Cap.

 1      3|  aquella suerte en sus secretos pensamientos; así es que le dijo con
 2      7|        inseparable de todos los pensamientos, a la manera que una madre
 3     10| pintaban como en un fiel espejo pensamientos semejantes a las nubes tormentosas
 4     11|     Embebecida en estos tristes pensamientos no echó de ver que el sol
 5     14|        si bien no encubrían sus pensamientos ni conducta bajo el manto
 6     16|        en todos sus discursos y pensamientos. Su alma, apasionada y tierna,
 7     16|      que al parecer tomaban los pensamientos de aquella madre tan cariñosa
 8     16|  despedirse de la señora de sus pensamientos, doña Blanca parecía sumida
 9     16|        el día del consuelo. Sus pensamientos, naturalmente, volaban a
10     18|      que sin cesar elevaban sus pensamientos en alas de la religión hacia
11     18|     todo iba a parar a vos. Mis pensamientos se purificaban con vuestra
12     20|         en tierra con los vanos pensamientos y esperanzas de don Álvaro.
13     21|         Combatido de semejantes pensamientos, llegó a Tordehumos, donde
14     24|    lugares se mudase también de pensamientos!, pero entonces el hombre
15     24|         ni respetos, cuando sus pensamientos pertenecían a otro mundo
16     25|       que nunca de sus extraños pensamientos de gloria y de conquista.
17     26|       salido con tan diferentes pensamientos. Allí escogió una posición
18     28|         que tanto favorecía los pensamientos y propósitos del de Lemus,
19     29|     disipado en el cielo de sus pensamientos los postreros y tornasolados
20     29|          del mismo modo que los pensamientos de doña Beatriz, bien que
21     29|        A vueltas de sus propios pensamientos, había pasajes y versículos
22     30|         eso no me ultrajan. Mis pensamientos me han servido como las
23     31|     solemnidad religiosa de sus pensamientos y a la tranquilidad que
24     31|      bien podía decirse que sus pensamientos y recuerdos lo poblaban
25     31|        parecía engolfada en sus pensamientos. Para un corazón poseído
26     33|      velo opaco. Antes eran sus pensamientos un cristal rutilante que
27     33|   estaba entregada a semejantes pensamientos en el mirador de la quinta
28     33|        vejez para desechar esos pensamientos que son una reconvención
29     33|    suelo toda la fábrica de sus pensamientos con semejante desenlace.
30     36|         cartera escribía yo mis pensamientos y aun mis desvaríos; para
31     37|         abismada en sus propios pensamientos. De cuando en cuando, alzaba
32     37|    donde iban a parar todos sus pensamientos. Por lo mismo, la escena
33     37|         pecho... ¡Cielos!, ¡qué pensamientos eran los míos hace un momento,
34     38|      esto giraban sus desolados pensamientos mientras sentado a los pies
35     38|         Vana soberbia la de los pensamientos humanos! El hombre se figura
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