Cap.

 1      2|          al infante don Enrique de manos de la morisma. Por lo demás,
 2      2|         Beatriz, retorciéndose las manos y con un acento que partía
 3      3|          Álvaro dejó su caballo en manos de unos esclavos africanos
 4      4|              añadió levantando las manos y, los ojos al cielo -. ¡
 5      6|     lamentables besándole unos las manos y otros la falda de su vestido.
 6      6|            palacio extendiendo las manos hacia sus vasallos y sin
 7      7|           mis cadenas con vuestras manos atropellando por todo? Don
 8      8|           Fernando se deslustró en manos de su hijo y de su nieto
 9      8|           de él, y extendiendo las manos por entre las barras de
10      8| apartándose los cabellos con ambas manos de aquel rostro divino,
11      9|           antes un buen apretón de manos a su señora. La prevención
12     11|           habitación, cruzando las manos sobre el pecho de cuando
13     11|            cielo retorciéndose las manos, y Martina entre enternecida
14     11|            Beatriz se retorció las manos lanzando sordos gemidos,
15     11|          la lengua que mañosas las manos. Don Álvaro juzgó lo más
16     11|       tratáis de arrancarla de mis manos, debierais antes arrancarme
17     11|         arrancar a doña Beatriz de manos del abad, usando si preciso
18     12|       oficiales; y su castillo, en manos de los caballeros templarios
19     12|             no había salido de las manos de don Diego, su tío, poseedor
20     12|       Álvaro eran obra de aquellas manos, que así asesinaban en la
21     13|            una especie de silla de manos la trasladasen al monasterio.
22     13|             levantó los ojos y las manos al cielo, y dijo: -Gracias
23     14|          la huida dejándolo en sus manos. Lara que lo reconoció y
24     15|            fuero, entregándolos en manos de una comisión especial,
25     15|       rival de su valido estaba en manos de don Juan Núñez de Lara,
26     15|         herencia del Temple de sus manos codiciosas, ¿qué más podía
27     15|           caballeros se dieron las manos. El infante bajó poco después
28     16|      muerte de aquel joven que sus manos y consejos habían formado,
29     18|           le decía, y palpando sus manos y sus armados brazos -, ¿
30     18|          doña Beatriz juntando las manos -, nunca... -Escuchadme
31     19|           haberos tenido entre mis manos -respondió él, con frialdad -;
32     19|          levantando los ojos y las manos al cielo -; ¡allí nos reuniremos
33     19|        tapándose la cara con ambas manos -. ¿También se perderá por
34     20|      cuando don Álvaro cayó en sus manos, ya vimos la cortesía con
35     20|            que le sujetaban pies y manos, y al punto cayó en la cuenta
36     20|      vuestra seguridad en vuestras manos. Por lo demás, quisiera
37     20|       sufrir. -Si muero a vuestras manos -contestó Lara con templanza -,
38     21|      tremenda resolución -; en sus manos voy a poner mi castigo. -
39     21|           cuando estoy en vuestras manos, y vos más poderoso que
40     22|            inermes y desvalidos en manos de sus enemigos declarados,
41     22|        caducado a las destructoras manos del tiempo, no parecía dispuesto
42     22|     caballeros todos tenían en las manos velas blanquísimas de cera
43     23|        exclamó Millán cruzando las manos y mirando al cielo -, ¡conque
44     24|        cabo le quedaban al rey las manos sueltas y desembarazado
45     24|          entregarían indefensos en manos de sus enemigos, y que en
46     25|        suerte lo ponga en vuestras manos. De todos modos, si me lo
47     26|        arrancarse sin quemarse las manos. Algunos quisieron retroceder,
48     26|         Asieron allí las hachas de manos de dos muertos y comenzaron
49     26|           un hacha de armas en las manos, cada golpe de la cual cortaba
50     26|         alzando el hacha con ambas manos iba a descargarla sobre
51     26|            si hubiese caído en tus manos? -Yo no era el que mandaba,
52     27|            dando vueltas entre las manos a su gorro de pieles -,
53     27|         todo, mágicos o no, en sus manos me tuvieron con una porción
54     27|           arrancarían de entre las manos! -Pues entonces -replicó
55     29|           espíritu. El arpa en sus manos tenía vibraciones y armonías
56     29|         doña Beatriz, juntando las manos y con doloroso acento -, ¿
57     29|           disipado como un humo en manos de aquel hombre, sus negras
58     29|          exclamó retorciéndose las manos desesperadamente, ¡ya es
59     30|       rodillas y la cara entre las manos, y aunque oyó descorrer
60     30|           dejar la mía en vuestras manos. -Aquí la tenéis -contestó
61     30|       mejor fuera morir a vuestras manos que en la soledad y el destierro,
62     30|     arrancado al conde de vuestras manos, es la única merced y prueba
63     30|     volviéndose al oriente con las manos extendidas y soltando la
64     30|         cariño como me prodigáis a manos llenas? ¿Quién puede tachar
65     31|            religioso - está en las manos de Dios, que nos manda confiar
66     32|         veces lo cogiera entre mis manos, otras tantas vidas le arrancaría.
67     33|          hincó de rodillas con las manos juntas como si diese gracias
68     34|       castillo lo dejó al punto en manos de su legítimo dueño, y
69     35|          dejó caer el papel de las manos. Doña Beatriz entonces,
70     35|           para arrancársela de las manos diciéndole a gritos: -¡No
71     35|         profundísimo y llevaba las manos al lado del corazón, como
72     35|           y dejando caer entrambas manos sobre el lecho, como postrada
73     35|            con la cabeza entre las manos, sumido en una profunda
74     35|         pero Martina, juntando las manos, le dijo con el mayor encarecimiento: -
75     36|            recibidla, pues, de mis manos, como la hubierais recibido
76     36|          convulsivamente entre sus manos y contra su corazón la cartera
77     36|       quién sabe si llegarán a sus manos? ¿Quién sabe si se los llevará
78     37|            repitió torciéndose las manos -, ¡la esperanza y la ventura
79     37|          de nada sirve, porque sus manos han pasado por él como si
80   Conc|         entonces, asiéndose de las manos y del hábito del difunto,
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