padre ya anciano, lleno de pesares 92 24| menos dudas ni tropiezos. -Padre mío -le respondió -, no 93 24| melancólicamente y contestó a su padre con dulzura: -No fueron 94 24| aquella lucha fatal entre su padre y el hombre que, aunque 95 29| el otro el contento de su padre y la noble satisfacción 96 29| Cornatel? ¿Qué es de mi noble padre y de...? del conde, quise 97 29| conde, quise decir. -Vuestro padre disfruta salud -respondió 98 29| virtud divina. -Tenéis razón, padre mío -repuso ella como avergonzada 99 30| he echado la cuenta de mi padre, de que el que no es agradecido 100 31| recibió del abad y de su buen padre, acerca de la suerte que 101 31| todos los argumentos de su padre y de su tía, de manera que 102 31| cosa aparte. Al cariño de padre, al aguijón del remordimiento 103 31| con la resolución de su padre, porque mientras su suerte 104 31| deseo de acompañar a su padre anciano y la seguridad de 105 31| apoyada en Martina y en su padre que apenas se atrevía a 106 31| deseo de esconderlas de su padre las cuajó en sus ojos, y 107 31| propio al sosiego de su padre, emprendió sin repugnancia 108 31| ángel del cielo -contestó su padre abrazándola -, nuestras 109 31| prematuro por el luto de su padre, y de aquel amante arrebatado 110 32| dos veces, y como decía mi padre, que de Dios goce, "el que 111 33| consuelos y seguridades de su padre, la entrada de la benéfica 112 33| distraídas miradas, llegóse su padre a ella a tiempo que sus 113 33| cuitada se acordó de que su padre la escuchaba y volvió a 114 33| continua para mí. -¡Oh, padre mío! -respondió la joven 115 33| apoyándose en el brazo de su padre, bajó con él hasta el embarcadero 116 33| gracias al Todopoderoso. Su padre fuera de sí de alborozo 117 33| señora en compañía de su padre y de aquel portador de buenas 118 35| había recorrido con su padre y su doncella gran parte 119 35| ojos desencajados, pero su padre, que al ver su acción pareció 120 35| Entonces Martina, el monje y su padre la incorporaron en el lecho 121 35| memoria, y clavando en su padre sus ojos alterados y brillantes 122 35| caso de las razones de su padre. -Dádsela y no la contradigáis - 123 35| un soplo! -¿Qué queríais, padre mío? -repuso ella con dulzura -, 124 35| debéis esperarlo. -¡Ah, padre! -contestó ella -, ¿cómo 125 35| arrancar de mi pecho? Y luego, padre mío, considerad que ya es 126 35| el arrepentimiento de tu padre han de poder más que la 127 35| en nombre de vuestro padre, de vuestro linaje y de 128 35| viniese a hacer el oficio de padre con mi desdichada hija, 129 35| habían dispuesto. Ni su padre ni el anciano religioso 130 35| particular. El desventurado padre se apartaba entonces meneando 131 35| su escudero Millán. -¡Ah, padre mío! -le dijo el apesadumbrado 132 35| mirada los cuerpos de su padre y de Martina para descubrir 133 35| conocéis? -¿Ah, sois vos, padre mío? -contestó la joven 134 35| de tu lado hasta que tu padre vuelva de Francia con esa 135 35| exclamó ella clavando en su padre una dolorosa mirada en que 136 35| dirigieron el abad y su padre, se salieron todos de la 137 36| menos la fisonomía de su padre. Preguntó al punto por él, 138 36| semejantes ideas, cuando vuestro padre va a volver sin duda alguna, 139 36| primavera de nuestro amor? -Mi padre volverá tarde -respondió 140 36| árbol de mi juventud! Pobre padre mío, qué terriblemente habrá 141 37| mirar el camino por donde su padre había partido, por ver si 142 37| Álvaro!, ¡y vos, venerable padre! ¡Ah, me alegro en el alma, 143 37| voz secreta? Que vuestro padre va a volver, y que al cabo 144 37| tan pronto la vuelta de mi padre, cuando ha poco más de dos 145 37| porque así ahorrará a mi padre el espectáculo de mi muerte 146 37| orilla exclamó: -¡Es mi padre!, ¡mi padre querido! -Sí, 147 37| exclamó: -¡Es mi padre!, ¡mi padre querido! -Sí, tu padre soy, 148 37| mi padre querido! -Sí, tu padre soy, hija de mi alma -contestó 149 37| porque él era en efecto -, tu padre que viene a cumplirte su 150 37| durará es un día! -¡In feliz padre! -exclamó el abad volviéndose 151 37| pudiera oíros. El desventurado padre calló al punto de miedo 152 37| delirio. La aparición de su padre y la nueva que le había 153 37| Miserable de mí! Allí viene mi padre corriendo..., miradle, don 154 38| cama, y asiendo la de su padre, le dijo con acento sosegado: - 155 38| vida, más me duele por vos, padre mío, por este noble y generoso 156 38| perdonarme! -¿Eso dudáis, padre mío? -continuó doña Beatriz -, 157 38| gracias!, ¡gracias!... Padre mío -añadió dirigiéndose 158 38| palabra de agradecimiento. -Padre mío, a vuestra liberalidad 159 38| igualmente a la generosidad de mi padre y de mi esposo. Aquellas 160 38| Entonces significó a su padre y al abad por más extenso 161 Conc| ocho después que el santo padre Clemente V, de santa memoria, 162 Conc| hablas tantas veces con mi padre? -Sí, Beatriz mía, hija