Cap.

  1      1|              camino, pero atento a su voz y señales, iba un sabueso
  2      1|            cuanto su padre levante la voz, porque ella es humilde
  3      1|        desventurado? -le dijo Nuño en voz baja, tirándole del brazo
  4      1|             palabra, aunque dichas en voz baja -. Los criados de don
  5      2|          diréis, señora -preguntó con voz grave y melancólica -, qué
  6      2|             será también - añadió con voz trémula - que han elegido
  7      2|              lágrimas, y dijo con una voz tan dulce como dolorida: -
  8      2|         declaración que el tono de mi voz, mis ojos y el menor de
  9      2|            amaba la gloria porque una voz secreta parecía decirme
 10      3|               penetración, le dijo en voz bastante alta:~ ~ -Señor,
 11      3|             enseguida, con un tono de voz enteramente distinto del
 12      3|            Arganza se hará sordo a la voz del honor y de la naturaleza? -
 13      3|              respondió el maestre con voz grave entre severa y cariñosa -.
 14      3|               la tierra! -exclamó con voz solemne, ¡en ti se quedó
 15      3|              se guarden! -exclamó con voz de trueno -, allí nos han
 16      4|            por último, le dijo con su voz enérgica y sonora: -Siempre
 17      4|                repuso el abad con una voz casi enternecida -; su alma
 18      4|              con responder, aunque en voz algo trémula y cortada. -
 19      5|          señor -respondió ella con su voz dulce y melodiosa. -Tu posición,
 20      6|               señora -contestó él con voz no muy segura -; ¿quién
 21      7|           alzaba más alta y sonora la voz de su corazón, y cuando
 22      7|              esperanza de oír aquella voz tan dulce, se sobreponían
 23      7|          mirada al coro, preguntó con voz trémula: -¿Sois vos don
 24      7|            hablaban con su música, la voz del torrente me deleitaba
 25      7|              deleitaba porque vuestra voz era la que escuchaba en
 26      7|          Álvaro fuera de sí y con una voz que retumbó en la iglesia -, ¡
 27      7|        sobrepuso al susto que aquella voz le había causado, y le dijo
 28      7|                exclamó de repente una voz detrás de ella. -Jesús mil
 29      8|             orden, ya, finalmente, la voz inexorable de su propio
 30      8|             creer que no cediese a la voz de vuestro padre y a los
 31      8|       arranque de doña Beatriz con la voz de su propia conciencia.
 32      8| extraordinaria intención, le dijo con voz ronca: -Yo no puedo obedeceros
 33      9|      consumada actriz, iba gritando a voz en cuello: -¡Ay, padre de
 34      9|          cuando yo volví, ya no  la voz de nadie detrás del torno,
 35     10|          manera casi feroz, aunque en voz baja: -¡Ira de Dios, señores
 36     10|          exclamó el caballero con una voz semejante a la de una trompeta -. ¿
 37     11|              oyes, Martina? Esa es la voz de Dios que me dice: "Obedece
 38     11|              sus recelos, le dijo con voz algo trémula: -Doña Beatriz,
 39     11|                Ah! -contestó ella con voz dulce y sentida -, ¿de ese
 40     11|    desesperada violencia, le dijo con voz ronca: -¡Oh!, ¡no así, no
 41     11|            medio del camino y con una voz imperiosa y terrible gritó: -¿
 42     11|       modestia y le dijo con su dulce voz: -No, padre mío, yo he solicitado
 43     11|            interrumpió por fin con su voz bronca y desapacible, pero
 44     11|            sólo acertó a replicar con voz sorda: -¿A tanto os resolvéis? -
 45     11|            exclamó don Álvaro con una voz que parecía querer significar
 46     11|            Díjole algunas palabras en voz baja, y al cabo de poco
 47     13|              y luego preguntó con una voz débil, pero que nada había
 48     13|       estrechamente exclamaba con una voz ronca y ahogada: -¡Oh, Dios
 49     13|             su fiel criada le dijo en voz casi imperceptible: -¿Eres
 50     13|              madre?¡Me pareció oír su voz entre sueños! -Bien os parecía,
 51     13|            empezó a rezar la Salve en voz baja, pero con el mayor
 52     14|            don Álvaro le preguntó con voz muy débil: -¿Me oyes, Millán?~ ~ -
 53     15|             el ceño y le preguntó con voz altanera: -¿Olvidáis que
 54     15|             de su señor entablaron en voz muy baja una viva conversación,
 55     15|              Millán, mandó a éste con voz imperiosa que contase lo
 56     15|             Válgame Dios! -exclamó en voz imperceptible ¿y qué responderé
 57     16|                nunca podía acallar la voz que repetía en su memoria
 58     16|           hablar, pero se le anudó la voz en la garganta y así alargó
 59     16|           suspiro histérico, dijo con voz casi tranquila: -Dios me
 60     16|         respondió el escudero con una voz apenas articulada. Entonces
 61     17|           doña Beatriz a su madre con voz muy serena y entera su voluntad
 62     17|               de su hija, le dijo con voz apagada: -Hace muchos días
 63     17|             sacrificio, pronunció con voz ronca la fórmula del sacramento
 64     18|              la celada y dijo con una voz sepulcral: -¡Soy, yo, doña
 65     18|         palidez de sus facciones y su voz trémula y hueca. Su ama,
 66     18|               de todos mis afanes. La voz varonil de don Álvaro, destemplada
 67     18|         tristísima mirada le dijo con voz interrumpida por los sollozos: -¡
 68     18|               imponía. El metal de su voz tenía a un mismo tiempo
 69     18|           ojos desencajados y con una voz ronca y atropellada: -¡Por
 70     19|              con el dedo y le dijo en voz baja con cólera: -¡Desgraciado
 71     19|           Núñez! -murmuró el conde en voz baja, víctima todavía de
 72     19|             has de acallar por eso la voz de mi conciencia? Entonces
 73     21|       comendador Saldaña, a quien una voz, sin duda venida del cielo,
 74     21|           ventana, Saldaña dirigió su voz a Lara en estos términos: -
 75     21|             gritó don Álvaro, con una voz sofocada por la cólera -; ¡
 76     21|                 repuso don Álvaro con voz dulce y templada, llevando
 77     21|  profundamente arraigada, diciendo en voz baja: -¡Ah!, ¿quién sabe
 78     21|              corrompido ni sordo a la voz del honor; pero si vuestros
 79     21|          caballo y dijo a Saldaña con voz profunda: -Si fuese cierto...
 80     22|           poco, dijo a su sobrino con voz sentida: -¿Conque no sólo
 81     22|             preguntó desde dentro una voz hueca. -El que viene poseído
 82     22|              respondió el maestre con voz reposada y sonora. -El Señor
 83     22|     caballeros entonces murmuraron en voz baja algunos versículos
 84     24|           añadió con una inflexión de voz que revelaba con harta claridad
 85     24|             sobre todo el metal de su voz en que vibraba un no 
 86     25|       matutinas que entonaron a media voz, de rodillas, con la cabeza
 87     25|              Álvaro, sin escuchar más voz que la de su resentimiento,
 88     26|             de armas lo repitieron en voz baja y cada uno quedó en
 89     26|             barbacana y dijo con alta voz: -¡Conde de Lemus!, vuestra
 90     26|              más -le dijo Saldaña con voz de truene -, porque ese
 91     27|            respondió el conde con una voz ahogada por la rabia -,
 92     28|            tronco, estaba diciendo en voz alta a sus compañeros: -
 93     28|                pero en el metal de la voz conoció al punto al intrépido
 94     28|             instrucciones que a media voz y con recato les iban dando
 95     28|               medida que trepaban. La voz sonora de Andrade, por mucho
 96     28|              los enemigos. Por fin la voz se oyó muy cerca, y como
 97     28|              preguntó desde abajo una voz que hizo estremecer a don
 98     28|             de que no se desmienta su voz. Sois dos contra mí solo
 99     28|        traidor! -dijo el conde con la voz ahogada por la rabia -,
100     28|              que podía ser, y dijo en voz alta: -Síganme doce caballeros
101     28|             contestó el conde con una voz ronca y con ojos como ascuas,
102     28|            una almena y levantando su voz que parecía el eco de un
103     29|          acertaban a darse cuenta. Su voz había adquirido un metal
104     29|              religioso con un tono de voz apesarado -, pero escuchadme
105     29|            los padres y espero que mi voz sea escuchada y que el Señor
106     29|            brazos del sueño, oigo una voz que me llama y veo mi sombra
107     29|             su mirada, el metal de su voz habían llenado su imaginación
108     30|               pero no bien escuchó la voz del comendador saltó como
109     30|            ira como pudo, le dijo con voz cortada y ronca: -En verdad
110     30|        cansados ojos, exclamó con una voz que parecía salir de un
111     30|              reducidos, repitieron en voz baja las palabras de su
112     31|              guerrera entonada por la voz robusta de un hombre, pero
113     32|              Juan de Lara, y hasta la voz misma de aquella pasión
114     32|         despertaba violentamente a la voz de la esperanza, no fueron
115     32|             respondió Saldaña con una voz que retumbó en el salón
116     32|              de Castro! -contestó una voz de entre la apiñada multitud,
117     32|          conde de Lemus -dijo en alta voz el arzobispo de Santiago -, ¿
118     33|              los ojos me dijo con una voz muy alta y dolorosa: ¡Ay,
119     33|            cerrado, dijo con una gran voz: -¡Ah, bárbaro silvestre
120     34|        presentimiento, contra aquella voz interna, se estrellaban
121     34|               anciano y privaban a su voz de aquel acento de seguridad
122     35|     contradigáis -añadió el físico en voz baja -, porque ya no le
123     35|           porque me parece que es una voz del cielo la que habla por
124     35|         instante, se puso a hablar en voz baja, pero con un gesto
125     35|                   Los ecos de aquella voz tan llena de sentimiento
126     36|              ligeramente, y al oír su voz, grave y varonil como siempre,
127     36|             dolor, me pareció oír una voz que me llamaba desde el
128     36|            que vivía; sin embargo, la voz ha seguido llamándome entre
129     37|            que de costumbre, dijo con voz entera y gran rapidez: -¡
130     37|             Sabéis lo que me dice una voz secreta? Que vuestro padre
131     37|              Álvaro! exclamaba con la voz quebrada por la fatiga de
132     37|           exclamaba el joven, con una voz que parecía salir de un
133     37|             de su amante, exclamó con voz ronca: -¡Ahí está!, ¡ahí
134     38|            día! -exclamó, en fin, con voz melancólica, aunque bastante
135     38|            hace más de un año que una voz secreta me está pronosticando
136     38|            bien puede decirse en alta voz. Yo he amado y sufrido;
137     38|   transparente de doña Beatriz, y con voz conmovida pronunció las
138   Conc|            nos impuso silencio con la voz de su autoridad. El nuevo
139   Conc|              con la seguridad que una voz interior les daba, abalanzóse
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