Cap.

 1      1|      hija única y heredera de la casa de Arganza a un hidalguillo
 2      1|     dueño del cotarro en nuestra casa, pero ¿qué quieres, amigo?
 3      1|      Arganza, y se apearon en la casa solariega de su señor, el
 4      2|     estos temores la honra de su casa y la ventura de su hija.
 5      2|        los sotos y huertas de la casa estaban floridos todos los
 6      2|       nadie daría más honra a su casa que yo, porque desde que
 7      2|          que la única hija de la casa de Arganza mancha con una
 8      2|          como un rayo de aquella casa, donde ya solo pensaba en
 9      3|          le imagináis de vuestra casa? -Nosotros somos - contestó
10      4|    maceros, más por decoro de la casa que no por custodia o defensa,
11      4|    Siempre he estimado a vuestra casa; vuestro padre fue uno de
12      5|      única y postrera de nuestra casa. -Sí, señor -respondió ella
13      6|   aposentos más escondidos de la casa, y por esta vez ya no pudo
14      6|    criado más antiguo de nuestra casa, y como a tal sabes cuanto
15      6|         la picota y me echará de casa que es lo peor; pero don
16      6|       rincones más oscuros de la casa, conocían que, con su ausencia,
17      6|           que trajo triunfante a casa muy temprano deshaciéndose
18      7|        patrones de aquella santa casa, que comúnmente solían atraer
19      7|          veía dichosa en vuestra casa, de todos acatada y querida,
20      7|       cree honraros a vos y a su casa. -Entonces yo solicitaré
21      8|        día y con la enseña de su casa desplegada. Otras resolvía
22      8|        trueque de engrandecer su casa, no habían desperdiciado
23      8|         en la capilla de nuestra casa con toda la pompa necesaria. -¡
24      9|         su cuñado se entró en la casa cuando menos la esperaban.
25      9|          a su cuñado si tenía en casa la yegua torda. -En casa
26      9|         casa la yegua torda. -En casa está -respondió Bruno, así
27      9|      renteros hereditarios de la casa de Arganza, y teniendo además
28     11|    adelante. ¡Miren que aliño de casa estaría, la mujer llorando
29     11|    respetas ni la santidad de la casa del Señor; ¿cómo pudiste
30     11|       con reposo - estaba en una casa en que ejerzo autoridad
31     12|      Villabuena por honor de una casa de su orden y que estaba
32     12|           tenía vinculados en su casa la turbulencia y el desasosiego,
33     12|     aventajado y codiciado de su casa. Corrían, empero, los tiempos
34     13|         haber entrado en aquella casa sin aguardar a que la muerte
35     15|         modos los vasallos de la casa de Yáñez no tardarían en
36     15|       todos los caballeros de mi casa y mis aliados trasladarlo
37     16|       dejamos dicho, volvió a la casa paterna en medio del regocijo
38     16| frecuentemente era huésped de la casa, penetrado sin duda de los
39     17|       ramas no abrigarán vuestra casa, ni vos os sentaréis a su
40     18|    huertas de la antigua y noble casa, y fatigada de su corto
41     18|          habiéndose criado en la casa tenía por ella toda la ternura
42     18|       voy a avisar a la gente de casa por lo que pueda suceder."
43     18|   llaneza; ¡como si fuera por su casa se meten! No, pues como
44     18|   diciendo esto se encaminó a la casa. Echaron pie a tierra los
45     18|          todos los criados de la casa! ¿Qué va a suceder, Dios
46     19|   forasteros, echó a correr a la casa, esparciendo una alarma
47     19|     estos caballeros están en mi casa y bajo el fuero de la hospitalidad.
48     19|            Ah!, ¿y vuestra noble casa -repuso doña Beatriz -,
49     19| obscurecido, volvieron los dos a casa seguidos de la pensativa
50     20|      tanto había de sostener esa casa de indignidad y reprobación.
51     22|        asesinó y puso fuego a mi casa. ¿Que ha quedado en lugar
52     23|         contento y alegre en una casa de donde se había huido
53     24|         se veía desterrada de la casa paterna y apartada de don
54     24|       hospedaje en aquella santa casa. Todo estaba en el mismo
55     25|    seguido de los hidalgos de su casa, montado en un soberbio
56     26|        cual otros hidalgos de su casa, que se habían quedado a
57     27|         lo que más estimes de mi casa y de mis tierras, buen Andrade,
58     28|          como los rincones de su casa. La vista que ofrecía el
59     29|          y resplandeciente de su casa. ¡Desdicha tremenda que
60     30|       enreda, os venís allá a mi casa y Cristo con todos. Ello
61     31|        restituirse con ella a su casa de Arganza. Poco se alegró
62     31|           que en los muros de la casa paterna había visto en brevísimo
63     31|          por segunda vez aquella casa, de donde había salido antes
64     34|         ausencia tan larga de su casa, anhelaba extraordinariamente
65     34|      entroncarse con la poderosa casa de Arganza. Como don Álvaro,
66     35|         sangre que ha vertido mi casa por la fe de Cristo y le
67     35|          la fatal estrella de mi casa. Doña Beatriz quiso responder,
68     35|         él os acompañaría a esta casa de la desdicha? -prosiguió
69     38|  entrevista fatal del soto de su casa, en que cayó la venda de
70     38|         mí por primera vez en mi casa de Arganza? ¿Quién nos dijera
71     38|      muerte se extinguió aquella casa ilustre que pasó a unos
72   Conc|          uno de los monjes de la casa, pero como los sucesos que
73   Conc|        la portería de esta santa casa, y habiendo pedido que la
74   Conc|      llegó el abad de esta santa casa vestido con ropa de iglesia
75   Conc|         punto cuando se acabó la casa de su amo, dado que rico
76   Conc|         Martina y Millán en cuya casa pasaba los últimos años
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