Cap.

 1      1|       parar aquel coloquio en mal hora comenzado. -Mendo -le dijo
 2      2|         que ponemos en Dios en la hora de la desdicha. -Mirad -
 3      2|         el sol se ha puesto, y es hora ya de que nos despidamos.
 4      3|           del castillo anunció la hora del recogimiento, con lúgubres
 5      3|         prolongado y extraño. -La hora de la última oración y del
 6      3|       Temple en Castilla, y en la hora de la prueba, nada en el
 7      4|        queríais que faltase en la hora del riesgo a mi buen tío
 8      6|            Al cabo de un viaje de hora y media, se apeó la cabalgata
 9      7|          que nunca maldeciréis la hora en que os confiasteis a
10      9|     entonces, pero en vista de la hora insistió en que la acompañase
11      9|       para salir a la huerta a la hora que nos acomode. -En ese
12     10|          mirar, y que a semejante hora estaban poblados con los
13     12|           hubiera pasado por él a hora tan desusada, cosa que nuestro
14     12|     queriendo alborotar a nadie a hora tan intempestiva, y con
15     15|         su señor; pero pasada una hora y media ya no pudo contener
16     17|        por no hacer más amarga la hora de la separación, de suyo
17     17|       había de intentarlo en esta hora suprema, en que la terrible
18     17|          soledad os cercará en la hora de la muerte, y los sueños
19     18| distintamente de unas a otras. La hora de la oración, que sorprende
20     18|         separarse de su ama en la hora de la amargura, porque habiéndose
21     18|       dijo a Mendo -. ¡También la hora de la desgracia ha llegado
22     21|       vida. -Arránquemela en buen hora -repuso Lara desconcertado
23     21|           el perdón de Dios en la hora del juicio. -Don Juan -respondió
24     22|  caballero; pero entonces, que la hora de la prueba había llegado
25     23|         cuerpo, ni he dormido una hora de seguido. Y doña Beatriz, ¡
26     23|    cabalgó que en poco más de una hora estaba en Ponferrada. La
27     24|    Guárdense los dichosos en buen hora, que a mí me guarda mi estrella.
28     25|        por todas partes. A cierta hora, sin embargo, cesó todo
29     26|          defensa, creyeron que la hora del Temple había llegado,
30     26|        tan cerca tienes tu última hora? ¿Cuál es tu nombre? -Cosme
31     27|          aquel sitio. -Más de una hora estuve escuchando -repuso
32     29|         ladrón se convirtió en la hora postrimera y que la fe es
33     30|           respeto cuando llega la hora de la desgracia para sus
34     30|      señalado. Llegó, por fin, la hora de que los templarios reunidos
35     30|          que sea la desgracia, la hora en que llega siempre es
36     33|      suelo dormir alguna que otra hora de la noche. Espero en Dios
37     37|        desesperación para aquella hora suprema. Aun ahora que un
38     37|             No, no, no es esta mi hora, porque moriría impenitente
39     38|         ferviente pasó más de una hora; besó, por último, la losa,
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