Cap.

 1      1|          de que la doncella de tu joven señora me ponga mejor cara
 2      1|         en la voluntad de nuestra joven señora que, por cierto,
 3      2|       voló la infancia de aquella joven tan noble, agraciada y rica,
 4      5|            pero el carácter de la joven, que había heredado no poco
 5      5|       ribera! -Madre mía -dijo la joven enjugando los ojos de su
 6      5|           a mí sobre todo que soy joven y robusta. La idea de la
 7      6| desalentado, y su criada Martina, joven aldeana, rubia, viva y linda,
 8      6|        Mendo se despidieron de su joven ama con más enternecimiento
 9      8|  forzosamente había de llegar, la joven no manifestó sorpresa ni
10      8|        apresuradamente. Estaba la joven todavía al lado de la reja
11     10|           nuevo el comendador. El joven por única respuesta sacó
12     10|      asegurar su intento, pero el joven la rehusó prudentemente,
13     13|          hija! ¡Vedla, Señor, tan joven, tan buena y tan hermosa! ¡
14     15|        nuevo, los restos de aquel joven desdichado. Al día siguiente,
15     16|           afeaba a los ojos de la joven. Y por último, fuerza es
16     16|        Castilla en busca de aquel joven digno de más benigno destino,
17     16|      sazón por la muerte de aquel joven que sus manos y consejos
18     17|      últimos hilos de su vida. La joven, en el extravío de su dolor,
19     17|          señor caballero -dijo la joven, apartándole a un extremo
20     18|         ellos, que parecía el más joven, llevaba una armadura negra,
21     19|         el uno, y el otro, aunque joven, escaso de fuerzas a juzgar
22     19|           El noble proceder de la joven, su desinterés en cargar
23     20|        monasterio. Aquella mujer, joven y hermosa siempre, tenía
24     21|           Sabe el cielo, gallardo joven, que mi intento al guardaros
25     21|       afecto de aquel desgraciado joven esperaba cualquier arrebato -;
26     21|       tristemente la cabeza, y el joven añadió con impaciencia: -
27     22|         Tío y señor -respondió el joven con amargura -, ¿y qué es
28     22|     porque en su pasión por aquel joven tan noble y sinventura se
29     22|        tenía por esposo un hombre joven todavía, lleno de vigor
30     25|            Ya lo  -respondió el joven -; oíd cómo clavan o las
31     28|      obediencia que me debéis. El joven volvió la cabeza como un
32     29|    replicó el monje, todavía sois joven y quizá contaréis muchos
33     30|         la muerte? -le replicó el joven amargamente. -Ni vos pudisteis
34     30|       torres. Comoquiera, tú eres joven y la felicidad aún puede
35     30|        noble Saldaña! -exclamó el joven, precipitándose en sus brazos
36     31|        Arganza. Poco se alegró la joven con la resolución de su
37     31|          embargo, vuestra hija es joven todavía y por profunda raíz
38     31|     dengue encarnado mostraba ser joven y soltera y en sus movimientos
39     32|          por su boca -contestó el joven poniendo la mano sobre el
40     33|          pero la idea de ver a un joven tan noble y pundonoroso
41     33|          padre mío! -respondió la joven echándole los brazos al
42     33|          preciso aprovecharla. La joven se levantó prontamente y,
43     34|         hace a aquel desventurado joven, no se le oyó más que una
44     35|           tierra la suerte de una joven infeliz que se muere de
45     35|        don Alonso yéndose para el joven con los brazos abiertos -. ¿
46     35|           padre mío? -contestó la joven asiendo su mano y llevándola
47     35|   abandonará nunca mi corazón. La joven, medio turbada aún por el
48     36|       ciega inclinación a aquella joven digna de mejor suerte. No
49     36|       césped su morada cabeza. La joven que, a pesar de bajar casi
50     36|    silenciosamente, y entonces la joven le dijo asiéndole la mano: -
51     36|  volvieron a subir en brazos a la joven. Era ya anochecido y significó
52     36|     debilitado mi salud, y moriré joven, sin duda alguna.~ ~ ~ ~
53     37|          una eterna despedida? El joven, que con pesadumbre indecible,
54     37|          anima -la interrumpió el joven -, dudando de esa suerte
55     37|          Sí, te oigo exclamaba el joven, con una voz que parecía
56     37|            don Álvaro, yo soy muy joven todavía, rica y hermosa
57     38|          suspiro. El reposo de la joven tuvo poco de largo y menos
58     38|      olvidado todo, y cuando este joven, harto más infeliz que yo,
59     38|          azorado. El cuerpo de la joven cayó entonces inanimado
60     38|          entierro de la malograda joven con toda la suntuosidad
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