Cap.

 1      1|          que es más, sobrino del maestre de los templarios y aliado
 2      2|      Yáñez y su tío don Rodrigo, maestre del Temple en Castilla,
 3      2|      Afortunadamente, ascendió a maestre provincial de Castilla don
 4      2|          y delicada conducta del maestre, y sin reconciliarse por
 5      2|    deseado don Alonso, y, aun el maestre, que semejante enlace se
 6      2|         olvidó sus pactos con el maestre del Temple, y, no vaciló
 7      3|    aspecto todavía más grave. El maestre que había salido al encuentro
 8      3|         despojarte -respondió el maestre con voz grave entre severa
 9      3|          de sus sentimientos. El maestre se sentó en un asiento de
10      3|        los nuestros -contestó el maestre, y por eso el orgullo se
11      3|        de carneros. Los ojos del maestre parecían lanzar relámpagos,
12      3|          y del silencio -dijo el maestre, vete a recoger, hijo mío,
13      3|         demás, no en vano soy el maestre y padre del Temple en Castilla,
14      4|          meditabundo y grave del maestre de Castilla, y sido causa
15      4|         puso a leer la carta del maestre. A medida que la recorría
16      5|        la vida: la esperanza. El maestre, por su parte, conocía harto
17      5|  cortesía fría y estudiada, y el maestre por su parte, convencido
18      8| venerable semblante de su tío el maestre que le daba en rostro con
19     10|     monarquía regida por el gran maestre, y que al son de las trompetas
20     12|     fortificado, y sin orden del maestre nadie hubiera pasado por
21     12|        No, hijo mío -contestó el maestre -, esto que contigo ha hecho
22     12|    cometidos en la persona de su maestre ultramarino y demás caballeros,
23     15|          desatinada conducta del maestre general ultramarino Jacobo
24     15|       qué responderé a su tío el maestre, y a doña Beatriz cuando
25     16|     sentida que haría el anciano maestre al escudero de su sobrino,
26     18|        Quiera Dios que no sea el maestre! -Pero, señora, ¿aquí en
27     20|         proporcionar a su tío el maestre y a sus caballeros, la tenía
28     21|     sueño, escribió una carta al maestre en que le pedía licencia
29     21|          aquellos días visitó el maestre el fuerte de Cornatel para
30     21|   correspondiente, si su tío, el maestre, os comisiona para recibirlo. -¡
31     22|    entendido para el caso con el maestre de Castilla y con el teniente
32     22|    encaminaron los esfuerzos del maestre en los días que precedieron
33     22|          En sus gradas estaba el maestre sentado en una especie de
34     22|         las gradas del trono del maestre. Extendió éste su cetro
35     22|    hombros jóvenes -respondió el maestre con voz reposada y sonora. -
36     22|        Habéis pensado -repuso el maestre - que el mundo acaba en
37     22|          tras de lo cual dijo el maestre: -Tu crimen es negro como
38     22|      prometo obediencia ciega al maestre de la orden del Templo de
39     22|        sus sitiales al trono del maestre, dejando en medio a don
40     22|   cruzados oyó la plática que el maestre o su inmediato dignatario
41     22|        se pararon de nuevo, y el maestre se adelantó para rociar
42     23|     dirigió antes a la celda del maestre que le recibió con su bondad
43     23|    contener, salió de detrás del maestre que ocupaba la puerta, y
44     23|      tengo voluntad, sino la del maestre, mi tío, y sus delegados.
45     23|         pedírselo de rodillas al maestre vuestro tío, no me levantaré
46     23|           disputa que dirimió el maestre haciendo ver a su sobrino
47     24|      dejado de guardar con él el maestre don Rodrigo a pesar de sus
48     24|         el señor de Arganza y el maestre don Rodrigo. Aunque su carácter
49     24|        su antigua amistad con el maestre recobró sus derechos. Todo
50     27|        había sido la opinión del maestre de Castilla en un principio,
51     29|          profesión, si su tío el maestre le vistió el hábito de Hugo
52     30|          yo me acusaré de que el maestre, vuestro tío, sólo os recibió
53     30|        de antigua amistad con el maestre don Rodrigo. El monje determinó,
54     30|      testimonio de la virtud del maestre y de algunos caballeros,
55     30|          Por fin, se presentó el maestre y, después de dichas las
56     30|          baja las palabras de su maestre, después de lo cual, espoleando
57     32|  hicieron, el buen religioso, el maestre don Rodrigo, el comendador
58     32|         por fin, el juicio, y el maestre don Rodrigo, Saldaña y los
59     32|     restauración. Comoquiera, el maestre infundía tal respeto por
60     34|        la partida, y entonces el maestre, después de haberle dado
61     34|          ejercido coacción en el maestre para su admisión en la orden,
62     34| desenlace, pero la del abad, del maestre, de Saldaña y don Juan Núñez
63     34|       juventud. Tanto él como el maestre y casi todos los caballeros
64   Conc|         y entre ellos el anciano maestre de Castilla, don Rodrigo
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