Cap.

 1      1|       a borrar la obesidad. El aire de presunción con que manejaba
 2      4|      pájaros alegremente, y el aire fresco de la mañana venía
 3      6|        nudo en la garganta. El aire del campo y su natural valor
 4      8|         observó con cuidado el aire y facciones de aquel hombre
 5      9| aquella súbita mudanza que del aire de seguridad de la muchacha. -
 6      9|         y dijo a su marido con aire muy desalentado: -¿Sabes
 7      9|        a su hermana con cierto aire de vanidad: - ¡Es mucho
 8     13|       espíritu me lleva por el aire, ¡pero los latidos de tu
 9     13|        extremo de la celda con aire abatido y meneando la cabeza.
10     17|     como la de los pájaros del aire; pero tú no sabes los recelos
11     18| abandonados por los genios del aire en medio de su rápida carrera.
12     18|       necesidad de respirar el aire libre, necesidad que, por
13     18| aquellas diáfanas aguas con el aire abatido y desmayado que
14     20|       volador. Acostumbrado al aire puro de sus nativas praderas
15     20|      el alba las estrellas, el aire de la prisión se le hacía
16     21|     ventana para que respirase aire más puro, y procuró dar
17     22|       y luego, alzándolo en el aire los dos caballeros, le dirigió
18     22|        infinitas antorchas; el aire estaba embalsamado con delicado
19     25|   revestir aquel paisaje de un aire particular de grandeza y
20     25|       caprichosas, llenando el aire con los fantásticos festones
21     26|       ensordecía y atronaba el aire. Los templarios, por su
22     28|     anterior asalto poblaba el aire de flechas; pero al mismo
23     29|   aquella lastimada señora. El aire puro y oloroso de la primavera
24     30| murallas todavía respiraban el aire de su grandeza, pero al
25     31|       acechando las garzas del aire, como una ninfa cazadora?
26     31|    Carucedo, porque allí es el aire más templado y el país más
27     33|       tórtolas que poblaban el aire de cantares y arrullos;
28     35|        que pronunció fueron: -¡Aire!, ¡aire!, ¡yo me ahogo!
29     35|    pronunció fueron: -¡Aire!, ¡aire!, ¡yo me ahogo! El religioso
30     35|       poco algún sosiego, y el aire templado y apacible que
31     35|         respondió el viejo con aire de taco -, sin duda aguardará
32     35|        la quinta a respirar el aire exterior. Estaba muy entrada
33     35|        se movía ni un soplo de aire, los acentos de un ruiseñor
34     35|       ruiseñor, cantó sobre un aire del país el estribillo de
35     37|    ventanas, y dejad entrar el aire de la noche, para que se
36     38|       sus cálices, llenaban el aire de perfumes. Desde la cama
37     38|    rayos del sol, inundaban el aire de aromas que llegaban hasta
38   Conc|       y dista poquísimo por el aire, pero son tales los derrumbaderos
39   Conc|      austero y taciturno, y su aire a veces parecía como de
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