Cap.

 1      2|        infante don Juan, tío del rey don Fernando el IV, con
 2      3|          yo, llegó un correo del rey y le entregó un pliego que
 3      4|       imaginó Felipe el Hermoso, rey de Francia, la medida política,
 4      4|          atrevía a contrariar al rey de Francia, temeroso de
 5      4|         Papa ve los desmanes del rey de Francia sin fulminar
 6      5|          Galicia, favorecido del rey y muy especialmente del
 7     10|       duda el que nos prepara el rey don Jaime por haber criado
 8     11|          aunque fueran los de un rey. -Doña Beatriz -dijo acercándose
 9     12|      estaba obligado a servir al rey en la ocasión que se ofrecía,
10     12|           se junta la hueste del rey don Fernando IV, forzoso
11     12|        le hicieron mayordomo del rey, puesto el más aventajado
12     12|   revueltas de la menor edad del rey habían enseñado a los señores
13     12|       brazo como el discurso del rey eran ambos flojos en demasía
14     12|      Villalba y Miranda; pero el rey, cuyo natural ligero y poco
15     12|  sangriento, y despidiéndose del rey con palabras ásperas y descomedidas
16     12|          arrostrar la cólera del rey. Éste, por su parte, no
17     12|   ganadas las tenía. Con esto el rey juntó sus tropas y se preparó
18     12|       despojos. Cierto es que el rey no había recibido daño de
19     12|          puente de Alcántara. El rey, sin embargo, tuvo más en
20     14|     Tordehumos con la hueste del rey. Este pueblo, que don Juan
21     14|       tiempo le había sitiado el rey en Aranda, de donde se salió
22     14|  hipócrita por los intereses del rey en que se cobijaba el infante
23     14|          con gran pesadumbre del rey, que no tardó mucho en caer
24     14|       demás caballeros fieles al rey. Don Álvaro, que no solía
25     14|    inmediatamente al cuartel del rey para que le sostuviesen
26     14|           como los refuerzos del rey iban llegando, él mismo
27     14|     contraste con las tropas del rey, mustios y descontentos
28     14|     restablecerse lo posible. El rey, por su parte, aunque don
29     15|  grandísima en el campamento del rey. Vinieron cartas del papa
30     15|          embargo, la audacia del rey y el desconcierto de lo
31     15|   combate al mismo tiempo.~ ~ El rey don Fernando, a pesar de
32     15|        don Juan mediaba entre el rey y su rebelde vasallo, y
33     15|  ruinmente se postra delante del rey de Francia; pero ni dejarán
34     15|          os esconde que el sabio rey de Portugal ha enviado sus
35     15|        milicia. -¡Mal aconsejado rey! -dijo el de Lara. -El mal
36     19|       casi podíais coronaros por rey de Galicia. Sin embargo,
37     19|    delante de los tribunales del rey estos papeles -añadió, mostrando
38     19|        que debéis pedir campo al rey en presencia de todos los
39     19|          rebeldes y traidores al rey don Fernando de Castilla;
40     19|       camino de la cortesía. -El rey ha mandado prender a todos
41     19|        de ese indigno, yo iré al rey, yo iré a Roma a pie con
42     20|       los favores y mercedes del rey, fácilmente se inclinará
43     20|         de los sitiados, pues el rey no pensaba en cejar de su
44     20|          Juan había hecho con el rey algún concierto honroso,
45     20|          sucumbirá delante de un rey, de Castilla; no está ya
46     20|         aprenderá a su costa ese rey mozo y mal aconsejado a
47     20|     sitio y de la pertinacia del rey. Con esta deserción quedaba
48     20|           y que sólo esperaba el rey a salir de aquella empresa
49     21|    tregua que daban al Temple el rey y los ricos hombres de Castilla,
50     21|        mandado para el campo del rey, y desde allí, con un salvoconducto
51     22|  semejantes disposiciones era el rey don Dionís de Portugal,
52     22|   opinión. Apoyados, pues, en el rey de Portugal, seguros de
53     22|         de los judíos: -¿Si eres rey, cómo no bajas de esa cruz?
54     24|      XXIV~ ~ Las diferencias del rey con don Juan Núñez de Lara
55     24|          pueblos que tenía, y el rey hubo de restituirle su gracia. ¡
56     24|           al cabo le quedaban al rey las manos sueltas y desembarazado
57     24|         y disposiciones. Sólo el rey de Portugal permanecía en
58     24|     amontonarse sobre ella. Este rey sabio, más de lo que parecía
59     24|       nacido, los mandatos de su rey y a dar calor a los preparativos
60     24|          vasallo las órdenes del rey y del Papa. Los aprestos
61     25|          hacer a las huestes del rey, y en el país los vasallos
62     25|    deseosos algunos de servir al rey, codiciosos otros de botín
63     25|        las órdenes que tenía del rey e intimándoles la rendición
64     25|       arrancado la violencia del rey de Francia y finalmente,
65     25|        sus tropas y el apoyo del rey del pontífice y de toda
66     26|       venir a haceros guerra, el rey y el conde de Lemus, nuestros
67     26|          fidelidad que debo a mi rey, y al conde mi señor -el
68     27|         tratos para rendirse. El rey de Portugal, por su parte,
69     27|        último la imprudencia del rey Fernando el Cuarto, en elegir
70     27|          y finalmente, que si el rey traspasaba a otro cualquiera
71     27|     manifiesto ante los ojos del rey la preferencia que daba
72     30|        estaba encomendada por su rey, apuró todos los recursos
73     30|      voluntad no nos gana ningún rey, y mi mujer, en cuanto se
74     30|         a juzgar, y en cuanto al rey y sus ricos hombres -añadió
75     32| menosprecio de las órdenes de su rey y señor natural. Echáronle
76     34|          la majestad y pompa del rey su sobrino. Por otra parte,
77     34|       amantes. Arrastrado por el rey de Francia, según ya dijimos,
78     34|     guarnición que en nombre del rey ocupaba el castillo lo dejó
79     38|        de los suyos, presentó al rey Felipe las cartas que llevaba
80     38|     humanos! El hombre se figura rey de la naturaleza y, sin