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Alfabética [« »] caros 1 carota 1 carpio 1 carracedo 55 carrera 6 carreras 1 carreteros 1 | Frecuencia [« »] 56 estas 56 lara 56 mejor 55 carracedo 55 mío 55 sol 55 último | Enrique Gil y Carrasco El Señor de Bembibre Concordancias carracedo |
Cap.
1 3| objeto, pero mañana irás a Carracedo, y entregarás una carta 2 4| siguiente caminaba la vuelta de Carracedo, algo más divertido en sus 3 4| iba a tener con el abad de Carracedo pendían tal vez las más 4 5| que en el alma del abad de Carracedo sofocaba un sinfín de nobles 5 6| hermano en su fundación del de Carracedo y en el cual habían sido 6 7| comparación del abad de Carracedo, se asemejaba a las aguas 7 9| iba el pobre sin aliento a Carracedo a ver si el padre boticario 8 9| mismo pilón de la fuente de Carracedo. -No está de sobra -replicó 9 9| alborotarnos aquí y hasta a Carracedo fue sin que nadie se lo 10 10| bañando el monasterio de Carracedo. Y hacia el poniente, por 11 10| para evitar el paso por Carracedo tomó, ya muy entrada la 12 11| cerca del monasterio de Carracedo, cuando de repente una sombra 13 11| sorpresa suya al abad de Carracedo. -¡Cómo así -le dijo en 14 11| el abad daba la vuelta a Carracedo más satisfecho de su prudencia, 15 12| punto estuviese el abad de Carracedo para destruir los planes 16 12| sin fruto. Un criado de Carracedo había visto un aldeano montar 17 12| Álvaro, por su parte, desde Carracedo se fue en derechura a Ponferrada, 18 12| encontrado en el abad de Carracedo, y la desgracia te ha traído 19 13| repugnancia. Un monje anciano de Carracedo, muy versado en la física 20 13| consejos del prelado de Carracedo. El conde, por su parte, 21 13| por orden del monje de Carracedo, que con tan paternal solicitud 22 16| consuelos religiosos del abad de Carracedo que acababa de llegar, desataron 23 17| su extremidad, el abad de Carracedo, que como amigo y confesor 24 17| la enferma y el abad de Carracedo que estaba sentado al otro 25 18| lo que le dijo el abad de Carracedo, que, por cierto, no ha 26 18| acordáis de la noche de Carracedo? -Sí, me acuerdo -respondió 27 18| voluntariamente delante del abad de Carracedo, que me dio la bendición 28 19| predijo el santo abad de Carracedo, pero la venda no había 29 19| las amenazas del abad de Carracedo que tan tristemente comenzaban 30 24| y sinsabores. El abad de Carracedo, que desde las bodas de 31 25| las fuerzas del abad de Carracedo y del señor de Arganza. 32 27| las mesnadas de Arganza y Carracedo cruzaron el Sil al mando 33 27| intervención del abad de Carracedo, justamente respetado por 34 29| recado de que el abad de Carracedo quería verla. Desde su aciago 35 30| doloroso que el abad de Carracedo y don Alonso, que lo presenciaban, 36 30| los dejó con el abad de Carracedo que los seguía a Salamanca, 37 31| había abrigado el prelado de Carracedo no tenía, a la verdad, gran 38 31| por el anciano monje de Carracedo, que ya la había asistido 39 31| su cuenca, el convento de Carracedo con su gran mole blanca 40 32| acudía al concilio el abad de Carracedo, y con ellas recibió sobresalto 41 33| que recibimos del abad de Carracedo nos aseguran de la justificación 42 34| cuantas lanzas del abad de Carracedo que volvían al Bierzo. Comoquiera, 43 34| brindaba, más que el abad de Carracedo, y sus amigos, su propio 44 34| las esperanzas del abad de Carracedo y las seguridades, temerarias 45 34| Salamanca con el abad de Carracedo, desamparado y triste como 46 35| recelo. El anciano médico de Carracedo se manifestaba sumamente 47 35| pliego con las armas de Carracedo. Abriólo rápidamente, y 48 35| sazón el anciano físico de Carracedo que acudió al punto, y observando 49 35| entregar esta carta al abad de Carracedo, que si la yegua se revienta 50 35| la predicción del abad de Carracedo, y de tal manera se perturbó 51 35| mano la puerta al abad de Carracedo, que era el que llegaba 52 36| su lugar entró el abad de Carracedo. Doña Beatriz comprendió 53 38| palabra dada al abad de Carracedo y a los obispos y a seguir 54 38| despachó correos el abad a Carracedo y al monasterio benedictino 55 Conc| concluir sus breves días a Carracedo. Díjose, y no sin fundamento,