Cap.

  1      1|         Álvaro hizo por mí? -¿Qué fue ello? -preguntaron a la
  2      1|      ahogamos. Por fin mi jaco se fue por el río abajo, y yo,
  3      1|     paternal-: y di, Millán, ¿qué fue del tuyo, por último? ¿Se
  4      1|           No -respondió Millán -, fue a salir un buen trecho más
  5      1|           en más de tres meses no fue bueno. Con éstas y otras
  6      2|         arruinado enteramente, no fue esto obstáculo para que
  7      2|      descontentos. De este número fue el primero don Alonso, que
  8      2|        preparaba para todos! Este fue el principio de aquellos
  9      2|         Álvaro, como era natural, fue el primero que habló. -¿
 10      3|          y, de consiguiente, este fue el camino que tomó; pero
 11      3|        formal? -Ninguno. Menguado fue tu sino desde la cuna, don
 12      4|      hazañas y virtudes, su caída fue grande y lastimosa. Por
 13      4|           que inspiraba su poder, fue lo único que trajeron de
 14      4|       vuestra casa; vuestro padre fue uno de los pocos amigos
 15      4|       ojos del alma. Enseguida le fue acompañando hasta el patio
 16      6|      bondad, el día de su partida fue uno de llanto y de consternación
 17      6|        sostenerla su aliento; así fue que rompió en ayes y en
 18      6|         doña Blanca, que entonces fue la consoladora de su hija
 19      6|        llegar a Arganza, Mendo se fue a las caballerizas con el
 20      7|          hasta de noche. Fácil le fue, por lo tanto, al caballero
 21      7|        los oficios, la iglesia se fue desocupando, las monjas
 22      7|          de Ossorio. Más fácil le fue a ella distinguirle, porque
 23      8|          medios. Por aquel tiempo fue cuando, con amenaza de pasarse
 24      8|           toda su disimulación no fue capaz de ocultar. -Algo
 25      8|          corto tiempo. Así, pues, fue muy desagradable su sorpresa
 26      9|    parasismo de la infeliz señora fue largo, y dio mucho cuidado
 27      9|       recatarse de todo el mundo, fue rodeando las huertas del
 28      9|       sobras de su curiosidad. No fue menor la sorpresa de don
 29      9|          aquí y hasta a Carracedo fue sin que nadie se lo mandase.
 30     10|         que con un vuelo glorioso fue a posarse en las mezquitas
 31     10|       cielo y del infierno apenas fue bastante a arrojar de aquellas
 32     11|     aquella violenta agitación se fue calmando para venir a parar,
 33     11|         el convento, y Martina se fue a la celda de la hortelana
 34     12|           tentativa de don Álvaro fue el que, por su desdicha,
 35     12|         parte, desde Carracedo se fue en derechura a Ponferrada,
 36     12|    natural ligero y poco asentado fue causa gran número de veces
 37     13|       ojos con mucha atención, se fue a sentar a un extremo de
 38     13|          vuelo y en el monasterio fue un día de gran fiesta. Don
 39     14|        vieron sus ojos al abrirse fue a su fiel Millán que, de
 40     16|        aunque con mucho trabajo y fue a ponerse al lado de su
 41     16|       apenas articulada. Entonces fue cuando los miembros de doña
 42     16|           crisis, sin embargo, no fue menos violenta que la otra,
 43     16|         algún tiempo, su conducta fue más reservada, circunspecta
 44     18|          frecuentes de Millán, no fue muy del agrado del buen
 45     18|           paso no muy, seguro, se fue acercando a ella seguido
 46     19|      carota y su cuerpo de costal fue el buen Mendo que, muy pagado
 47     19|      suegro, ni su esposa, que no fue poca fortuna, porque sin
 48     20|           y de la caballería. Así fue que cuando don Álvaro cayó
 49     20|     tratarle y el agasajo con que fue recibido en su castillo
 50     20|          así lo único que alcanzó fue que diesen al señor de Bembibre
 51     20|        resultado de sus esfuerzos fue el que vimos; y en la misma
 52     20|           después de sus exequias fue trasladado por don Juan
 53     20|          anhelo, porque en cuanto fue de día claro, entró don
 54     20|        Puede decirse que entonces fue cuando, deshecha su última
 55     21|         llegó a Tordehumos, donde fue acogido por su pariente
 56     21|          tan súbito y severo; así fue que, sin poderlo remediar,
 57     21|  descargaba sobre don Álvaro; así fue que perdió el color y estuvo
 58     22|       usos de la antigua Iglesia, fue causa principal de la ruina
 59     22|     esparció flores por su camino fue para trocárselas al punto
 60     22|           dos ancianos padrinos y fue a arrodillarse ante las
 61     22|       conducido por sus padrinos, fue abrazando a todos sus hermanos
 62     23|  eslabones que le unían a él. Así fue que cuando llegó al castillo,
 63     23|         siquiera por amor del que fue tu amo. -¿Cómo es eso del
 64     23|        amo. -¿Cómo es eso del que fue mi amo? -le interrumpió
 65     24|     despojos del Temple. Fácil le fue, por lo tanto, juntar una
 66     24|           de hablar, el resultado fue que durante el viaje apenas
 67     24|        encuentro de tía y sobrina fue triste y aflictivo, como
 68     25|   murmullo que se oyó entre ellos fue el de los salmos y oraciones
 69     25|          y colocación que les dio fue muy atinada, pues apenas
 70     26|           Sin embargo, su defensa fue menos tenaz de lo que el
 71     26|      dando un furioso empellón se fue para el templario determinado
 72     26|        cogido en aquella jornada, fue recibido con tales muestras
 73     26|        que su entrada en Cornatel fue un verdadero triunfo. ~ ~ ~
 74     27|      entrevista de suegro y yerno fue, como pueden figurarse nuestros
 75     28|     priesa y, en cuanto entró, se fue a ver a su amo y a contarle
 76     28|        primero que hirió sus ojos fue el resplandor movible y
 77     28|          así, la espada del conde fue a dar en la muralla y allí
 78     28|        más robusto y fornido. Así fue, que sin desconcertarse
 79     28|          y casi sin figura humana fue a parar en el riachuelo
 80     28|     asomaba a los semblantes. Tal fue el fin de aquel hombre notable
 81     29|          para besarle la mano. No fue tan dueño de sí el abad,
 82     29|        estas palabras, el abad no fue dueño de su sorpresa. El
 83     29|          y de Guillén de Mouredón fue porque los caballeros todos
 84     30|           alegre sorpresa con que fue recibido pudo conocer que
 85     30|       enemigos, y esto cabalmente fue lo que sucedió con el abad
 86     31|          su trato y compañía; así fue que, por su parte, hicieron
 87     32|          menos su impotencia; así fue que, despechados tanto como
 88     32|           ciegas persecuciones, y fue el poner tan de bulto la
 89     33|          una noche? Mi ventura se fue con las hojas de los árboles
 90     33|          nuestros lectores cuando fue a noticiar a su ama en el
 91     33|          semejante desenlace. Así fue que, aguijoneado tan vivamente
 92     34|       parte de los corazones; así fue que salió de Salamanca colmado
 93     34|        excusar el regalo, pero no fue posible atendida la fina
 94     34|     noticia de su absolución. Así fue que cuando puso el pie en
 95     34|         de virtudes antiguas. Así fue que, en los días que permaneció
 96     34|       pudiese llegar. Muy general fue la pesadumbre que ocasionó
 97     34|          y don Juan Núñez de Lara fue grandísima y sobremanera
 98     34|          viaje, por consiguiente, fue muy desabrido y silencioso.
 99     35|          su respiración. Entonces fue cuando el recuerdo de la
100     35|      breve de vista. A medida que fue entrando el día fue creciendo
101     35|           que fue entrando el día fue creciendo la calentura de
102     35|         escalera precipitadamente fue a abrir por su misma mano
103     35| respiración de doña Beatriz. Ella fue la que volvió a romperlo,
104     35|         espíritu, y su influencia fue tan suave y benéfica que,
105     36|         como el humo disipada, no fue ya dueño de los violentos
106     37|        resueltamente, y enseguida fue a sentarse sobre los almohadones
107     37|       Álvaro, pero como todo ello fue obra de un instante, y el
108     38|           poco en sus propósitos. Fue la primera el aniquilamiento
109     38|     fervorosos sus servicios; así fue que, disipados los recelos
110     38|        del peso de los años. Cuál fue el término de tan presuroso
111     38|           corazón de doña Beatriz fue las rosas que alfombraron
112     38|          sosegado, pero, tal como fue, bastó a disipar las nubes
113     38|          perfecta y hermosa. Este fue el espectáculo que encontraron
114   Conc|      mismo Mendo, el palafrenero, fue víctima de una apoplejía
115   Conc|           refrán vulgar "donde se fue el mar que se vayan las
116   Conc|       guardándote a nuestro amor, fue porque él sin duda se lo
117   Conc|        aquellas gentes recibieron fue muy grande, y aun Millán
118   Conc|          mandas y larguezas, y se fue a vivir con Martina y Millán
119   Conc|         de regalos y finezas. Tal fue este extraño suceso, que
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