Cap.

  1      2|           Lemus había solicitado la mano de doña Beatriz, por medio
  2      2|             que han elegido vuestra mano para descargarme el golpe?~ ~
  3      2|        padre os obligase a darle la mano? -Mal le conocéis; mi padre
  4      2|    caballero se inclinó, le besó la mano con mudo ademán, y salió
  5      3|            último - estoy viendo la mano del que degolló al niño
  6      3|         conociese antes de darte su mano, y don Alonso, doblegando
  7      3|        después de haberle besado la mano se encaminó al suyo, donde
  8      5|          don Juan, ha solicitado tu mano y yo se la he concedido. - ¿
  9      5|           de mañana sólo está en la mano de Dios, sosegaos, pues,
 10      7|           volaba al que tiene en su mano la voluntad de todos y escudriña
 11      7|         flor sus esperanzas bajo la mano de la muerte, respetaba
 12      7|             Dios por el bien que su mano les vertía. Cuando los pájaros
 13      7|         Álvaro maquinalmente echaba mano a su puñal -. Ah, ¿eres
 14      8|           veces pensaba en forzar a mano armada el asilo pacífico
 15      8|         Cuando habéis solicitado mi mano sin haberme visto, y sin
 16      8|         aceptaríais la dádiva de mi mano. -¿Y por qué no?, doña Beatriz -
 17      8|     cortesano habían dado la última mano a la conversación de su
 18      9|         siempre se les encontraba a mano y prontos. Doña Beatriz
 19     10|           acababan de dar la última mano a sus extraños proyectos,
 20     10|         rato, y después, tomando la mano de su compañero, le dijo
 21     10|       murallas con la espada en una mano y la llana en la otra, y
 22     10|    generosas, apretó fuertemente la mano del anciano y le dijo conmovido: -
 23     11|            que había cuidado con su mano, a los pájaros para quienes
 24     11|             Tomó silenciosamente la mano de doña Beatriz, que parecía
 25     11|         padre. Soltó él entonces la mano, como si de repente se hubiera
 26     11|       Álvaro bramando de ira, metió mano a la espada, y picando con
 27     11|          del mismo Dios. -Toca esta mano a que todos los días baja
 28     12|       Castilla, y entrado en ella a mano armada cuando la gloriosa
 29     13|            atónita y turbada, de la mano, la llevó delante de una
 30     14|        entonces a él y tomándole la mano le aseguró que no estaba
 31     14|   Finalmente -añadió apretándole la mano -, no veáis en don Juan
 32     15|         ademanes descompuestos echó mano a la espada, como si de
 33     15|            preguntó asiéndole de la mano: -¿Cómo os sentís, noble
 34     15|     movimientos no están en nuestra mano. Olvidad cuanto os he dicho,
 35     16|          misma, aunque ajada por la mano del dolor, parecía desprenderse
 36     17|       penetrantes y de estrechar su mano. No parecía sino que, deseosa
 37     17|             doña Blanca, asiendo la mano de su hija, le dijo con
 38     17|           ahora mismo, y le daré mi mano en el instante, delante
 39     17|             profundamente puesta la mano en el pecho, como en señal
 40     17|          vínculo que sólo desata la mano de la muerte. Tales fueron
 41     18|            la mejilla apoyada en la mano, seguían sus ojos aquellas
 42     18|         llegar mis labios a vuestra mano eran galardón sobrado de
 43     18|           porque he dispuesto de mi mano libre y voluntariamente
 44     18|         Álvaro por el brazo con una mano y señalándole con la otra
 45     19|             me deis a besar vuestra mano, porque es de otro dueño,
 46     19|            le hizo una señal con la mano para que acortase tan dolorosa
 47     19|           bordón de peregrino en la mano, yo me arrojaré a las plantas
 48     20|              Traía el primero en la mano una lámpara y un manojo
 49     20|           el combate iba ya a echar mano a sus armas, se mantuvo
 50     20|          Castilla; no está ya en su mano apretarme en Tordehumos,
 51     20|       armarse a doña Beatriz. En su mano estaban las llaves de su
 52     21|      respondió Saldaña - ha dado su mano al conde de Lemus, y esta
 53     21|            a sus labios la arrugada mano del anciano -; pero ¿cómo
 54     22|       tropiezo que sólo le mueve la mano la muerte? -Tío y señor -
 55     22|          Pero si Dios te deja de su mano para permitir que faltes
 56     23|       futura en cambio de su blanca mano y de su cara de pascua.
 57     23|         cuerpo y alma a reclamar la mano y palabra de doña Beatriz. -
 58     24|    alcanzado a defenderla contra la mano de hierro del destino, su
 59     24|            males de los que sólo la mano de la religión puede sanar,
 60     25|          descubrían, y tendiendo la mano a don Álvaro y apretándosela
 61     25|    respondió apretándole también la mano fuertemente y poniéndola
 62     26|           gato y que, dejados de la mano de Dios, poco tardarían
 63     27|          modos, ahora la inexorable mano del destino parecía indicarle
 64     28|          medios de que había echado mano para dañarla y socavar su
 65     29|           encuentro para besarle la mano. No fue tan dueño de sí
 66     29|  melancólica sonrisa y besándole la mano -. No os maraville, pues
 67     29|      desprendimiento y tomándole la mano -, ¿cómo desconfiáis así
 68     29|         ojos al cielo y poniendo la mano sobre el corazón -. ¡Ojalá
 69     29|           un ramo de azucenas en la mano y una corona de rosas blancas
 70     29|    repararlos. La señora le besó la mano y la despidió, pero no pudo
 71     30|            gloria y de grandeza, la mano de la realidad le mostraba
 72     30|         doña Beatriz pudiera dar su mano a quien estuviese manchado
 73     30|            sus redes y no aparta su mano de tu perdición. Todos tus
 74     30|             Álvaro, asiéndole de la mano y trayéndole hacia sí. -¡
 75     30|           montañés y apretándole la mano vivamente le contestó: -
 76     31|        divididos y juntados por una mano invisible. Tiene el lago
 77     31|             Doña Beatriz le besó la mano sin contestar, porque no
 78     32|       soñada corona. Así pues, echó mano como de costumbre de sus
 79     32|          castillo, arrancada por la mano de don Álvaro de la tienda
 80     32|            el anciano caballero. Su mano se encaminó maquinalmente
 81     32|           despeñado del torreón por mano de Millán le detuvieron
 82     32|       contestó el joven poniendo la mano sobre el corazón -. Sólo
 83     33|         respondió ella, llevando su mano a los labios -, que mi vida
 84     33|          que no siempre están en mi mano. ¿No queréis que demos un
 85     33|       silencio, dijo presentando la mano a su hija: -La tarde está
 86     33|              enseguida, metiendo la mano en una especie de bolsa
 87     33|      también se adelantó a darle la mano. Los demás, precedidos de
 88     34| enternecimiento que no estaba en su mano sofocar. Por fin, después
 89     34|            visto entre las suyas la mano delicada de aquella dama
 90     34|     entonces parecía traído por una mano invisible. Desde el día
 91     34|       deseado. Tan cierto es que la mano de la política, y la razón
 92     35|          bordón del peregrino en la mano y me arrojaré a los pies
 93     35|            fue a abrir por su misma mano la puerta al abad de Carracedo,
 94     35|        contestó la joven asiendo su mano y llevándola a sus labios -, ¿
 95     36|         suyos, le hizo señas con la mano para que viniese a sentarse
 96     36|          joven le dijo asiéndole la mano: -Ahora estoy más sosegada,
 97     36|           le impuso silencio con la mano, y continuó: -No os lo echo
 98     36|             y aun por eso alargó su mano..... .. Más se tarda la
 99     36|          buscarle con mi laúd en la mano, con mi cabeza cubierta
100     37|           medio alguno de que echar mano, y la otra por no afligir
101     37|              al oírlos, como si una mano invisible la sacase de su
102     37|        estás? háblame, ven, dame tu mano. A nadie veo, a nadie conozco
103     37|        cubriéndose los ojos con una mano, mientras con la otra apretaba
104     38|          suya, y llamándolos con la mano en derredor de la cama,
105     38|         beneficios han estado en mi mano esos he derramado; cuantas
106     38|    entrambos, y el anciano juntó la mano poderosa de don Álvaro,
107     38|             atrayéndola a sí por la mano, y enjugándole con la suya
108   Conc|          gentileza, que traía de la mano, después que se apearon
109   Conc|             gran vela de cera en la mano. La especie de mortaja que
110   Conc|           ofrenda que llevaba en la mano, y más que todo su color
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