Cap.

 1      1|         mal intencionados, a Dios gracias; que, al cabo, los que andan
 2      1|           no sabía cómo darle las gracias, porque se me puso un nudo
 3      4|           goces secretos y vivos! Gracias a la velocidad de Almanzor,
 4      6|     aquella criatura tan llena de gracias y de bondad, el día de su
 5      6|        tuvo tiempo para darle las gracias, porque Mendo y Martina
 6      7|     vuestra salud?~ ~ -No, a Dios gracias -respondió ella casi con
 7      7|         donde todos iban a rendir gracias a Dios por el bien que su
 8      7|     cortaría vuestras ligaduras. -Gracias, don Álvaro -respondió ella
 9      9|        señora. Así, pues, dio las gracias a la prelada, y mientras
10     13|          manos al cielo, y dijo: -Gracias te sean dadas a ti, Señor,
11     15|            respondió el herido -, gracias a vuestros obsequios y atenciones
12     15| atenciones que casi me harían dar gracias al cielo de mi prisión. -
13     15|    bolsillo lleno de oro. -Muchas gracias, noble señor -respondió
14     16|          había ido desvaneciendo, gracias a la perseverancia, artificio
15     18|        formado, dechado de tantas gracias y cifra de tantas perfecciones,
16     20|      punto. Don Álvaro le dio las gracias repitiendo, no obstante,
17     23|         su amante era del Temple, gracias a la superstición común,
18     24|         inagotable, realzaban las gracias de su cuerpo, y por último,
19     27|         al intrépido Andrade que, gracias a su serenidad y a los hábitos
20     28|            Millán entonces, dando gracias al cielo por el descubrimiento
21     31|       cada paso derramaban nuevas gracias sobre aquel cuadro. Cuando,
22     33|        manos juntas como si diese gracias al Todopoderoso. Su padre
23     33|    comprender, exclamó entonces: -Gracias mil sean dadas a Dios, porque
24     34|       después de haberle dado las gracias en unos términos que el
25     35|           adormecía su hija, pero gracias a ella sus fuerzas se restauraban
26     35|        don Álvaro! ¡Oh, Dios mío, gracias mil, de que no me abandone
27     36|       sosegada, y puedo hablaros. Gracias a Dios, estamos solos; oídme,
28     37|          gravemente; antes le doy gracias, porque así ahorrará a mi
29     38|        muerte me abandona. ¡Ah!, ¡gracias!, ¡gracias!... Padre mío -
30     38|       abandona. ¡Ah!, ¡gracias!, ¡gracias!... Padre mío -añadió dirigiéndose
31     38|         Mendo, a todos os doy las gracias por el amor que me habéis
32   Conc|          a la Virgen en acción de gracias, por haberla sacado de las
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