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Alfabética [« »] armadura 9 armaduras 2 armarse 2 armas 57 armazón 1 armonía 3 armonías 1 | Frecuencia [« »] 58 pesar 58 salió 57 algún 57 armas 57 brazos 57 cuerpo 57 repuso | Enrique Gil y Carrasco El Señor de Bembibre Concordancias armas |
Cap.
1 3| entraron en la plaza de armas. Todavía se conserva esta 2 3| extremo de la gran plaza de armas cuyos muros dan al río. 3 3| azules y transparentes. Las armas de los centinelas vislumbraban 4 4| correspondientes soldados y hombres de armas.~ ~ Como quiera, el tiempo 5 4| compacta, su experiencia en las armas y su temible caballería, 6 6| de su amo y a llevar las armas de un conde, apenas podía 7 7| parte y tal vez sólo las armas podrán salvaros. Mirad que 8 8| frente de sus hombres de armas en mitad del día y con la 9 10| entre las almenas, y sus armas despedían a cada paso vivos 10 12| los ricos hombres a las armas. La familia de los Laras, 11 12| lugares, y proveyéndose de armas, víveres y pertrechos, se 12 12| valor, su destreza en las armas, y la nombradía que había 13 14| órdenes de los cabos; las armas y escudos despedían chispas 14 15| no quisiesen soltar las armas. Por otra parte, nada tenía 15 15| Francia; pero ni dejarán las armas ni se darán a prisión, ni 16 15| acudieron algunos hombres de armas y criados y, por último, 17 15| escoltado por cuatro hombres de armas que de cuando en cuando 18 15| tantos otros hermanos de armas cuyos huesos blanqueaban 19 18| mismo caballo, que eran las armas de la orden. A bastante 20 18| quince o veinte hombre de armas también con las divisas 21 18| es templario, viene con armas negras, que parece el mismo 22 18| Beatriz, y el caballero de las armas negras, con un paso no muy, 23 19| y dirigiéndose al de las armas negras, le dijo: -¿Me perdonaréis, 24 19| semejante suceso. Los hombres de armas del Temple, superiores en 25 20| siguiente Lara trajo sus armas al preso diciéndole que 26 20| carreras de los hombres de armas y ballesteros y, finalmente, 27 20| iba ya a echar mano a sus armas, se mantuvo a raya no poco 28 20| oír el martilleo de las armas, los lamentos e imprecaciones 29 21| cruzado el escudo de mis armas! Sí, sí, noble Saldaña, 30 21| escalera y el crujir de las armas contra los escalones y paredes, 31 21| inmediatamente a la plaza de armas del castillo, donde el gallardo 32 21| comendador y sus hombres de armas, dejando en el pecho de 33 22| filas de sus hermanos de armas. Don Rodrigo, atónito y 34 24| sino por la fuerza de las armas. Sin duda los cimientos 35 24| los ballesteros y gente de armas que pudiese e ir a juntarse 36 25| contornos con el ruido de sus armas. A los dos o tres días los 37 25| Sus lanzas y hombres de armas venían equipados con cierta 38 25| becerro y de madera. Las armas en unos eran picas y en 39 25| inclemencia de su clima; y las armas que usaban eran un gran 40 25| tenían que temer de aquellas armas lanzadas a cierta distancia, 41 25| sus gentes. Brillaban sus armas a la luz de las hogueras, 42 26| aspirantes y hombres de armas lo repitieron en voz baja 43 26| comenzaron a arrojar sus armas consternados y tomando la 44 26| barbacana con un hacha de armas en las manos, cada golpe 45 27| otro de sus castillos, las armas de toda aquella tierra concitadas 46 27| ni silbar, ni ruido de armas o de pasos. -¡Ah! -respondió 47 28| peleas mejorado en las armas y por eso me vences. Don 48 28| continuo que despedían las armas heridas por el sol. Comprendió 49 30| en la anchurosa plaza de armas del castillo caballeros, 50 30| todavía un gran escudo de armas cuyos cuarteles están de 51 30| se leen. Estas eran las armas del Temple, que desde entonces 52 33| banderolas de seda con las armas del Temple. Entraron en 53 33| Dígote que son hombres de armas, y que algo de nuevo traen. - 54 33| descollar algunos hombres de armas a caballo; sin embargo, 55 35| paraje, vio un hombre de armas que al trote largo se encaminaba 56 35| Alonso un pliego con las armas de Carracedo. Abriólo rápidamente, 57 37| Borrenes resplandecían sus armas, y al ruido de las yeguas