Cap.

 1      1|             demasiadamente pesadas de Millán, que, sin duda, cuida más
 2      1|              pasión y sin enojo -dijo Millán metiendo baza -, ¿qué te
 3      1|               No hay cuidado -replicó Millán, a cuyo listo oído no se
 4      1|              ha hecho. -Sí -respondió Millán -, con tal que haya ido
 5      1|    satisfacción casi paternal-: y di, Millán, ¿qué fue del tuyo, por
 6      1|            pobrecillo? -No -respondió Millán -, fue a salir un buen trecho
 7      2| aceleradamente al patio donde su fiel Millán tenía del diestro al famoso
 8      3|             ver sin enojo que el buen Millán se entrometiese de aquella
 9      3|              en el ánimo de su señor? Millán aguantó la descarga, y don
10      3|         adelante la trama infernal... Millán -dijo enseguida, con un
11      3|            situación y dejó charlar a Millán, que no por su agudeza y
12      6|             disgustos que le daba con Millán, el paje de don Álvaro,
13      7|      precipitadamente al monte, donde Millán había pasado la noche con
14      9|          parte al señor de la visita. Millán, que como paje andaba más
15      9|              Bruno, pero en brazos de Millán, y volvieron a correr por
16     11|        caballo con ayuda de Martina y Millán salió a galope por aquellas
17     11|             los árboles lo ocultaron. Millán se quedó, por disposición
18     11|                retiróse el lego; asió Millán de la mula delantera, montó
19     13|            esto que la mala sombra de Millán andaba lejos rompiéndose
20     14|             que había pasado. El fiel Millán, que había peleado como
21     14|              al abrirse fue a su fiel Millán que, de pie al lado de su
22     14|              caballero en compañía de Millán. En cuanto se fueron, don
23     14|             voz muy débil: -¿Me oyes, Millán?~ ~ -Sí, señor -respondió
24     15|              Simuel y los cuidados de Millán, junto con las atenciones
25     15|        asiento a su cabecera mientras Millán los dejaba solos para que
26     15|         Apenas tuvo tiempo de decir a Millán que le dejase solo, y que
27     15|               dio respuesta alguna, y Millán, de veras asustado, acudió
28     15|           Lara seguido de Ben Simuel. Millán, ahogado por los sollozos
29     15| alternativamente en sus soldados y en Millán, mandó a éste con voz imperiosa
30     15|        vuestra, señor -le interrumpió Millán -, antes entregádmelo a
31     15|         desdichado. Al día siguiente, Millán se presentó a don Juan para
32     15|               poderosos es él de dar. Millán salió entonces del castillo,
33     15|            áridos campos de Castilla. Millán los dejó atrás y se adelantó
34     16|             lo que decía: -Señora, es Millán... La misma palidez de la
35     16|            salió y al poco rato entró Millán por la puerta en que doña
36     16|              de su delantal, mientras Millán se adelantaba con pasos
37     16|        entonces rompió en sollozos, y Millán tardó poco en acompañarla.
38     16|               dejadme. ¿Y cómo murió, Millán? ¿Cómo murió, te digo? -
39     16|          orden, cuando introdujeron a Millán en su aposento. Este golpe
40     16|         superioridad sobre sí propio. Millán, continuando en su amarga
41     16|               una idea súbita, dijo a Millán: -¿No has traído el cuerpo
42     16|               el cuerpo de tu señor? -Millán le contó entonces las razones
43     16|          cierto como es, ¡pobre mozo! Millán, que había querido entreveer
44     18|       completa, propios de su estado. Millán, establecido ya y deseoso
45     18|         visitas un poco frecuentes de Millán, no fue muy del agrado del
46     20|             que tanto afligió al buen Millán, desasosegando también al
47     21|               y declaración que trajo Millán a todo el mundo habían convencido
48     23|              referir, pareció el buen Millán por Arganza a dar cuenta
49     23|         alegría que quedaba.~ ~ -¡Ay, Millán de mi alma! -exclamó Martina,
50     23|             de decirlo de ti? -repuso Millán cortésmente -; la lengua
51     23|             Virgen purísima! -exclamó Millán cruzando las manos y mirando
52     23|            confuso y turbado al pobre Millán con la perfidia del conde
53     23|             Vaya por Dios! -respondió Millán con un suspiro -, pero,
54     23|       hechicero. -¿Sabes lo que digo, Millán? -repuso la muchacha -,
55     23|               al sol de mayo. El buen Millán era de una índole excelente,
56     23|         alegraréis. -Ese será mi fiel Millán -repuso al punto don Álvaro -, ¿
57     23|            acordar de mí en el mundo? Millán entonces, sin poderse contener,
58     23|          levantándole: -No así, pobre Millán, sino en mis brazos, vamos,
59     23|         seréis mientras yo viva. -No, Millán -respondió don Álvaro con
60     23|               que me lo conceda. -No, Millán -respondió don Álvaro -,
61     23|              aquellas. Con esto quedó Millán instalado en sus antiguas
62     23|            arrepentirse nunca el buen Millán de su desprendimiento. ~ ~ ~ ~
63     28|              nuestro antiguo conocido Millán, y disfrazándose con los
64     28|            Así es que el compañero de Millán le guió por medio de la
65     28|               estaba de lado no podía Millán distinguir sus facciones,
66     28|              claramente, mientras que Millán, sin atreverse a respirar,
67     28|      acompañados de numerosos tragos. Millán entonces, dando gracias
68     28|          acabó de persuadirse el buen Millán de la exactitud de las noticias
69     28|               hito en hito, le dijo: -Millán, ¿quieres hacer lo que yo
70     28|               entre sí, no bien salió Millán -. "¡Cielos divinos!, ¡dejadle
71     28|              los sonidos, de modo que Millán y su amo iban oyendo el
72     28|               y por el otro el conde. Millán entonces se levantó del
73     28|               con un grito de horror. Millán, bien prevenido de antemano,
74     28|          saltar dentro del torreón, y Millán entonces recogió su escala
75     28|               rayaban en compasión -. Millán, vuélvete allá dentro. El
76     28|        palabra se te escapa. El pobre Millán, aunque muy mohíno y volviendo
77     32|               del torreón por mano de Millán le detuvieron unas ramas
78     33|               con que el zascandil de Millán vuelva y con que el Gitano
79     34|          ocurrido. Habíase adelantado Millán a la impensada nueva del
80     35|               Álvaro y de su escudero Millán. -¡Ah, padre mío! -le dijo
81     38|              de algunos días, el fiel Millán le encontró en una de las
82     38|               don Alonso y seguido de Millán y otros dos o tres criados
83   Conc|               de la linda Martina, de Millán y de Nuño, nada más de lo
84   Conc|               su hija doña Beatriz, y Millán Rodríguez, escudero y paje
85   Conc|      recibieron fue muy grande, y aun Millán pidió que le dejasen llevar
86   Conc|             fue a vivir con Martina y Millán en cuya casa pasaba los
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License