Cap.

 1      2|       porque creía, y con harta razón, que el conocimiento recíproco
 2      2|        y dicha doméstica que la razón de estado y los cálculos
 3      2|      fondo no estaba desnudo de razón ni de cordura, se había
 4      2|       acaso la vuestra. -Tenéis razón -contestó ella haciendo
 5     10|      alrededor. -Sí, sí, tenéis razón -contestó Saldaña, y asiéndose
 6     11|   pienso que puedo perderos, mi razón se extravía y el dolor llega
 7     11|  libradme de mí misma porque mi razón está rodeada de tinieblas
 8     12|   atrevido plan. Suponiendo con razón que Cornatel fuese el punto
 9     16|  frecuentes y lúcidos en que su razón se despejaba; pero entonces
10     16|         cuerpo! -Sí, sí, tenéis razón exclamó ella apartándola -;
11     18|         que perturbaron vuestra razón con maquinaciones infernales;
12     18|          repuso doña Beatriz -; razón tiene para enojarse y aun
13     19|       con un profundo suspiro: -Razón teníais, doña Beatriz, en
14     19|         escena. -Sí, sí, tenéis razón. Adiós para siempre porque
15     21|        Álvaro. Parecíale, y con razón, extraño el empeño de don
16     23|     será! -En verdad que tienes razón -contestó él en el mismo
17     24|     tenían dispuesta, dando por razón el apego que con la costumbre
18     24|        en lo cual tenían alguna razón, porque siempre fueron prendas
19     26|  después de acometernos tan sin razón? -Nos sacrificaréis a vuestro
20     27|        reclamaciones, temió con razón que la corte accediese a
21     28|  arrojando el escudo, le dijo: -Razón tenéis; ahora estamos iguales.
22     29| resistir su vista sin turbarme! Razón tenía doña Beatriz para
23     29|      una virtud divina. -Tenéis razón, padre mío -repuso ella
24     31|      que todo podía temerse con razón. Añádase a esto que su enfermedad
25     31|        que al menor soplo de la razón se despojaban de sus fantásticos
26     32|         remate a un suceso, con razón calificado por un historiador
27     34|        un tribunal, y que ni la razón ni la religión aconsejan
28     34|       su conciencia, y por esta razón, sin duda, miraba el infante
29     34|       mano de la política, y la razón de estado sin escrúpulo,
30     37|         que parecía enajenar su razón. Al cabo de ellos, cerca
31     37|     cuerpo fatigado, pero no la razón, extraviada con las visiones
32     38|         nubes que oscurecían su razón para hacer más dolorosos
33     38|      augusta ceremonia. -Tenéis razón -contestó ella -, pero he
34     38|        parte de las Médulas. Su razón había sufrido un fiero golpe,
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License