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Alfabética [« »] almohada 1 almohadas 2 almohadones 1 alonso 100 alquitrán 2 alquitranadas 1 alrededor 20 | Frecuencia [« »] 104 todas 103 mis 103 orden 100 alonso 100 castillo 100 dos 100 martina | Enrique Gil y Carrasco El Señor de Bembibre Concordancias alonso |
Cap.
1 1| su señor, el ilustre don Alonso Ossorio. 2 2| lamentable historia.~ ~ Don Alonso Ossorio, señor de Arganza, 3 2| bajo las órdenes de don Alonso Pérez de Guzmán, y a su 4 2| debemos confesar que don Alonso tuvo que vencer una poderosa 5 2| número fue el primero don Alonso, que no pudo resistirse 6 2| Bien hubiera deseado don Alonso, y, aun el maestre, que 7 2| menores acciones de don Alonso. El conde de Lemus había 8 2| IV, con quien unían a don Alonso relaciones de obligación 9 2| tarde que los criados de don Alonso y el escudero de don Álvaro 10 3| adulado la ambición de don Alonso, y puesto en ejecución todas 11 3| de darte su mano, y don Alonso, doblegando por la primera 12 3| poderosos a desviar a don Alonso de la senda de perdición 13 4| ensanchado por la piedad de don Alonso el emperador, y de su hermana 14 4| hermana del emperador don Alonso, había administrado justicia 15 4| yo haré desistir a don Alonso de sus ambiciosos planes, 16 5| conocida ambición de don Alonso parecían deber retraerle 17 5| embarazosa y violenta, porque don Alonso, deseoso de ahorrarse una 18 5| hacía más interesante. Don Alonso no pudo abstenerse de un 19 5| Hija mía -la dijo don Alonso -, ya sabes que Dios nos 20 5| El mismo -contestó don Alonso, poco satisfecho de la pregunta 21 5| Hija mía -contestó don Alonso con moderación, porque conocía 22 5| claustro iréis -respondió don Alonso, fuera de sí de despecho -, 23 6| secreto que procuró tener don Alonso el motivo de su determinación, 24 6| contener las lágrimas. Don Alonso daba a entender con la mayor 25 6| modestia y hermosura, y don Alonso, después de una larga conversación 26 6| reales. Conocían que don Alonso se entregaría más frecuentemente 27 8| reclamando sus derechos, y don Alonso entonces intimó a su hija 28 8| comitiva del conde, con don Alonso y algún otro hidalguillo 29 8| embargo, la presencia de don Alonso y de los demás caballeros 30 8| salvación de mi alma! Don Alonso, cuyo natural franco y sin 31 8| Pensado está -respondió don Alonso -, y el término es suficiente 32 13| asistir a su hija; y don Alonso, temeroso de causar una 33 13| día de gran fiesta. Don Alonso volvió a ver a su hija, 34 17| Dónde está el conde? Don Alonso hizo seña a un paje que 35 17| de dolor. El abad y don Alonso se quedaron solos por un 36 17| dejando como aniquilado a don Alonso que cayó sobre un sitial, 37 19| llegaron todos, y mientras don Alonso y su yerno se encaraban 38 19| tan franco y tan leal? Don Alonso y su hija, como si asistiesen 39 19| lamentable drama. Por fin, don Alonso, dando treguas al tumulto 40 19| Deteneos, conde -le replicó don Alonso metiéndose por medio -, 41 19| míos se mueva -repuso don Alonso -, o le mandaré ahorcar 42 19| una vigorosa defensa. Don Alonso, viendo la inutilidad de 43 19| caballero -respondió él. Don Alonso se volvió entonces a su 44 19| No, hija mía -repuso don Alonso -, bien me lo predijo el 45 19| fragantes. Adiós... Don Alonso le hizo una señal con la 46 24| instantes en la tierra?... Don Alonso partió de Villabuena en 47 27| cruzaron el Sil al mando de don Alonso Ossorio, y fueron a engrosar 48 27| que sufría impaciente don Alonso, la de servir debajo del 49 27| pero sobre todo para don Alonso, cuyo carácter franco y 50 27| odio y de venganza. Don Alonso no pudo menos de recordarle 51 28| aquel terrible drama. Don Alonso, que en la ausencia de su 52 28| embestirlo a viva fuerza. Don Alonso, que a despecho de todas 53 28| tan inútil contienda, don Alonso envió los restos mortales 54 30| Ponferrada quizá, en poder de don Alonso. -Hijo mío -le dijo por 55 30| de memorias tristes a don Alonso que en la cortés acogida 56 30| deseos se cumplirían. Don Alonso acompañó a los templarios 57 30| abad de Carracedo y don Alonso, que lo presenciaban, apenas 58 30| se había imaginado. Don Alonso, que no podía salir del 59 30| donde no debían volver. Don Alonso los acompañó hasta que cruzaron 60 31| andaban a su alrededor. Don Alonso, que achacaba a sus pesares 61 31| lo sucedido, y como don Alonso descorriese a sus ojos hasta 62 31| velo, le dijo: -Noble don Alonso, fuerza será que vuestra 63 31| alivio a la enferma que don Alonso, devorado de recelos y de 64 32| Zamora; Pedro, de Ávila; Alonso, de Ciudad Rodrigo; Domingo, 65 32| Rodrigo, de Mondoñedo; Alonso, de Astorga; Juan, de Tuy; 66 33| ella la aproximación de don Alonso y siguió engolfada en sus 67 33| para todo prevenida. Don Alonso conoció que todas sus razones 68 34| de referir acabamos, don Alonso no rompió la nema de los 69 34| excusado, además que don Alonso estimaba cordialmente a 70 34| pedrería para su esposa, y don Alonso le hizo presente de un hermoso 71 34| desde allí escribir a don Alonso todo lo ocurrido. Habíase 72 35| del agrado del cuerdo don Alonso aquella imprudente seguridad 73 35| Carucedo dio en los ojos de don Alonso, y fijándolos con más cuidado 74 35| ligeramente, presentó a don Alonso un pliego con las armas 75 35| saltando en tierra, pero ya don Alonso y Martina la habían reclinado 76 35| rato, hasta que viendo don Alonso que el accidente ofrecía 77 35| Entregósela entonces don Alonso, y ella, con extraordinaria 78 35| mí mil veces -repuso don Alonso -, que te dejé adormecer 79 35| árboles del bosque? Don Alonso, que se había sentado a 80 35| instante -le respondió don Alonso -, pero quisiera que vuestro 81 35| perder tiempo -respondió don Alonso llamando con una especie 82 35| No importa -respondió don Alonso -, tráele inmediatamente 83 35| No importa -repuso don Alonso -, ahí tienes esas monedas 84 35| escapaban de sus labios, don Alonso se acercaba como si oyese 85 35| orden de San Bernardo. Don Alonso no pudo contener un grito 86 35| don Álvaro? -añadió don Alonso yéndose para el joven con 87 35| que dormía -respondió don Alonso, si sueño puede llamarse 88 35| forasteros al dintel mientras don Alonso se informaba, pero al punto 89 35| esconderse al punto detrás de don Alonso y de Martina, temeroso de 90 35| abatimiento. -Sí -respondió don Alonso -, mañana mismo partiré, 91 36| mejor suerte. No quiso don Alonso despedirse de ella, siguiendo 92 36| hubieron de separarse, don Alonso los abrazó estrechamente, 93 37| herraduras del caballo de don Alonso. Don Álvaro y el venerable 94 37| de mi alma -contestó don Alonso, porque él era en efecto -, 95 37| la orilla, donde ya don Alonso estaba apeado, a tiempo 96 37| pero no tan paso que don Alonso no percibiese algo: -Ya 97 37| abad volviéndose hacia don Alonso, pero con gran pesadumbre 98 38| la muerte, pero la de don Alonso era más desastrada que la 99 38| igualase del mismo modo! Don Alonso hizo entonces una señal 100 38| quinta sin despedirse de don Alonso y seguido de Millán y otros