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Alfabética [« »] senil 1 seno 13 señor 216 señora 79 señoras 2 señores 19 señorío 3 | Frecuencia [« »] 80 manos 80 rey 79 está 79 señora 78 aquellos 77 ellos 76 anciano | Enrique Gil y Carrasco El Señor de Bembibre Concordancias señora |
Cap.
1 1| la doncella de tu joven señora me ponga mejor cara que 2 1| a ser condesa de Lemus y señora de media Galicia. -No hace 3 1| voluntad de nuestra joven señora que, por cierto, ha mostrado 4 2| Balboa, su madre, santa señora cuya vida había sido un 5 2| que habló. -¿No me diréis, señora -preguntó con voz grave 6 2| reverenciado y adorado, señora, como a una criatura sobrehumana, 7 3| temiendo que tu enlace con una señora tan poderosa en tierras 8 6| servir y acompañar a su señora durante su reclusión, no 9 6| apreciado siempre. -Sí, señora -contestó él con voz no 10 6| capaz de abandonarme? -No, señora -respondió el criado con 11 7| de paloma. La prudente señora quería dejar obrar la lenta 12 7| padre. -No puedo jurároslo, señora -respondió el caballero -, 13 7| Por vida de mi padre, señora, que sin duda estáis loca! 14 7| olvidado por entero. -Sí, señora -respondió la muchacha -, 15 8| sentase. -No haré tal, hermosa señora -respondió él cortésmente, 16 8| fingido pesar. -Mucho me pesa, señora, de no haber conocido más 17 8| entre los brazos de una señora, dechado de discreción y 18 9| parasismo de la infeliz señora fue largo, y dio mucho cuidado 19 9| gloria. -Sosegaos, por Dios, señora -respondió la doncella consternada -, ¿ 20 9| alborazada: - ¡Albricias, señora!, que en esta misma noche 21 9| buen apretón de manos a su señora. La prevención que le dejaba 22 9| va a poner el sol? -Sí, señora, a estas horas -replicó 23 9| tarde. -¿Y dejando a tu señora en este estado? -repuso 24 9| toda su vida. -Dejadla ir, señora tía, porque amas puede Dios 25 9| salvación que quedaba a su señora. Así, pues, dio las gracias 26 9| cobrador, se retiró con su señora a su celda como para prepararse 27 9| relato aquello de: ¡pobre señora!, ¡maldita vanidad!, ¡despreciar 28 9| silenciosamente el papel de su señora que leyó con una palidez 29 9| romperse. -Sí, pero si tu señora ha de estarse encerrada 30 9| repuso don Álvaro -, di a tu señora que mañana a media noche 31 9| alcanzaba en las penas de su señora, y un poco además del tedio 32 9| dirigió a la celda de su señora dejando a las buenas monjas 33 9| con que tanto ella como su señora estuviesen ya por entonces 34 10| sólo una había quedado por señora de aquel alma profunda e 35 11| la huerta. Entonces, la señora se levantó como si un resorte 36 11| su ama, le dijo: -Vamos, señora, porque estoy segura de 37 11| arrancase la lengua. Vamos, señora -añadió con impaciencia -; 38 11| dijo: -Todo está dispuesto, señora; no en vano habéis puesto 39 11| oído: -¿Qué habéis hecho, señora? Por fin don Álvaro hizo 40 11| precipitados pasos. La desdichada señora rompió en llanto y sollozos 41 11| casi en brazos condujo a su señora a la habitación, en tanto 42 13| sueños! -Bien os parecía, señora -replicó la muchacha reprimiéndose 43 16| arrastradas por una pasión, la señora de Arganza se había sostenido 44 16| su conducta, y la buena señora juzgaba que lo mismo debería 45 16| Álvaro despedirse de la señora de sus pensamientos, doña 46 16| sin saber lo que decía: -Señora, es Millán... La misma palidez 47 17| nuestro linaje... -Acabad, señora -contestó doña Beatriz con 48 17| caliente. -¡Pobre y angelical señora!, tu ciega solicitud y extremada 49 18| fondo los pesares de su señora y concebía serios temores 50 18| pasa las noches en claro mi señora y las congojas que le dan, 51 18| no sea el maestre! -Pero, señora, ¿aquí en este sitio y sola 52 18| palafrenero hacia donde quedaba su señora. "Pues, dijo éste, poco 53 18| seguido del templario. La señora, con ojos espantados y clavados 54 18| realidad iracundo y fiero. -Señora, el comendador que veis 55 18| Silencio, Martina -replicó su señora con energía -, y vos, don 56 18| nuevos pesares?~ ~ -¡Ay, señora de mi alma! -exclamó Martina 57 18| amancillada! -Sosegaos, señora -contestó el anciano -, 58 19| acudir al soñado riesgo de su señora, se encaminaron allá con 59 19| templario con amargura. -Además, señora -prosiguió el conde como 60 19| venas! -Os cansáis en vano, señora; tengo empeñada mi palabra 61 21| atropellada una principal señora. Por vos, Lara, que calzáis 62 23| y zumba que zumba, y la señora, como es natural, más afligida 63 24| comunidad a una tan principal señora, que, por otra parte, para 64 29| quedaban en aquella lastimada señora. El aire puro y oloroso 65 29| me toca repararlos. La señora le besó la mano y la despidió, 66 31| interesante y desgraciada señora. La imagen de don Álvaro 67 33| seguía la falúa en que su señora, cubierta con una especie 68 33| poco saltó en tierra su señora en compañía de su padre 69 35| su regazo la cabeza de su señora. Entonces comenzaron a rociarle 70 35| Por Dios Santo, noble señora, que le dejéis hacer cuanto 71 35| trance de amargura! -¡Ah, señora! -exclamó él presentándose 72 36| las de mi confesor. -¡Ah, señora!, ¿cómo abrigáis semejantes 73 37| Martina!, ¿dónde estás? -Aquí, señora -contestó la muchacha casi 74 37| mirándola con ternura. -¡Ah, señora!, dejad eso; yo no pienso 75 37| apresuradamente, subieron a la señora, todavía desmayada, a su 76 38| riesgo inminentísimo de su señora, no apartaba los ojos de 77 38| que no perturbasen a la señora en sus últimos instantes. 78 Conc| monasterio, la imagen de Nuestra Señora de la Aguiana, cuya función 79 Conc| era la romería de Nuestra Señora, y tanto para que recayesen