Cap.

1      4|   el abad con una voz casi enternecida -; su alma es pura como
2      6|  bien lo ve. Doña Beatriz, enternecida, le entregó la carta, y
3      7| don Álvaro -respondió ella enternecida -, veo que me amáis demasiado,
4     11| las manos, y Martina entre enternecida y enojada le dijo: -¡Vamos,
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License